Bajar de peso no es solo cuestión de voluntad: experta explica las "trampas" del cuerpo y brinda consejos

Culpar a las personas por su peso solo perpetúa el estigma y la baja autoestima, lo que a su vez puede dificultar aún más cualquier cambio real y sostenible en el estilo de vida.

Balanza
Persona en una balanza.
Foto: Freepik.

Redacción El País
La conversación en torno al sobrepeso y la pérdida de peso suele estar plagada de juicios personales. Se le atribuye al "autocontrol" o la "disciplina" el éxito o fracaso en estos procesos, cuando en realidad, la evidencia científica muestra que esta visión simplista es errónea. Rachel Woods, profesora de Fisiología en la Universidad de Lincoln, advierte que el peso corporal está lejos de depender únicamente de decisiones individuales.

Genética, biología, entorno social, nivel socioeconómico, acceso a alimentos y condiciones laborales son apenas algunos de los factores que moldean el cuerpo de una persona. Desde su experiencia, Woods identifica cinco puntos esenciales que deberían formar parte del discurso público sobre la pérdida de peso para combatir el estigma y comprender lo que realmente ocurre en el organismo.

  1. El cuerpo se resiste biológicamente a perder peso. Incluso cuando alguien logra bajar de peso, es muy probable que lo recupere con el tiempo. Esta tendencia responde a un mecanismo natural de supervivencia: cuando el cuerpo detecta una reducción calórica, activa una respuesta conocida como adaptación metabólica, en la que el metabolismo se enlentece y aumentan las hormonas que estimulan el apetito, como la grelina.
  2. No es una cuestión de fuerza de voluntad. Factores genéticos pueden influir en el apetito, en cuánto tarda una persona en sentirse llena o en la velocidad con la que quema calorías. Además, hay que considerar las barreras estructurales: no todo el mundo puede acceder a comida saludable, encontrar tiempo para ejercitarse o descansar adecuadamente.
  3. Las calorías no cuentan toda la historia. La cantidad de energía que se absorbe de un alimento depende de factores como la preparación, la digestión individual y la microbiota intestinal. Además, dos alimentos con las mismas calorías pueden generar respuestas completamente distintas en el cuerpo. Woods recomienda un enfoque más realista: priorizar alimentos naturales, minimizar el consumo de ultraprocesados y realizar ajustes sostenibles.
  4. Hacer ejercicio no garantiza perder peso, pero sigue siendo esencial. Aunque el ejercicio tiene enormes beneficios, no es una herramienta mágica para bajar de peso. El cuerpo humano compensa el esfuerzo físico de formas inesperadas: reduciendo la actividad en otras partes del día o aumentando el apetito. Aun así, Woods aclara que mantenerse activo mejora la salud cardiovascular, protege los huesos, fortalece los músculos y contribuye al bienestar emocional. Así que, aunque la balanza no se mueva, el ejercicio sigue siendo una pieza clave para una vida saludable.
  5. La salud no depende exclusivamente del peso. Es posible mejorar marcadores importantes de salud —como la presión arterial, la glucosa o el colesterol— sin perder kilos de forma significativa. Por eso, Woods invita a replantear los objetivos: en lugar de obsesionarse con la báscula, conviene enfocarse en el comportamiento.
Bajar de peso
Bajar de peso.
Foto: Pixabay.

Dormir bien, reducir el estrés, alimentarse con balance y mantenerse activo son cambios con impacto real, aunque no siempre visibles a corto plazo. “El peso es solo una parte del rompecabezas. La salud va mucho más allá de un número”, concluye la especialista.

Abordar el sobrepeso y la obesidad desde la culpa o la simplificación no solo es ineficaz, sino que puede ser dañino. Woods propone un enfoque más compasivo y fundamentado en la ciencia: reconocer la complejidad del cuerpo humano y promover hábitos saludables sin centrarse únicamente en la pérdida de peso.

En base a información de OGlobo/GDA

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