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En el Pereira Rossell practican una operación inédita a un recién nacido

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Operación Pereira Rossell

SALUD

En el Centro Hospitalario Pereira Rossell un bebé de apenas una semana de vida fue operado exitosamente por vía laparoscópica por una malformación en su aparato digestivo.

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El pasado 29 de marzo se realizó en el Centro Hospitalario Pereira Rossell la primera intervención de alta complejidad a un recién nacido a través de una vía de abordaje laparoscópico.

Se trató de un niño de una semana de vida, prematuro leve (36 semanas) y con bajo peso al nacer (menos de 2.500 gramos) que presentaba una atresia duodenal, que es una malformación en la parte inicial del tubo digestivo (duodeno) que impedía el pasaje del alimento del estómago al intestino. Además, presentaba otras alteraciones congénitas, entre ellas síndrome de Down.

“Lo que nosotros realizamos por vía laparoscópica fue una unión haciendo un puente en esa zona que estaba interrumpida. Luego se hace toda una sutura dentro del cuerpo. Eso de por sí le da complejidad”, explicó a El País el cirujano pediátrico Andrés Broggi, quien realizó el procedimiento junto a los doctores Gabriel Giannini y José Salsamendi.

Broggi aclaró que ya se habían realizado otras intervenciones laparoscópicas menos complejas en recién nacidos.

“Hace años que venimos operando, por ejemplo, una patología que se da en los niños de un mes, que es la estenosis hipertrófica del píloro y nos ha ido muy bien. Ya llevamos unas cuantas. También hemos hecho laparoscopías en menores de un mes por algún quiste de ovario”, detalló.

En el caso del recién nacido operado en marzo se realizaron tres incisiones pequeñas, una de cinco milímetros en el ombligo para introducir una cámara y otras dos de tres milímetros para introducir instrumentos.

“Trabajamos en un área muy pequeña, de tres por tres centímetros”, apuntó el especialista.

Los expertos coinciden al destacar que el procedimiento laparoscópico presenta muchas ventajas en relación con la cirugía convencional.

La primera de ellas es que al cambiar la vía de abordaje clásica de cinco centímetros por una incisión mínimamente invasiva se mejora muchísimo el tema del dolor a nivel intraoperatorio y, sobre todo, postoperatorio.

“Los requerimientos de analgésicos son menores. Cuando los pacientes están muy doloridos hay que suministrarles analgésicos mayores, como morfina y eso nos altera a nosotros la función digestiva, el poder retomar la función intestinal y una cantidad de otras cosas que complican el postoperatorio. En el caso de este niño se lo pudo mantener en un estado muy confortable. Se le suministró calmantes comunes los primeros dos días y después tuvo muy pocos requerimientos de analgesia. Eso es una diferencia importante”, destacó Broggi.

Por otro lado, la laparoscopía permite tener una visión mucho mejor y mayor de la zona donde se está interviniendo ya que la imagen que capta la cámara se proyecta sobre un monitor. Además, evita la pérdida de calor del neonato durante la cirugía, algo fundamental para estos niños.

Otra ventaja, que parece menor pero igual pesa, es estética. “El niño queda con una incisión en el ombligo de cinco milímetros que no se ve y con dos de tres milímetros que prácticamente después desaparecen”, apuntó.

Un elemento importante a destacar es que para practicar estos procedimientos en recién nacidos es necesario contar con “un material laparoscópico muy específico, costoso, frágil, de muy pequeño calibre y longitud”, según explicó Giannini.

La mayoría de los centros de salud no cuenta con este instrumental, pero el Pereira Rossell sí lo tiene y con la preparación progresiva de cirujanos para estas intervenciones.

“La laparoscopía se practica hace años, en adultos más que en niños. Pero en adultos se usa material de 10 o cinco milímetros y hasta ahí. Nosotros en los niños de 6 meses o 1 año en adelante usamos material de cinco milímetros también, pero para recién nacidos es muy grande, incluso las pinzas son mucho más largas que para el material de tres milímetros”, señaló Broggi.

Operación Pereira Rossell

Buenos resultados.

“Se hizo todo con un buen nivel de efectividad y anduvo todo excelente”, informó Broggi sobre el resultado de la intervención al recién nacido, quien fue dado de alta el pasado 24 de abril.

“A la semana de operado ya estaba recibiendo toda la comida por vía digestiva, o sea que la unión que hicimos nosotros anduvo perfecta. Desde el punto de vista quirúrgico ya estaba bárbaro”, contó el especialista.

El hecho de haber quedado internado una tres semanas más respondió a las otras alteraciones que padecía.

En cuanto a la cirugía propiamente dicha, Broggi destacó que se trata del puntapié inicial para saber que en Uruguay se puede hacer algo de este tipo, que se cuenta con todo un equipo que está en la misma sintonía y que hay otra cantidad de operaciones complejas que “las tenemos presentes como para poder realizarlas en el momento en que se dé un paciente que nos permita hacerlo con seguridad”, indicó.

Además motiva al personal médico a seguirse especializando en el tema fuera de fronteras. “Tenemos el equipo de anestesia, que también se ha especializado mucho en la cirugía pediátrica y del neonato, y los cirujanos queremos aplicar todas estas ventajas de la cirugía laparoscópica en el recién nacido”, concluyó.

Equipo médico uruguayo

Lo que se practicó fue una operación para una atresia duodenal. La llevaron adelante los doctores Andrés Broggi (integrante de la Sociedad Uruguaya de Cirugía Pediátrica y del Sindicato Anestésico Quirúrgico), Gabriel Giannini (profesor de la Clínica de Cirugía Pediátrica) y José Salsamendi.

Se realizó en el Centro Hospitalario Pereira Rossell el 29 de marzo y el niño fue dado de alta el 24 de abril.

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