Consejos de una nutricionista para disfrutar la comida rápida sin culpa y saber qué pedir

La nutricionista de Carolina del Sur detalló qué hamburguesas, nuggets o sándwiches son más convenientes y qué cambios hacer en guarniciones y bebidas para que un combo sea parte de una dieta saludable.

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Mujeres comiendo sándwich en la playa.
Foto: Freepik.

Redacción El País
Aunque muchas veces se asocia a la comida rápida con los malos hábitos y consecuencias negativas para la salud, no todo es blanco o negro.

Así lo explicó la nutricionista estadounidense Lauren Manaker, especialista con una Maestría en Ciencias en Nutrición, quien aseguró que estos alimentos no tienen por qué ser un obstáculo para mantener una dieta equilibrada, siempre y cuando se consuman con moderación y se hagan elecciones inteligentes.

En una entrevista con Fox News, Manaker subrayó que la clave no está en prohibirse los clásicos del menú, sino en aprender a combinarlos de una forma mejor.

“No es necesario pasar hambre cuando vas a un restaurante de comida rápida ni sentir culpa por disfrutarlo de vez en cuando. Lo importante es que sea un gusto ocasional y que el resto de la alimentación priorice frutas, verduras, granos integrales y proteínas magras”, señaló la profesional.

Comida, sándwich
Mujer come sándwich.
Foto: Freepik.

Opciones más saludables en el menú

La nutricionista puso como ejemplo los locales de cadenas de comida rápida más reconocidos mundialmente. En ellos, más allá de la clásica imagen de “comida chatarra” a la que están asociados, suele haber algunas opciones con nutrientes valiosos que pueden formar parte de un plan de alimentación balanceado. Entre las mismas, mencionó:

• Sándwich de huevo: contiene proteína de calidad y vitaminas del grupo B (B5, B6 y B12), además de yodo.

• Nuggets de pollo: también pueden ser una fuente de proteína, aunque la recomendación es comerlos sin salsas para evitar las calorías vacías.

• Hamburguesa con queso: aportan proteínas y hierro de la carne de res y calcio del queso.

• Hamburguesa de pollo: también provee proteínas, aunque conviene combinarla con guarniciones ligeras.

• Sándwich de filete de pescado: ofrece proteína y ácidos grasos omega-3, pero al estar frito, es preferible consumirlo con menor frecuencia y sin queso para reducir las calorías.

Además, la nutricionista recomendó cambiar las papas fritas por rodajas de manzana y optar por agua o té sin azúcar en lugar de refrescos. De esa manera, explicó, el combo resulta mucho más equilibrado y menos calórico.

La moderación es la clave.

Manaker fue muy clara en que no se trata de restringir por completo este tipo de comidas, sino de no convertirlas en un hábito diario. “La comida rápida solamente se vuelve problemática cuando se consume con frecuencia”, afirmó la.

En la misma línea, la doctora en nutrición Rachel Paul coincidió en que la llamada “comida chatarra” puede formar parte de una dieta saludable si se ingiere con moderación. Entre los beneficios mencionó el control del peso y la prevención de enfermedades como la diabetes, siempre que se respeten las señales del cuerpo y se cuide el tamaño de las porciones.

Miradas críticas.

No todos los expertos comparten esta postura. La Clínica Mayo, una de las instituciones médicas más reconocidas de Estados Unidos, sostiene que lo ideal para mejorar la salud es reducir al mínimo los alimentos ultraprocesados y priorizar ingredientes naturales.

También recomienda evitar productos con conservantes, prestar atención al contenido de azúcar, grasas y sodio, y elegir opciones más frescas siempre que sea posible.

En base a La Nación/GDA

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