Redacción El Pais
Para muchas personas, ver mechones en el peine o la ducha se convierte en una preocupación diaria. No se trata solo de un tema estético: la pérdida de cabello también golpea la autoestima y puede impactar en la salud mental.
Un reciente estudio, publicado en la revista Nutrición y Salud, analizó los hábitos de más de 61 mil participantes en 17 investigaciones y encontró una relación clara entre el consumo habitual de refrescos azucarados y bebidas alcohólicas con un aumento de la caída del cabello. Reducir estas ingestas, señalan los autores, contribuye a preservar la densidad capilar y mejorar el bienestar del cuero cabelludo.
Cómo influyen las bebidas en el cuero cabelludo
Los refrescos y jugos industrializados, por su alto contenido de azúcares simples, estimulan una mayor producción de sebo en el cuero cabelludo. Este exceso favorece la proliferación microbiana, genera irritación e inflamación, y en consecuencia debilita la raíz del pelo.
En el caso del alcohol, además de su impacto general en el organismo, los investigadores destacan que genera estados de deshidratación que afectan la irrigación de los folículos y disminuyen la resistencia de la fibra capilar, favoreciendo su caída.
Nutrientes que protegen contra la caída
El mismo trabajo advierte que una dieta rica en proteínas, soja y verduras crucíferas (como el brócoli o la coliflor) se asocia con menor pérdida de cabello y mayor vitalidad del cuero cabelludo. Asimismo, la suplementación con hierro y vitamina D mostró efectos positivos en la prevención de la caída capilar.
Los especialistas remarcan que mantener una alimentación variada y balanceada es clave para asegurar los micronutrientes necesarios en el ciclo de crecimiento del pelo. Para quienes ya presentan cuadros de alopecia o pérdida crónica, los suplementos diseñados para la salud capilar pueden funcionar como apoyo nutricional, siempre bajo control médico.
Más allá de lo estético: un tema de salud integral
La evidencia disponible refuerza la importancia de diseñar estrategias de salud pública y personales para limitar el consumo de refrescos y alcohol. Adoptar hábitos alimenticios más saludables, reducir la exposición a factores de riesgo y realizar chequeos médicos periódicos son medidas que ayudan a cuidar no solo la estética, sino también el bienestar psicológico.
La caída del cabello, recuerdan los expertos, no es un asunto menor: su impacto en la identidad y en la autopercepción puede ser profundo. Cuidar la salud capilar significa también apostar por la calidad de vida y el equilibrio emocional.
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