A 90 años de la muerte de Gardel, la historia de “El día que me quieras”, el himno póstumo que nació en el cine

El martes se cumplen 90 años de la muerte de Gardel en Medellín, y El País repasa la historia de la canción que grabó tres meses antes de su accidente fatal y que se volvió un himno de la música en español.

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Carlos Gardel y Rosita Moreno en "El día que me quieras".
Foto: Archivo.

Este martes se cumplen 90 años de la muerte de Carlos Gardel, en el accidente aéreo de Medellín que convirtió su figura en mito. La voz del tango se extinguió en la cima de su carrera, pero su presencia sigue viva: suena en radios, inspira libros y documentales, y todavía protagoniza eternas discusiones sobre su nacionalidad. Su imagen sonriente se usa con orgullo como una estampita, y su canto —melancólico y preciso— sigue siendo escuela y memoria emocional para generaciones enteras.

Entre ellas, está “El día que me quieras”, que no solo es un clásico de su repertorio: es un himno del cancionero en español. La versionaron Luis Miguel, Ricardo Montaner, Roberto Carlos, Dyango y Los Panchos. Hasta Gloria Estefan la cantó en inglés, y Plácido Domingo la llevó al terreno lírico. Y pensar que, antes de ser inmortal, fue una escena de película.

La historia es así. En 1934, Gardel, que ya había hecho cuatro películas, viajó a Nueva York con un contrato para filmar otras cuatro para la Paramount. Rodó las dos primeras, Cuesta abajo y El tango en Broadway, bajo dirección del francés Louis Gasnier. Los guiones —al igual que las letras de las canciones— estaban a cargo de Alfredo Le Pera. Las tramas no pretendían innovar: querían mostrar a Gardel como galán de voz privilegiada y consolidarlo como ídolo latinoamericano.

Le Pera tenía otros planes. Buscaba que los diálogos, los gestos y el tono mantuvieran una identidad rioplatense. Esa visión chocaba con los estereotipos exóticos que Gasnier intentaba imponer. Tras esas fricciones, la Paramount lo reemplazó para los siguientes rodajes por John Reinhardt, un austríaco habituado al cine en español y a trabajar con elencos latinos.

La primera de esas nuevas películas fue El día que me quieras, filmada en enero de 1935 en los estudios Astoria. Gardel compartió cartel con Rosita Moreno, actriz madrileña que interpretó a la esposa y a la hija del personaje central, el cantor Julio Argüelles. En la historia, Julio es hijo de uno de los hombres más ricos de Buenos Aires. Se enamora de Margarita, una bailarina de teatro de arrabal, y se casa con ella pese a la oposición paterna, que prefiere casarlo con la heredera de un magnate.

En esa misma estadía, Gardel también rodó Tango Bar —otra vez con Moreno— y participó en Cazadores de estrellas, un musical colectivo de Paramount donde figuraban Bing Crosby y otras estrellas anglosajonas. Su aparición no era casual: el estudio lo quería presentar al público estadounidense como su nueva figura.

Antes de que empezaran a rodar El día que me quieras, que cuenta con la breve participación de un joven Astor Piazzolla en el rol de un canillita, Gardel y Le Pera se encerraron junto al pianista y director musical Terig Tucci para escribir las canciones de la película. El contrato exigía cuatro temas por film, compuestos a partir de los climas emocionales del guion. La cosecha fue extraordinaria: “Volver”, “Sus ojos se cerraron”, “Sol tropical” y, por supuesto, “El día que me quieras”.

Carlos Gardel. Foto: Archivo Caruso.

Gardel no sabía leer música, pero tenía un método infalible. En diálogo con Revista Paramount explicó que primero necesitaba interiorizarse en “los motivos que impulsan la acción”, y que de ahí buscaba el sentimiento adecuado: “Sin pensar en las palabras, comienzo a tararear a media voz hasta que doy con la melodía apropiada”.

Cuando encontraba esa semilla, convocaba a Le Pera y a Tucci: “Entre los tres componemos la melodía definitiva, como también la letra. A veces, eso nos demanda una o dos horas; y en otras, la falta de inspiración nos obliga a suspender para reiniciar al día siguiente”. Eso ocurrió con “El día que me quieras”, cuyo título y tono se inspiraron en el poema homónimo y póstumo del mexicano Amado Nervo, fallecido en 1919 en Montevideo.

