De lunes a viernes trabaja en una empresa financiera, pero los fines de semana vuela. No es una metáfora: Sebastián López tiene 34 años, es paracaidista y el primer uruguayo en ganar una medalla de oro en este deporte. Este año no solo regresó de Brasil con el puesto Nº1 en el ranking general del Campeonato de Pilotaje de Velámenes, sino que también formó parte de los 104 paracaidistas que batieron el Récord Sudamericano de Formación en Caída Libre.
Ha realizado 1.400 saltos y planea seguir compitiendo. Además, es instructor en Skydive Factory, una escuela de paracaidismo con sede en Carrasco. Conversó con El País sobre su experiencia, de la pasión que siente por este deporte y de los desafíos de practicarlo en Uruguay.
— ¿Cómo empezó tu historia con el paracaidismo?
— Nací dentro de este deporte. En realidad, empecé hace 15 años —cuando tenía 19—, pero mi padre y mi tío eran paracaidistas desde antes de que yo naciera. Veía cómo disfrutaban y siempre estuve seguro de que también quería hacerlo. En Uruguay se puede ser paracaidista desde los 16 años; yo tuve que esperar un poco más porque mi mamá no me dejaba siendo menor de edad. Así que, apenas pude, completé el curso con mi tío, que es instructor.
— ¿Qué es lo que más te gusta de este deporte?
— Los aterrizajes de alta performance, que son, justamente, a lo que me he dedicado en los últimos años y en lo que he competido. Se usan paracaídas chicos, que vuelan lejos y rápido, y el objetivo es generar la máxima velocidad vertical posible, mediante un giro pilotado, para luego recorrer la máxima distancia posible de forma horizontal. Y se evalúa distancia, precisión y velocidad.
— ¿Te acordás qué sentiste la primera vez que volaste en paracaídas?
— Sí… Era una sensación bien de inconsciencia, de saber que estaba todo bien, que no pasaba nada, y al mismo tiempo no entender qué estaba haciendo ahí. Uno se encuentra con algo que no es normal para el ser humano… Y es difícil describir lo que se siente en el cuerpo; realmente hay que vivirlo para sentirlo.
— ¿Qué capacidades físicas hay que entrenar para ser paracaidista?
— En realidad, no es un deporte que uno diga, por ejemplo, ‘te mata los brazos’, pero sí cansa porque en un día hacemos varios saltos y hay que lidiar con el nerviosismo y la adrenalina, plegar el paracaídas y dejarlo listo para el siguiente salto, etcétera. Entonces, no es necesario contar con ninguna capacidad específica. Es cierto que, si uno está bien físicamente, estará menos cansado, podrá hacer más saltos y, por lo tanto, aprenderá más. Y eso se vuelve aún más importante si uno quiere competir. Hago ejercicio físico cinco veces por semana; una especie de entrenamiento funcional que combina musculación, CrossFit y otras disciplinas, pero no es que uno tenga que hacer eso específicamente.
— ¿Qué rol juega la mente?
— Para empezar, hay una parte de seguridad que es básica y fundamental, y uno tiene que ser responsable y respetar esas medidas por uno mismo y por los demás. Después, cuando uno compite, se requiere la misma mentalidad que para cualquier otro deporte de competición: estar enfocado, tranquilo, en modo competitivo.
— ¿Cuáles son los desafíos de hacer paracaidismo en Uruguay?
— Como todo deporte amateur, es difícil. En otros países se salta todos los días, pero acá solemos hacerlo los fines de semana porque tenemos otros trabajos y los días que tenemos disponibles para esta práctica son los sábados y domingos. Tampoco es un deporte muy conocido, entonces la gente que salta es poca —hay alrededor de 40 paracaidistas activos— y a veces ni siquiera llegamos al cupo mínimo. Necesitamos al menos cuatro personas para que salga un vuelo y podamos hacer un salto. Además, como se avanza lento, si uno quiere seguir aprendiendo y competir, tiene que viajar a otros países a capacitarse… Brasil y Argentina son los destinos principales; allá hay muy buen nivel. En la última competencia que fui había gente que literalmente vive de esto. Muchos hacen un promedio de mil saltos por año, y sin embargo yo hago un promedio de 150.
— ¿Cómo fue tu experiencia compitiendo?
— Competí dos veces en el Campeonato de Pilotaje de Velámenes, en Brasil. El año pasado lo hice en la categoría Inter y éramos ocho: había gente de Argentina, Brasil y Chile. Esa vez gané en distancia y quedé en tercer lugar en el ranking general. Y este año me anoté en la categoría Pro, que es la máxima posible, y éramos un chileno, un brasileño y yo. Gané en velocidad, quedé segundo en precisión, tercero en distancia, y gané en el ranking general.
— ¿Te lo esperabas?
— La verdad, no. No esperaba ganar ninguno de los dos años; ni siquiera traerme una medalla. Los aterrizajes de alta performance se hacen sobre una especie de tajamar, por seguridad y además porque es parte de la disciplina, y en Uruguay no tenemos eso para practicar. El año pasado fui una semana antes del campeonato para entrenar eso allá, y este año pude ir solo tres días antes, así que practiqué muy poquito. Pero me fue increíble, por suerte.
— ¿Pensás volver a competir?
— Sí. Quiero que sea algo fijo, todos los años. Incluso me gustaría competir en otros países, pero eso conlleva viajes, gastos y tiempo, y trabajando ocho horas es muy difícil. En otros países hay paracaidistas que son patrocinados por marcas de ropa o de artículos de paracaidismo, pero acá eso no existe.
De todas formas, se van logrando cosas. En junio de este año se batió un nuevo Récord Sudamericano de Formación en Caída Libre en Carolina del Norte, Estados Unidos, y hubo cuatro uruguayos que formamos parte: Florencia Donzelli, Facundo Peradotto, Daniel Rivas y yo. Fueron cinco días de saltos y había gente de Brasil, Argentina, Ecuador, Chile y Paraguay. Hicimos cinco saltos para lograrlo; comenzamos con 120 personas y se fue recortando hasta que quedamos 104 en una sola figura en el aire. El récord anterior era de 103. Fue una muy buena experiencia.
— ¿Qué le dirías a alguien que quiere aprender a saltar y no se anima?
— Siempre digo que es algo que uno tiene que hacer al menos una vez en la vida. Amo este deporte, es mi vida, entonces lo recomiendo totalmente. Sé que no hay mucha información, sobre todo en Uruguay, pero lo cierto es que es una actividad súper segura, divertida y con mucha adrenalina. Y si uno quiere competir, se hace difícil, sí, pero hay que meterle y se logra. Eso quedó a la vista.
Cómo ser paracaidista en Uruguay
El primer paso para ser paracaidista es obtener el permiso de alumno. Éste requiere ser mayor de 16 años y contar con el Certificado de Aptitud Psicofísica Clase II para Alumno Paracaidista, que demuestra la aptitud para desempeñar su actividad aeronáutica según el Reglamento Aeronáutico Uruguayo RAU 67. Análisis de sangre y orina, radiografía de tórax y electroencefalograma completo con privación de sueño de 24 horas son algunos de los estudios solicitados para conseguir el certificado.
Una vez obtenido el permiso, el siguiente paso es contactar una escuela certificada y completar el curso de 30 saltos progresivos. López, de Skydive Factory, explicó que “se comienza sin caída libre, con una apertura automática del paracaídas, y a medida que uno avanza se empieza a aumentar la altura del salto para hacer caída libre”. Luego, hay que presentarse a un examen teórico y práctico para finalmente obtener la licencia otorgada por la Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica (Dinacia).