Tiene 45 años recién cumplidos, y cerca de 200 mil seguidores que esperan cada día un video en sus redes sociales. Si le decían hace dos años a Guss Revueltas que tendría videos virales en Instagram y TikTok, no lo hubiera creído. Nacido en Montevideo, Guss (como firma en sus redes) vivió en España, se formó como carpintero y es agente de bienes raíces. También está por completar el “Saludo a los barrios” de La Reina de La Teja: vivió en Belvedere, Pocitos, Jacinto Vera, Lezica y Prado. De sus inicios, presente y expectativas es esta charla.
—¿Cómo empieza este camino de hacer humor en las redes sociales?
—La cuenta de Instagram arrancó en enero del año pasado. Antes tenía una cuenta en TikTok, como casi todo el mundo en la pandemia. Me la abrí más por curiosidad que por otra cosa, porque mi señora tenía, yo no, y me llamaba mucho la atención eso de ir viendo video tras video. A veces le pedía que volviera atrás, y ella me dijo: “loco, armate una cuenta vos y dejame mirar tranquila”. Así empezó todo.
—¿Desde el principio querías rumbear para hacer videos de humor?
—Siempre me gustó lo artístico. Estudié teatro de adolescente, hice radio, comerciales, estudié comunicación social. Nunca me costó exponerme. El primer video que subí fue hablando desde la calle, creo que tuvo diez reproducciones y yo ya estaba contentazo. Después empecé a probar cosas: contar historias graciosas del barrio, grabar desde la camioneta… Pero no pegaban. Hasta que un domingo estaba esperando a mi señora en la carnicería, puse una canción de Danilo Mazzo que vi en TikTok y grabé una reacción. Ese video se hizo viral, explotó, y ahí entendí que por ahí era el camino.
—¿Por qué diste el salto a Instagram donde ya tenés cerca de 200.000 seguidores?
—Un amigo argentino me dijo que me abriera una cuenta ahí porque la movida estaba fuerte. Y la verdad, creció rapidísimo. A los seis meses ya tenía 100 mil seguidores. Hoy estoy cerca de los 200 mil. Fue todo inesperado, pero muy lindo.
—¿Tenés alguna estrategia para mantener esa comunidad tan activa?
—El tema es la constancia. Yo subo videos todos los días. Hay algunos que funcionan más que otros, pero fui encontrando mis temáticas. Por ejemplo, uno de los personajes que más funciona es “La Reina del Pueblo”, donde reacciono a canciones desde la camioneta, haciendo gestos exagerados, con un personaje que siempre se sorprende y entiende todo mal. También está “El grupo de WhatsApp del barrio” o “Los audios de mi hermana”, que le mandan a ella, y yo reacciono. La gente me manda muchos audios y también canciones, pero tengo un filtro: trato de que el humor sea blanco, que no haya malas palabras. Porque se puede hacer humor sin eso.
—Antes de ser “Guss Revueltas” en las redes, hiciste de todo…
—Siempre estuve vinculado al arte. De chico en la escuela escribía cuentos, tenía un cuaderno donde los anotaba y soñaba con publicar un libro. Después estudié teatro en la Casa de la Cultura del Prado con un actor de la Comedia Nacional, y más adelante, Comunicación social. También trabajé muchos años en el aeropuerto, en ventas. Ah, y fui carpintero, aunque no me gustaba.
—¿Y por qué la carpintería?
—Lo elegí de chico porque mi tío y mi hermano son carpinteros, pero la verdad que nunca me sentí hábil con las manos.
—También viviste un tiempo en España cuando eras más chico.
—Sí, en Valencia. Ahí fue donde descubrí algo que realmente me gustaba: ser agente inmobiliario. Me formaron allá, hice cursos en la Cámara de Comercio y me di cuenta de que me gustaba ese trato con la gente, hablar, vender. Cuando volví a Uruguay trabajé otra vez en carpintería, pero ya no era feliz. Después entré al Free Shop del aeropuerto y estuve como 10 años. Luego pasé a trabajar en una multinacional como agente inmobiliario. Hoy trabajo por mi cuenta.
—¿Y la meta hoy es dedicarte 100% al humor?
—Sí, es lo que más me gustaría. Si bien tengo una comunidad hermosa que me sigue y acompaña, no vivo de esto. Ojalá surjan oportunidades laborales que me permitan vivir del humor. Me visualizo haciendo mi espectáculo, recorriendo Uruguay y Argentina, porque me escriben mucho de allá. Sé que va a pasar, no sé cuándo ni cómo, pero lo tengo claro.
—¿Cómo te llevás con la exposición que vino con el éxito generado en las redes sociales?
—Soy tímido. Por más que haga videos virales, no puedo grabarme si hay gente cerca. Si estoy en la camioneta y pasa alguien, dejo de grabar. Me siento medio estúpido hablando solo al celular y haciendo caras. Busco lugares donde no haya gente. Incluso cuando empecé a subir al escenario con el stand-up, fue un desafío.
—¿Cómo fue esa experiencia de pasar del video al vivo?
—Este mundo de las redes me permitió conocer gente como el Gaucho Influencer, que me conectó con Germán Bernárdez que es un gran profesor de stand up. Él me contactó porque le gustaban mis videos, le parecía que era auténtico y que no careteaba. Me invitó a su espectáculo Cowork que hizo en el Undermovie y fue increíble. Me sentí como si hubiera estado toda la vida en un escenario, y me di cuenta de que este mundo también es para mí.
—En el stand up estás vos y un micrófono arriba del escenario, ¿ese género de la comedia te ayudó a vencer esa timidez?
—Sí, el curso de stand-up te da herramientas para perder el miedo escénico. No sé si seguiré con eso, con las redes, o combinaré todo, pero son cosas que uno aprende y que sirven para todo. A mí me dio mucha seguridad.
—¿Cómo imaginás tu futuro?
—Me imagino arriba de un escenario, haciendo un espectáculo que tenga un poco de todo: stand-up, humor en vivo, una mesa con una radio para hacer reacciones a canciones, que fue lo que me trajo hasta acá. Me lo imagino recorriendo Uruguay, pero también provincias de Argentina, porque hay muchos seguidores de allá que me quieren ver arriba del escenario.
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