Todo comenzó dos décadas atrás, en el Club Arbolito, a pocas cuadras de la casa de Alexis Namús, en La Teja. A los 10 años, Alexis ya estaba harta de las clases de taekwondo, pero no tenía alternativa: sus padres querían que sus hijas hicieran alguna actividad extracurricular, y como la que elegía siempre era su hermana mayor, la boxeadora Chris Namús, todo era deporte. Ella, en cambio, lo sufría. "La pasaba horrible, todos los días me dolía la cabeza o la panza porque iba obligada", cuenta a El País. La historia cambió cuando una compañera de escuela le contó que asistía a un lugar donde bailaba y se divertía. Alexis lo planteó y en su casa la dejaron ir.

Llegó al ensayo de parodistas Sirius sin tener idea de lo que era el Carnaval, pero la cautivó el ambiente y decidió quedarse. Esos primeros años en Promesas fueron gloriosos para ella, llenos de aprendizaje. Los vivía como un juego y compartía la pasión con Chris, quien rápido se enganchó con los ensayos y se convirtió en utilera del conjunto. "Se involucró porque había más gente de su edad que de la mía (yo tenía 10 y ella 17). No la tentó salir, pero en mi primer Teatro de Verano estaba atrás ayudándome", recuerda sobre la actuación de 2006.

Los siete años de Alexis en Carnaval de las Promesas, donde también participó en humoristas y revistas, fueron una gran escuela y el punto de partida para que se enamorara del baile y la actuación. Fue ahí que decidió hacer bachillerato artístico, a pesar de la resistencia de su familia, y descubrió su vocación. Incluso se convirtió en una "alumna 12".

Lleva la mitad de su vida dedicada a la danza y ha explorado distintos ritmos. Se recibió de maestra en 2018, y desde entonces, combina su trabajo como docente en escuelas y academias de danza, además de estudiar folclore en el Sodre. Si algo le faltaba, era probarse en el Carnaval mayor. Hoy está cumpliendo ese sueño con Los Rolin, gracias al empujón de su hermana Chris.

A continuación, la historia de Alexis Namús, que hoy hará su segunda actuación en el Teatro de Verano con este conjunto de humoristas.

A los 16 años, comenzó a tomar clases de ritmo y baile en una academia del barrio. Fue entonces cuando una de las dueñas le propuso: "Veo que tenés talento. ¿Qué te parece si dejás de pagar, venís a las clases que querés, te formamos y luego arrancás con suplencias?". La oferta le cayó del cielo. Gracias a la docencia, pudo pagarse clases particulares de jazz, baile contemporáneo y urbano con Emir Abdul e inició sus estudios en comedia musical en la escuela de Luis Trochón.

Sin embargo, tuvo que dejar esta última en segundo año cuando ganó una beca en la Universidad de Montevideo para estudiar magisterio, ya que no podía con todo. Aunque el arte era su pasión, escuchó el consejo de sus padres, quienes valoraban más las carreras tradicionales y consideraban que "el arte no te da de comer". "Si bien no estaba de acuerdo con ese prejuicio, a los 18 años escuchás más a tus padres", dice.

Eligió la docencia porque ya se había probado en esa área con las clases de baile. Y una vez que entró, asegura, se enamoró de la carrera.

Amor fraterno

El vínculo entre Alexis y Chris Namús es profundo y mutuo: la artista acompañaba a la boxeadora en todas sus peleas, salvo cuando eran en el exterior. Aunque Chris está radicada en Argentina y no pudo venir a la primera rueda del concurso, siempre intenta estar presente.

El domingo pasado fue al tablado del Géant, el Monumental de la Costa, y se emocionó muchísimo al ver a su hermana menor. "Le mandamos un saludo desde el escenario, se puso de pie y no pudo contener las lágrimas", cuenta Alexis, y revela que le entusiasma la idea de desarrollar un proyecto junto a Chris. "Me gustaría hacer un streaming con ella, porque tenemos una conexión increíble y somos muy divertidas y ocurrentes cuando estamos juntas", dice.

Foto: Marcos Ferreira

En 2013 fue su último año en Carnaval de las Promesas y, desde entonces, Alexis soñaba con salir en el Carnaval mayor, pero no se le daba. En 2019 intentó con los humoristas Clementinos, pero no superaron la Prueba de Admisión. El año pasado, un amigo le contó que Los Rolin volvían a concursar y él iba a salir ahí. Fue entonces cuando se iluminó: "Capaz que necesitan gente".

Una noche, le comentó a Chris sobre sus ganas, y ella la animó: "Escribile al dueño (Martín Prado) y preguntale". Aunque Alexis no lo conocía, lo buscó en redes, vio que seguía a su hermana y le pidió el celular prestado para escribirle directamente. Redactaron juntas el mensaje y lo enviaron. Prado respondió rápido con un audio: le explicó que quería sumar mujeres, pero necesitaba resolver algunos detalles antes de saber cuántos cupos le iban a quedar disponibles.

Intercambiaron números y, aunque él se comprometió a contactarla, la insistencia de Alexis hizo que la llamara para explicarle lo que estaba ocurriendo. Prado estaba buscando un arreglador coral, y de eso podía depender el futuro de la artista: si el arreglador decidía ir sin banda, iban a quedar lugares disponibles para otros roles, y ella tendría el suyo asegurado.

"Le escribí toda la semana mientras buscaba a la persona. Me tuvo mucha paciencia", dice entre risas.

Finalmente consiguió el cupo, Los Rolin pasaron la Prueba de Admisión y Alexis decidió arrancar clases de canto con Gonzalo Carrasco, un compañero que la está ayudando a mejorar.

Dice que en la noche del debut en el Teatro de Verano sintió unos nervios inéditos: "Estaba cantando la primera canción y me temblaban las manos. Nunca me había pasado. Después pasó y fue un respiro y un disfrute, pero esos primeros segundos fueron bravos", reconoce.

Foto: Ignacio Sánchez

Bajó feliz y emocionada, aunque consciente de que aún pueden mejorar. Está encantada con la recepción en los tablados: "La gente ama a Los Rolin. Nos piden fotos, nos abrazan. Es una conexión muy linda que nunca había experimentado".

Aunque los días que recorren varios tablados termina agotada, sarna con gusto no pica, y confirma que le gustaría seguir en Carnaval, y si puede ser con Los Rolin, mejor.

"El grupo es increíble, me abrieron las puertas desde el día uno. Martín Prado es una de las personas más bondadosas que he conocido, y es el conjunto perfecto para debutar. Somos una gran familia", cierra.