Corrió durante 24 horas, sin parar, para juntar ropa y calzado deportivo para jóvenes y adultos en situación de vulnerabilidad. Corrió de Montevideo hasta La Paloma para recaudar fondos y poder comprar una heladera para Centro Horizonte, una organización que acompaña a personas con parálisis cerebral. Corrió y sigue corriendo; un poco por él, porque el deporte lo impulsó a superar adicciones y salir adelante, y un poco por los demás, porque entiende que “hay mucho por hacer, muchas personas a las que podemos ayudar”.
Santiago Stirling tiene 37 años, es coach personal, practicante de programación neurolingüística (PNL), entrenador personal, autor y ultramaratonista solidario, entre otras cosas. Actualmente, organiza el desafío ‘Corriendo por la salud mental 2025’ que tendrá lugar en octubre y lo llevará a correr 19 maratones en los 19 departamentos durante 19 días consecutivos. ¿El objetivo? Recolectar alimentos no perecederos y ropa y calzado deportivo para organizaciones de todo el país y generar conciencia acerca de la importancia del deporte y la salud mental.
— ¿Qué fue primero: el coaching o el deporte?
— Se dieron casi juntos. Desde la adolescencia hasta los 27 años salté de una adicción a otra: cigarro, alcohol, drogas… Y el juego, que fue la última que tuve y de la que más me costó salir. Fue a través de un ejercicio de programación neurolingüística que pude reprogramar mi mente y lograr un cambio, y entonces conecté con el gimnasio y el deporte, que fue lo que me ayudó a terminar de dar ese giro de 180 grados. El ejercicio se convirtió en un pilar fundamental de mi vida y hasta hoy lo sigue siendo. Luego, me propuse estudiar para ser entrenador personal, coaching y PNL, entre otras cosas, para ayudar a otros en sus procesos personales.
— ¿Qué te llevó a querer dar ese apoyo a los demás?
— Me di cuenta de que hay muchos mitos alrededor de superar una adicción o una situación difícil, como la creencia de que sufrir es necesario o que hay que esperar determinado tiempo y que no se puede estar bien enseguida, cuando, en realidad, la clave está en la mente de cada uno. Escribí mi primer libro —‘El método Stirling: cómo hacer los cambios que necesitas para vivir la vida que quieres’— para compartir los ejercicios que me sirvieron porque, de hecho, yo mismo descubrí el PNL a partir de un libro luego de haber tocado fondo varias veces.
— ¿Cómo llegaste a ser ultramaratonista solidario?
— Empecé a correr en 2023. Primero hice 10 kilómetros, me sentí bien; a la semana hice 15 y también me sentí bien. Un día se me ocurrió salir a correr 50 kilómetros y lo hice sin problema. Después corrí 80, luego 100 —que fui a Canelones y volví—, y así fui avanzando. Pero soy ultramaratonista amateur, porque no me dedico a las carreras de forma profesional.
La parte solidaria comenzó más fuertemente el año pasado, gracias al apoyo de la comunidad en redes sociales. La distancia más larga que completé fueron 140 kilómetros en un desafío en el que me propuse correr durante 24 horas con el fin de recolectar ropa y calzado deportivo para donar al Centro Juvenil y Deportivo Quebracho de Canelones y a Fazenda de la Esperanza, un centro que trabaja con personas en recuperación de adicciones. Fue en febrero de este año e iba y venía de la Plaza Trouville de Montevideo al Arroyo Carrasco hasta terminar el día. Esa vez conseguimos más de 200 remeras, más de 30 pares de championes en buen estado, shorts, calzas… Fue impresionante la cantidad de gente que se acercó.
— ¿Cómo hacés para no rendirte en ese tipo de desafíos tan exigentes?
— Hay momentos en los que me canso, por supuesto, pero si tengo el objetivo en mente, no está la posibilidad de abandonar. Además, siempre hay un equipo de apoyo; fueron 24 horas sin dormir, pero tenía el auto estacionado en Plaza Trouville con agua y comida y había una mesa armada donde recibían las donaciones de la gente. También había personas que se acercaban y corrían conmigo.