Tucci reconstruyó aquel proceso creativo en su imperdible libro Gardel en Nueva York (1969). Para él, fue “10% inspiración y 90% trabajo”. El verso que abre el estribillo —“El día que me quieras, la rosa que engalana”— está construido en “metro heptasílabo”, una métrica que se repite catorce veces a lo largo del tema. Esa regularidad le daba unidad, pero también cierta rigidez. Gardel lo notaba: temía que la repetición volviera la melodía previsible.

Le Pera encontró la salida: un recitado final escrito en verso libre, que rompe el patrón y libera la canción hacia un cierre emocional y sorpresivo. Esa ruptura formal, según Tucci, la transformó en “una pequeña joya”.

La primera prueba de que tenían un éxito entre manos surgió durante el rodaje. Mientras Gardel filmaba la escena de casamiento con Margarita —el personaje de Rosita Moreno—, Tucci dirigía en otro estudio a la orquesta encargada de grabar la música de la película. “Cuando disponía de un minuto o dos, Carlos venía corriendo y se deleitaba escuchando los ritmos y cadencias de su canción”, escribió. “Pensar que solo unos días antes bregábamos impacientes con esta misma música que ahora nos parecía perfecta”.

Frente a los arreglos orquestales, Gardel quedaba “hipnotizado”. Se olvidaba por completo del rodaje hasta que alguien venía a avisarle que Reinhardt lo necesitaba en el set. Entonces salía “precipitadamente, contento como un niño de escuela al terminar la clase del día”. Le Pera, al enterarse del entusiasmo del Zorzal, le comentó a Tucci: “Tengo entendido que promete ser un cañonazo”. No se equivocaba.

El día que me quieras” tiene dos versiones: la que se escucha en la película y la que Gardel grabó luego para disco, la más conocida hoy. En el film, la canta en un momento clave: cuando le declara, casi al oído, su amor a Margarita. Fue filmada en una sola toma y, junto al dramatismo de “Sus ojos se cerraron”, es uno de los puntos más altos del largometraje. En esa escena, Gardel y Moreno interpretan a dúo el recitado final que Le Pera creó para darle forma definitiva a la canción.

La versión de estudio se grabó en marzo de ese año, durante dos sesiones en RCA Victor en Nueva York. El 19 y 20 de marzo, Gardel no solo registró las canciones de sus últimas películas: fue también su última vez en un estudio. En esas pocas horas dejó para la posteridad tres de sus mayores clásicos: “Volver”, “Por una cabeza” y “El día que me quieras”. Incluso se animó con una rareza con varios versos en inglés: “Cheating muchachita”, una joya codiciada por los gardelianos.

Cinco días después, antes de embarcarse en una gira latinoamericana, Gardel grabó un saludo para anunciar su exclusividad con RCA: “Acabo de terminar dos nuevas películas, El día que me quieras y Tango Bar, y voy a comenzar una gira que comprenderá Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Panamá, Cuba y México. Luego visitaré los otros países de nuestra lengua, donde espero tener el gusto de saludarlos personalmente. Estoy en los estudios Victor de Nueva York, registrando las canciones de El día que me quieras, película que quiero de todo corazón y que dedico a los amigos de España y de América Latina”.

La gira se interrumpió el 24 de junio con el accidente en Medellín que le costó la vida a Gardel, Le Pera y otras quince personas. Cuatro días antes, el cantor había visto nuevamente la película en Bogotá y estaba orgulloso. “Es mi mejor trabajo cinematográfico y creo que hemos matado el punto con las canciones”, escribió en una carta a su representante. El día que me quieras se estrenó en Montevideo el 11 de julio, unas semanas después de su muerte. Para ese entonces, la leyenda de Gardel ya había comenzado.

Jornadas gardelianas para celebrar al cantor

Para conmemorar un nuevo aniversario de la muerte del cantor criollo, entre hoy y el martes se celebrarán las Jornadas gardelianas en distintas salas de la ciudad.Esta noche, la Sala Zitarrosa presentará Milonguita, un show creado y dirigido por Hugo Rocca (Tickantel, de 500 a 800 pesos).

Mañana, entre las 14.00 y las 16.00, la sala Blanca Podestá recibirá a expertos que hablarán sobre su vuelo fatal y mostrarán fotos de su niñez.Luego, a las 18.00 y en Sala Corchea, se mostrarán documentos de la tragedia de Medellín y se repasará su vida artística. El martes habrá más. Entre las 13.00 y las 20.00, la sala Francisco Acuña de Figueroa (Anexo Palacio Legislativo) tendrá charlas sobre varias épocas del cantante más importante del tango.

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