Después de hacer historia con Aún estoy aquí, la primera película brasileña en ganar el Oscar, Selton Mello atraviesa uno de los momentos más singulares de su carrera. Con décadas de trayectoria en la televisión y el cine brasileño, pero la curiosidad intacta, el actor se lanza ahora a una comedia de acción de gran escala como Anaconda, donde comparte elenco con figuras como Jack Black y Paul Rudd y que se estrena este viernes Uruguay.
Mello entra al Zoom y pide hablar en español, para practicar ya que tiene proyectos en desarrollo en Argentina y Chile. Mello es de esos actores que el público uruguayo conoce hace tiempo gracias a telenovelas como La próxima víctima, y la serie de Netflix, El mecanismo, sobre el Lava Jato. Empezó a trabajar siendo niño y creció delante de cámaras, atravesando géneros, formatos y épocas sin quedar atrapado en ninguno. En Brasil se consolidó en comedias como proyectos de autor y una carrera versátil.
—Protagonizaste Aún estoy aquí, que se llevó el Oscar a Mejor Película Internacional. ¿Cómo viviste todo ese momento alrededor de la película?
—Fue una película muy especial, con varias capas de importancia. Fue el primer Oscar para Brasil, y eso ya dice mucho. Pero además fue una película linda, potente, que abrió muchas puertas para hacer cosas fuera del país. Por ejemplo, Anaconda. También una película que hice en Chile y otros proyectos que vienen para el próximo año en español. Estoy encantado con esa posibilidad. Aún estoy aquí es algo muy importante para la cima de los artistas brasileños: nuestros artistas, nuestra capacidad creativa, nuestra sensibilidad.
—Ahora te encontramos en un registro muy distinto: una comedia de acción, con efectos especiales. ¿Cómo se maneja ese cambio?
—Mirá, soy actor desde niño y trabajo en este negocio desde siempre. Siempre intenté alternar: comedia de gran público y cosas más experimentales, más indies. Eso lo hice toda mi vida en Brasil. Ahora me encanta la posibilidad de hacer lo mismo, pero a nivel internacional: grandes películas como Anaconda y también proyectos más artísticos. La idea es esa. En Brasil uno ya está en una posición donde puede elegir proyectos; afuera de Brasil todo es nuevo y estoy como empezando otra vez. Y empezar de nuevo es algo bueno.
—En la película trabajás con Jack Black y Paul Rudd, ¿cómo fue el trato con ellos?
—Fue algo muy lindo. Es importante decirlo porque al público le da curiosidad eso: no solo son grandes actores, también son grandes personas. Hay mucha generosidad en el set. Jugamos, inventamos cosas nuevas todo el tiempo, con bromas y con libertad. Me recibieron de una manera muy especial, con mucho respeto.
—Y todo eso ocurrió mientras estabas en plena campaña por el Oscar…
—Exacto. Ellos hinchaban por Aún estoy aquí. Yo estaba en el medio de la campaña, viajando todo el tiempo: iba a Australia, de ahí a Santiago de Chile y volvía a Los Ángeles… fue una locura. Y ellos estaban ahí, como hermanos apoyando todo el tiempo.
—Si bien tenés una carrera conocida, para vos era llegar a Hollywood.
—Sí, por supuesto. Es algo impresionante. La escala es enorme: la producción, los equipos, todo. Fue encantador porque yo pasé mi vida entera viendo estas películas. De los 12 a los 20 años fui doblador profesional: doblé a Tom Hanks, Robert Downey Jr. y ahora me doblé a mí mismo en español. Fue algo muy especial, muy mágico. Como la vida dando una vuelta completa: el que hacía las voces de actores internacionales ahora hacía su propia voz en un trabajo internacional.
—Me contabas que también tenés varios proyectos en desarrollo en la región, incluso una película en Chile.
—Sí, hay cosas en Argentina y en Chile, hay varios proyectos en desarrollo. Por eso estoy entrenando mi español.
—Sobre Anaconda, ¿cómo la defines, una parodia de la anterior, una secuela?
—No la veo exactamente como una parodia. Y tampoco es un reboot o un remake. Es otra cosa. Es una historia totalmente original que Tom (Gormican) escribió con su socio Kevin Etten sobre tipos que sueñan con hacer cine y deciden hacer Anaconda de la manera que ellos creen correcta. Para eso necesitan una serpiente. Ahí aparece Santiago, mi personaje. Me encantó hacerlo y, por suerte, a ellos también les gustó mucho.
—Pregunta obligada: ¿tocaste una serpiente? ¿Hubo contacto real o fue todo efectos visuales?
—Trabajé con nada. Literalmente, con nada.
—¿Y cómo es trabajar así, sin nada delante?
—(Se ríe) Es todo imaginación. Como actor de cine, estás preparado para eso. Es imaginar, construir y sobre todo confiar en el trabajo.
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