Lo mismo pasó el año pasado, en octubre, que es el mes de la salud mental. Corrí desde Montevideo hasta Artigas durante 14 días consecutivos y mucha gente se sumó para acompañarme; grupos de corredores, personas en bicicleta… Llevamos el mensaje de la importancia de la salud mental y la actividad física, y juntamos alimentos para el merendero Santa Isabel de Tacuarembó y fondos para comprar equipos de gimnasia para Fazenda de la Esperanza.
— ¿Cómo es la propuesta este año?
— El desafío se llama ‘Corriendo por la salud mental 2025’ e incluirá 19 maratones —es decir, de 42 kilómetros— en los 19 departamentos del país durante 19 días seguidos. La idea es seguir concientizando acerca del valor de la salud mental y la actividad física, y además en cada lugar se hará una campaña solidaria de recolección de alimentos no perecederos y ropa y calzado deportivo para una fundación u obra social del departamento como merenderos, centros para personas en situación de discapacidad y centros de recuperación de adicciones.
Arrancará el 1° de octubre en Minas, Lavalleja, y todas las corridas serán en ciudades capitales. Se armará un circuito de entre ocho a diez kilómetros en el que daré vueltas hasta completar la maratón. La gente podrá correr o acompañar en bicicleta la distancia que quiera: 5, 10, 15… Y también podrán acercarse a alentar y ser partícipes del evento con sus donaciones. Es un trabajo en equipo que logramos gracias a empresas que se suman como sponsors a nivel nacional y departamental.
— ¿Por qué es importante para vos generar este tipo de iniciativas?
— Porque la actividad física es lo que más me ayudó y lo que me mantiene en mi camino. Sé que para muchas personas el entrenamiento es su terapia diaria; es un momento donde uno se conecta consigo mismo, es amor propio, es autocuidado. Ya sea correr, ir a pilates, hacer zumba o lo que cada uno elija: ese espacio para moverse es fundamental para sentirse mejor a nivel físico, mental y emocional. Y hay mucho por hacer, muchas personas a las que podemos ayudar, muchas organizaciones que pueden visibilizarse más a raíz de estos desafíos para que la gente se acerque a colaborar.
— Para terminar, ¿qué le dirías a una persona que tocó fondo y siente que no hay una salida?
— Le diría que busque ayuda. Uno está solo si decide estarlo; sino, siempre hay alguien que puede darnos una mano. Pedir ayuda es un acto de coraje. Creo que las personas saben lo que tienen que hacer para salir adelante —por ejemplo, un fumador sabe que debe dejar de fumar o alguien con sobrepeso sabe que debe comer más sano—, pero no siempre saben cómo. Entonces, ahí es cuando tienen que buscar ayuda profesional o simplemente encontrar alguien de confianza con quien hablar. Hablar sana. Hace que veamos las cosas de otra forma. Entender eso es fundamental. Y también es importante entender que es un día a la vez, es decir, un día a la vez uno hace lo que puede y da lo mejor de sí mismo. Cada día es diferente, así que vamos un día a la vez.
Correr sin parar para ayudar a los demás
El camino solidario de Stirling comenzó casi de casualidad. A principios de 2024 acercó a una persona en situación de calle a la Fundación Nuevos Caminos y se enteró de que el lavarropa que usaban estaba roto y que lavaban la ropa a mano. Les preguntó si podía hacerse cargo de comprar uno nuevo y pidió ayuda en redes sociales. “Tuve la idea de correr por la Rambla de Montevideo rumbo al Este y no parar hasta llegar a la meta, que eran $14.000”, contó. Gracias al apoyo de la comunidad, en una hora y media logró recaudar el dinero para comprar el electrodoméstico. Desde entonces, siguió creando campañas.