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Primer estudio sobre los hábitos de sueño en niños uruguayos: ¿duermen poco?

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Niño durmiendo

CRONOBIOLOGÍA

Está abierta la convocatoria para niños de entre 7 y 8 años para analizar con actimetría sus horas de descanso

Niños de 7 y 8 años pueden participar del primer estudio sobre hábitos de sueño en la infancia en el que se va a usar la actimetría. Esta consiste en el análisis objetivo y cuantificado de una actividad (en este caso, la duración del sueño, entre otros parámetros) que se realizará a través de un acelerómetro o actímetro que deberán llevar en su muñeca durante 10 días. Los resultados contestarán varias preguntas que intrigan a la experta en cronobiología Bettina Tassino: por ejemplo, si los niños uruguayos se duermen tarde como los adolescentes o si ciertos patrones de crianza estimulan a la nocturnidad extrema.

El estudio que llevarán a cabo investigadores de las facultades de Ciencia y Psicología de la Universidad de la República, con financiamiento de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación y que es parte de la maestría en ciencias cognitivas de Dimara Curbelo, necesita la participación de, al menos, 40 niños (mitad niños y mitad niñas, distintos grupos socioeconómicos y ubicación geográfica). Los adultos responsables deberán completar un cuestionario con información sociodemográfica y hábitos de sueño del niño y lo que se conoce como “diarios de sueño” con información sobre a qué hora se acuesta y a qué hora se levanta.

Además de esto, cada pequeño vestirá un actímetro que registrará la actividad y el reposo durante las 24 horas. “Lo hará por 10 días para tener una serie temporal más o menos larga para establecer un patrón. Serán cinco días hábiles y cuatro días libres”, apuntó Tassino.

El dispositivo ya fue utilizado en otras investigaciones de cronobiología en adolescentes, en el personal de la Base Científica Antártica Artigas y en bailarines del Sodre. “Esta es la primera vez que se usaría actimetría en niños en Uruguay”, contó la investigadora a El País.

Y añadió: “Lo que nos motivo a hacer este estudio es que ya hemos reportado que los adolescentes (a partir de los 15 años) en Uruguay son extremadamente nocturnos y queremos ver qué pasa en edades inferiores. ¿Los niños también son tardíos? ¿Esa nocturnidad extrema responda a hábitos culturales y a patrones de crianza y familiares?”

En este país, por ejemplo, la población acostumbra a cenar más tarde que en otros países, por lo que se atrasan todos los horarios, incluidos la hora de irse a la cama.

Cuánto dormir.

Un niño entre los 4 y 11 años debe dormir entre 9 y 12 horas, según recomiendan los expertos. Entre el año de vida y los 2 años no es recomendable que duerman menos de 9 horas. Se aconseja un descanso de entre 11 y 14 horas. Para los niños en edad preescolar (de 3 a 5 años), la sugerencia es entre 10 a 13 horas.

Este estudio sobre los hábitos de sueño, más la comparación con los resultados que se han recogido en pasadas encuestas de Nutrición, Desarrollo Infantil y Salud (Endis), permitirá saber si los pequeños duermen lo suficiente.

“Si un niño se acuesta a las 0 y se levanta a las 7 para entrar a las 8 a la escuela está durmiendo poco”, reconoció Tassino. Esto puede tener implicancias en su desempeño escolar.

El sueño, a menudo subestimado, es fundamental para regular muchos aspectos de la salud como la alimentación, el estrés, la ansiedad o la depresión. Contrario a lo que se cree, las noches de los días libres no alcanzan a compensar el déficit de sueño en los días de semana.

Por otra parte, el trabajo de Tassino, Curbelo y otros investigadores analizará el impacto de la luz azul en los niños. Se sabe que estos son mucho más sensibles a la luz que emiten los dispositivos electrónicos que los adultos pero ahora se tendrán medidas objetivas.

“Impacta en el sistema circadiano e inhibe la secreción de melatonina”, explicó la docente de la Facultad de Ciencias de la Udelar.

La melatonina es la hormona que regula el sueño y su producción empieza a aumentar cuando se inicia la disminución de la luz ambiental y alcanza un pico máximo entre las 2.00 y las 4.00 horas. El reloj circadiano funciona a través de la luz.

La no exposición a la luz azul hace que se concilie el sueño más temprano y se puedan dormir más horas para enfrentar el día siguiente.

Cómo participar.

La familia de niños de 7 y 8 años que quiera participar del estudio Hábitos de Sueño en la Infancia debe comunicarse al teléfono 092 512 288 o escribir al correo [email protected].

Diferencia entre búhos y alondras.

La producción de melatonina empieza a aumentar cuando se inicia la disminución de luz ambiental y alcanza un pico máximo entre las 2.00 y las 4.00 horas. En función de la hora a la que se produce el nivel máximo de melatonina se dividen los cronotipos humanos.

Para el cronotipo intermedio, el pico de melatonina se da sobre las 3.00 horas. El 50% de la población pertenece a este grupo. Para el cronotipo matutino o alondra, se adelanta a la medianoche. Corresponde a una persona que necesita ir temprano a dormir y las primeras horas de la mañana es su momento más activo. El cronotipo vespertino o búho tiene el pico de melatonina a las 6.00 horas. Es aquella persona que rinde mejor por la noche pero que durante la mañana duerme hasta tarde. Su horario de sueño es de las 3.00 a las 11.00 horas. Si bien la base es genética, esto se modifica a lo largo de la vida.

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