Mariana Leal, la soprano uruguaya que sorprende en Europa y quiere acercar la lírica a los más jóvenes

Desde España, donde reside hace cuatro años, los últimos tres en Madrid, la soprano uruguaya Mariana Leal sigue consolidando su carrera internacional con presentaciones en distintos países y proyectos para seguir creciendo.

Surgida de las Escuelas formativas del Sodre y una carrera que comenzó entre Montevideo y Buenos Aires, Leal ha llevado su voz por escenarios como la ópera de Palma de Mallorca y en este 2025 participó en una gala en París, en la Salle Gaveau, organizada por la Vincerò Academy. En charla con Sábado Show, Leal habla de su recorrido y presente.

—¿Cómo fueron tus primeros pasos en la música?
—Mi vínculo con la música comenzó desde muy chica. Siempre me gustó cantar, pero fue a los 18 años cuando empecé a estudiar canto lírico en el Sodre. Ahí conocí a Raquel Pierotti y Beatriz Pazos, quienes fueron mis maestras y un gran sostén durante toda mi formación. También estudié piano, algo que me ayudó muchísimo como herramienta para acompañarme en las clases y entender mejor la música. En ese momento no sabía si quería dedicarme profesionalmente al canto, pero de a poco fui descubriendo que sí. Terminé el curso de canto en el Sodre y fui seleccionada en Instituto Superior de Arte del Teatro Colon para trabajar con Luis Gaeta y además en el Studio Katzarava con María Katzarava ganadora de Operalia. Además de a ver recibido clases magistrales como Angel Blue, Lucas Meachem, Ailyn Pérez, María José Siri e Isabel Leonard entre otros.

—¿Cómo se dio el salto a Europa?
—Viajé a España en 2022 con una beca que obtuve para estudiar en la Escuela Superior de Canto de Madrid. En ese momento pensaba que iba a estar un par de años y volvía, pero se fueron abriendo puertas. Seguí estudiando, trabajando, formándome, y encontré oportunidades para cantar en distintos lugares, así que me quedé. No fue un camino fácil, pero sí muy gratificante.

Foto: Gentileza.

—¿Qué experiencias destacás en este tiempo?
—Tuve la suerte de trabajar en lugares maravillosos, como el Teatro Real de Madrid, el Auditorio Nacional de España, la ópera de Palma de Mallorca, y muchos teatros en distintas regiones de España. Me gusta mucho el trabajo de ensamble, de construir una ópera en conjunto, desde la puesta en escena hasta lo musical. También disfruto mucho hacer recitales, galas y música de cámara, donde hay un vínculo más íntimo con el público. En 2025 participé de una gala lírica en París, invitada por Vincerò Academy, una institución que trabaja con jóvenes talentos y cuenta con importantes maestros internacionales. Fue muy emocionante estar allí.

—¿Cómo surgió tu vínculo con esa academia virtual?
—Empezó en 2023, cuando me invitaron a tomar unas clases dentro de su programa. Es una academia que busca impulsar carreras de jóvenes, con una formación muy integral. Me gustó mucho su propuesta. Me motiva poder transmitir lo que he aprendido y acompañar a otras personas en su proceso artístico. Enseñar también me obliga a revisar mi propia técnica, a estar siempre atenta y en evolución.

—¿Cómo fue cantar en París?
—Fue una experiencia hermosa. La gala fue en un teatro pequeño pero muy elegante, con un repertorio exigente y compañeros muy talentosos. Además, tuvimos un público muy cálido, que valoró mucho nuestro trabajo. París tiene una energía especial y una tradición artística muy fuerte. Siempre es un privilegio cantar allí.

—¿Qué te aporta la docencia, además de saber cómo mejorar en lo que es la interpretación?
—Muchísimo. Me permite seguir conectada con la música desde otro lugar. Me encanta ver cómo se transforman los alumnos, cómo descubren su voz, su expresividad. Además, como profesora uno tiene que encontrar las palabras precisas para explicar cosas que a veces son muy abstractas. Eso también es un desafío creativo. Y en lo personal, me mantiene activa, cuestionando, aprendiendo. Creo que enseñar es una forma de seguir creciendo como artista.

Foto: Gentileza.

—¿Tenés proyectos como intérprete para los próximos meses?
—Sí, estoy preparando algunos recitales para fin de año, en Madrid y también en otras ciudades de España. Estoy trabajando en un repertorio que mezcla lied alemán, la canción española y arias de ópera. Me interesa mucho esa diversidad de estilos. Y también estoy armando una propuesta para presentar en Uruguay el próximo año, si se dan las condiciones. Siempre tengo ganas de volver, de compartir con mi gente, mi familia, mis colegas uruguayos.

—Después de tanto tiempo en el exterior, ¿qué te pasa cuando volvés a Uruguay?
—Es muy movilizante. Aunque hace años que vivo en España, Uruguay sigue siendo mi casa. Allí está mi familia, mis afectos, mis primeros maestros. Cada vez que vuelvo me reencuentro con mis raíces, con el lugar donde empecé a soñar con esta carrera. Cantar en Montevideo tiene un valor emocional muy grande para mí. Me gustaría poder estar más presente en el circuito musical uruguayo, colaborar más activamente.

Foto: Gentileza.

—¿Qué consejo darías a quienes se inician en la lírica?
—Primero, que no se rindan. Esta es una carrera de fondo, donde hay que tener paciencia, constancia y mucha pasión. Segundo, que nunca dejen de estudiar, de escuchar, de formarse. Y también que busquen su verdad, su propia voz. No se trata solo de tener técnica, sino de encontrar qué querés decir con tu arte. Y por supuesto, que no pierdan la alegría. Porque cantar es una forma de celebrar la vida.

—¿Cómo imaginás tu futuro profesional?
—Me gustaría seguir combinando el canto con la enseñanza, y tal vez en unos años dedicarme también a la dirección artística de proyectos. Me interesa mucho la producción de espectáculos, pensar en cómo acercar la lírica a nuevos públicos, cómo innovar sin perder la esencia. Y claro, seguir cantando mientras la voz y el cuerpo lo permitan. Siempre hay que seguir soñando, trabajando y aprendiendo.