Exintegrante de Canal 4 recordó la culpa y el llanto al separarse y cómo al final se reconcilió con su pareja

Redacción El País
Luciana González fue invitada al programa de streaming Es x ahí, que conduce Karina Vignola, y sorprendió con un relato íntimo sobre la maternidad, la culpa y la reconstrucción de su pareja tras una separación.

La exintegrante de Algo Contigo (Canal 4) contó que siempre tuvo un carácter desapegado. “Soy muy relajada. No extraño, no soy intensa con los vínculos”, expresó. Esa confesión llevó a Vignola a recordar que cuando se conocieron, en Púmbate (Canal 10) en 2016, Luciana atravesaba un impasse con el padre de su hijo, con quien luego retomó la relación.

Entonces González abrió su corazón para explicar que la decisión de separarse la tomó ella. Reconoció que las mujeres suelen procesar más rápido esas situaciones y que cuando le planteó a su pareja que quería cortar, ya había hecho el duelo. “Decidí irme de la casa. Le dije que se quedara, yo me alquilé un apartamento. Dante tenía dos años y se paraba en la puerta diciendo que no quería entrar”, confesó.

La culpa, reconoció, fue un peso enorme: “Nace con la maternidad, aunque también con ser mujer. La maternidad viene cargada de culpas, y eso fue terrible”.

Pero el reencuentro con su ex llegó en plena pandemia. Ella estaba con su hijo encerrada en el apartamento y decidió que lo mejor era que Dante se fuera a la casa paterna por ser más amplia, con fondo y espacios verdes. “Miguel me dijo: 'vénganse', y no nos separamos más. Esa vuelta Dante me castigó un tiempo. Le costó, nos costó a todos como familia”, señaló.

Foto: @lucianagonzalez

González contó que, durante el proceso de ruptura, hicieron terapia de pareja con el fin de separarse mejor, a pesar de que ella dijo que se había armado de valentía y tomado la decisión. “La terapeuta nos decía que nunca había visto separándose a una pareja que se quisiera tanto. Nosotros llorábamos y nos abrazábamos en la terapia", expresó.

Fue cuando volvió a la casa de Miguel que algo empezó a cambiar entre los dos, y ahí sí percibió que podía llegar a funcionar: "Se movió la estantería de verdad. Pasaron cosas y se movió el vínculo entre nosotros. Si no, creo que está bien no volver. No hay que forzar por la familia, porque uno tiene que encontrar su mejor versión, con o sin" la otra persona, expresó.

Hoy, después de casi 16 años de relación, González dice que tiene claro lo que quiere y lo que no. “Estoy 100 % segura de que Migue es mi hogar, no solo mi esposo y el padre de mi hijo. Podemos discutir acuerdos de pareja (abrirla o cerrarla), pero lo esencial está firme: somos una familia y de acá no se mueve nadie”, cerró.