Beber mucha agua en las comidas podría indicar deshidratación y afectar la digestión, advierte experta

La nutricionista Júlia Farré señala que tomar más de un vaso de agua al comer no es dañino en sí, pero refleja una ingesta insuficiente durante el día y puede alterar el equilibrio de los jugos gástricos.

Agua. Foto: Pixabay

Redacción El País
Beber agua durante las comidas es un hábito común, pero según la nutricionista española Júlia Farré, hacerlo en exceso puede ser una señal de que el cuerpo llega deshidratado a ese momento del día.

En un video publicado en su cuenta de TikTok, la especialista explicó que cuando se necesita más de un vaso de agua para acompañar la comida, probablemente la ingesta de líquidos en el resto de la jornada fue insuficiente.

Aunque este comportamiento no representa un daño directo, sí revela un desequilibrio en los hábitos de hidratación. Como señaló El Confidencial, lo ideal es consumir agua de manera constante a lo largo de la mañana y la tarde para evitar llegar a la mesa con una sensación excesiva de sed. De esta forma, la digestión también resulta más ligera y eficiente.

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No hay mucho misterio: la mejor bebida para desintoxicar el cuerpo es agua.
Foto: Pxhere.

Farré advierte que un consumo desajustado de agua durante las comidas puede alterar el equilibrio de los jugos gástricos, dificultando el proceso digestivo. Por eso, recomienda repartir la hidratación en pequeños sorbos durante el día, de manera que en la comida o la cena un vaso de agua sea suficiente.

Este hábito tiende a ser más frecuente en épocas de calor intenso, cuando el cuerpo necesita reponer más líquidos. La nutricionista recuerda que reforzar la hidratación en verano o durante olas de calor es esencial para prevenir síntomas de deshidratación como fatiga, dolor de cabeza o digestiones pesadas.

La importancia de mantener una hidratación adecuada ha sido destacada también por investigadoras de la Universidad Miguel Hernández de Elche, en España, quienes subrayan que el agua es un nutriente vital pero poco estudiado. La ingesta insuficiente está relacionada con un mayor riesgo de cálculos renales, problemas cardiovasculares, alteraciones metabólicas y bajo rendimiento físico y cognitivo.

El organismo cuenta con mecanismos de autorregulación, como la reducción de líquidos en la orina o el estímulo de la sed, que ayudan a mantener el equilibrio hídrico. En general, es poco probable que una persona llegue a consumir tanta agua como para que resulte perjudicial, ya que los riñones eliminan el exceso de manera natural.

La clave no está en dejar de beber agua en las comidas, sino en distribuir la hidratación a lo largo del día. Con este sencillo ajuste, se mejora la digestión y se protege la salud en general.

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