Eruca Sativa, de vuelta al principio: "El fascismo y el rock están en veredas completamente opuestas"

Lula Bertoldi está convencida de que el nuevo disco de Eruca Sativa existe porque hay una chacarera. Quiero decir: que todo el disco, todas las canciones que constituyen A tres días de la Tierra, todo el rock frontal y todos los bajos juguetones y todo el grito, se justifican porque en un momento está “Chacarera del primer día”. Porque un día Brenda Martin escribió una canción telúrica, folclórica, y se la ofreció al trío que completa Gabriel Pedernera y se ha convertido en una de las bandas importantes del rock argentino contemporáneo, y entonces todo tuvo sentido.

“Espero mucho que llegue”, dice Lula en videollamada con El País, “porque para mí es la joya del disco. Pinta un panorama desolador, pero esperanzador, porque en el estribillo dice: ‘Alto, alto quiero el brillo de tus ojos. Alto el fuego’. Hay hambre, horror, espanto, pero el estribillo te pone la piel de gallina porque te dice: vamo’ a salir. Como que hay una esperanza. Y ahí está el arte: está todo mal, pero vamos a estar juntos”.

A tres días de la Tierra, el primer disco de canciones nuevas de Eruca en seis años, sintetiza ese contraste que sostiene al trío desde siempre: la rabia y la violencia, sí, pero también la paz.

Temas de amor y fe rompen el muro de furia (“Parece cine, pero no / Es hoy, acá, contra nosotros”, brama Lula precisamente en “Contra nosotros”), y el espíritu distópico de la portada planta la semilla hacia un mejor futuro posible. La chacarera lo hace, también.

Grabado en el Criteria Studios de Miami donde se hicieron Highway to Hell de AC/DC, pero también Rumours de Fleetwood Mac y Canción animal de Soda Stereo (una banda de referencia para Eruca), el disco es lo que es —un estallido de potente frescura— no por la sala ni por el presupuesto, sino por algo mucho más primal.

“Si vos no estás en un momento para conectar con la música, podés estar en el estudio más zarpado del mundo que no te pasa nada”, dice Lula. “Pero con Eruca estábamos en un momento tan lindo a nivel humano que lo redisfrutamos. ¡Y además es un estudio mítico! Pero fue por añadidura, porque podríamos haber estado en cualquier sucucho y estar bien. Creo que fue lo anímico lo que hizo que este disco suene así”.

Aguerrido, pero sin resignar la suavidad. Lleno de riffs, pero con espacio para el funky, los arreglos vocales casi mántricos, la irrupción dramática de unas cuerdas. Juguetón, pero serio o, más bien, en serio. Así es lo nuevo de Eruca Sativa.

Hijo directo de la zapada, A tres días de la Tierra es, dice Lula, “la foto perfecta de la banda en todos sus momentos”. “Y es un poco volver al principio. En la sonoridad del disco, es el power trío tocando: así se compuso, así se grabó, medio como el primero. Y en lo simbólico nos dio muchas ganas de volver a tocar con amplificadores arriba del escenario. Veníamos tocando con sets más digitales y acá dijimos: a la miércoles todo. Y eso cambia la energía del show, pero de una forma increíble. El ampli hace que todo cambie, que el show sea distinto, mucho más caliente”.

Los uruguayos podrán comprobarlo este viernes, cuando Eruca presente el disco en Sala del Museo, en Rambla y Maciel. Abrirá la noche Fer-O-Smith y quedan entradas en venta en Redtickets.

Pero lo caliente también está puesto en lo dicho, en la palabra, y en cómo se enuncia esa palabra.

“Fue consciente, pero no cerebral: salió esto, tenemos ganas de decir esto y lo vamos a decir igual. No importa si cae mal”, dice la cantante. “La realidad argentina es durísima, para los artistas también. Hay una bajada presidencial que ataca a los artistas, que denigra, que usa la violencia verbal y física para hablar del que piensa distinto. Es muy fuerte. Entonces nos salió un disco con esa sensación de: ‘no me voy a quedar callada. Voy a decir lo que tenga para decir y lo voy a decir como me salga’. Y me sale así. Con violencia”.

Foto: Difusión.

Una impronta parecida atraviesa PARA QUIEN TRABAJAS Vol. 1, el último disco de Marilina Bertoldi, que salió apenas con una semana de diferencia respecto al de Eruca. Lula se ríe: fue ella quien le pidió “por favor” a Maru, como le dice a su hermana menor, que no borrara el verso de “cierren el orto” que atraviesa “El gordo”, una sátira punzante que se volvió uno de los temas de 2025.

“No hubo casos de mujeres sumisas en mi familia”, asegura Lula entre risas, “y si mamaste eso, no podés ser una persona que se queda esperando a que las cosas cambien. Vas y las cambiás. Punto”.

Para ir adelante, para visibilizar cosas, para no quedarse esperando, las Bertoldi habitan la trinchera del rock.

“El rock, la filosofía del rock, es ir contra el statu quo, pero no por la sonoridad”, dice Lula. “Ahí trazo la línea. Para ser rock, no tiene que ser todo fuerte y sonar con distorsión. El rock tiene una concepción de cómo decir. Por eso hay muchos traperos que dicen: yo hago rock. Y sí, muchos sí hacen rock. Pero rock como la concepción de un mensaje que no es conformista, que no es genuflexo de un poder que para colmo es un poder represivo, de derecha, fascista. No podés ser cómplice de eso haciendo rock. El fascismo y el rock están en veredas completamente opuestas, y nunca jamás pensé que el rock tiene que ser facilitador de cosas como las que están pasando en nuestro país. Al contrario. Todas esas minorías que no son nada menores están abrazadas dentro de nuestro discurso. Vos vas a nuestros shows y hay memoria, verdad y justicia. No hay mucha vuelta. Y eso no tiene que ver con quién está gobernando. Tiene que ver con que siempre vamos a defender lo mismo y a levantar bandera”.

Con distorsión, sí, o quizás al compás de una chacarera. ¿Quién se atrevería a decir que no hay rock ahí?