La gira fatal de Carlos Gardel: 90 años del viaje que buscaba su consagración en América y terminó en tragedia

Este martes 24 de junio se cumplen 90 años de la muerte de Gardel. El cantante había firmado un contrato histórico y emprendió una gira por América que parecía consagrarlo. Pero el viaje terminó en tragedia.

Carlos Gardel
Carlos Gardel.
Foto: Archivo.

Redacción El País
Este martes 24 de junio se cumplen 90 años de la muerte de Carlos Gardel, una de las voces más emblemáticas de la música en español. Este nuevo aniversario es una buena invitación para repasar su obra y reencontrarse con clásicos como "Volver", "El día que me quieras" y "Por una cabeza", tres tangos que se volvieron himnos.

Más allá de su rol como artista, Gardel representa una época y una estampa de las que ya no se ven. Por eso, recordar aquel fatídico día en Medellín no es solo evocar una pérdida, sino una manera de entender el momento en que se convirtió en una leyenda sin tiempo.

El inicio del final se puede fechar en el 25 de marzo de 1935. Desde los estudios de RCA Víctor en Nueva York, Gardel grabó un mensaje que quedaría para siempre en la memoria de sus seguidores. Con esa voz que mezclaba el arrabal porteño con la cordialidad, anunció la firma de un contrato de exclusividad con la compañía discográfica. “Queridos amigos de América Latina, de mi tierra y de mi raza”, comenzó, mientras de fondo un órgano acompañaba suavemente sus palabras.

“Lo hago muy gustoso porque sé que nuestras grabaciones serán cada vez más perfectas”, dijo con una mezcla de humildad y confianza. En ese saludo, Gardel habló también de sus dos nuevas películas: El día que me quieras y Tango bar. “Estoy registrando las canciones de El día que me quieras, la película que quiero con todo corazón”, confesó, con un tono más dulce y delicado. Aquellas obras no eran solo proyectos artísticos, sino el paso definitivo para cerrar su popularidad en Latinoamérica.

Adelantó su próxima gira latinoamericana, que recorrería Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Panamá, Cuba y México. “Luego visitaré los otros países de nuestra lengua, donde espero tener el gusto de saludarlos personalmente”, dijo con la esperanza de mantener cerca a sus seguidores en cada rincón del continente.

El 28 de marzo partió desde Nueva York en el yate Coamo, acompañado por Alfredo Le Pera, su inseparable colaborador, y un equipo que incluía a sus guitarristas Guillermo Barbieri, José “El Indio” Aguilar y Domingo Riverol. También viajaban el boxeador José Corpas Moreno, que hacía las veces de secretario, y José Plaja, su profesor de inglés. La gira había comenzado.

San Juan, Puerto Rico, fue la primera parada, y Gardel llegó en la madrugada del 1° de abril. Fue recibido por una multitud entusiasta que desbordaba las expectativas. El contrato original establecía una semana de estadía, pero la demanda fue tan grande que Gardel prolongó su permanencia por dos semanas más, retrasando su viaje a Venezuela.

La siguiente etapa fue Venezuela, adonde llegó el 25 de abril. Allí volvió a ser recibido por multitudes que colmaban teatros y radios. Actuó en el Principal, en el Rialto, en el Hotel Majestic y en la radio de Caracas. Su presencia también alcanzó la residencia presidencial, donde cantó para Juan Vicente Gómez. En un gesto de generosidad, Gardel donó los 10.000 bolívares que había recibido del presidente a un grupo de exiliados venezolanos en Curazao, donde actuó durante cinco noches en mayo.

Carlos Gardel

El recorrido siguió por Aruba, y el 2 de junio Gardel llegó a Colombia, presentándose en Barranquilla, Cartagena, Medellín y Bogotá. El 23 de junio ofreció su última actuación, en la radio La Voz de Víctor, donde interpretó clásicos como “Cuesta abajo”, “Insomnio” y cerró con “Tomo y obligo”, uno de sus mayores éxitos. En esa despedida, sus palabras fueron una premonición: “No sé si volveré, porque el hombre propone y Dios dispone. Pero es tal el encanto de esta tierra que me recibió y me despide como a un hijo propio, que no puedo decirles adiós, sino hasta siempre”.

Al día siguiente, al salir hacia Cali, el avión en el que viajaba tuvo una escala en Medellín. Fue allí, en el aeropuerto Olaya Herrera, donde ocurrió la tragedia. Un fuerte viento y las características de la pista provocaron que la nave embistiera a otro avión en espera para despegar. Ambos estallaron en llamas. Murieron 17 personas, entre ellas Gardel, cuyo cuerpo fue encontrado irreconocible, identificado solo por su dentadura y una pulsera con la dirección de su casa en Buenos Aires.

La muerte del zorzal criollo conmocionó a todo el Río de la Plata. Pero, a 90 años de aquella tragedia, su voz, sus canciones y su figura permanecen vivas, inmortales, en el corazón de millones que aún lo recuerdan como el cantor más grande de la música popular latinoamericana.

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