El cielo está pesado, preparándose para la tormenta. El encargado de la pequeña obra en el cantero frente al Antel Arena, un hombre simpático al que apodan “el Nuevo”, levanta la vista y acelera los movimientos antes de que lo alcance el agua. Hace media hora recibió una llamada del capataz, que recibió una llamada de la Intendencia de Montevideo (IMM), que recibió una llamada del Ministerio de Relaciones Exteriores que le indicaba que detuviera todo, que deshiciera lo hecho.
—La orden que recibí es desarmar. Poner de nuevo la tierra que habíamos sacado para hacer el agujero y dejarlo como estaba: aquí no ha pasado nada —cuenta el obrero.
Hasta hace unos minutos, acá se planeaba poner un monolito en homenaje a Ho Chi Minh, el controversial líder revolucionario e independentista de Vietnam cuyo tributo original, colocando un busto de bronce del prócer, fue criticado por distintos legisladores y después rechazado por los ediles de la oposición que argumentaron su posición por razones “de forma y de fondo” y votaron en contra.
“Represión, ejecuciones masivas, desapariciones, campos de concentración, deportaciones, violación a los derechos humanos”, tuiteó el diputado colorado Gabriel Gurméndez, y agregó: “Esa fue la acción de Ho Chi Minh, líder comunista de Vietnam del Norte. Si les mandan la de Stalin o Ceaucescu, ¿qué van a hacer?”. A su comentario se plegaron otras figuras coloradas y del Partido Nacional, y así el asunto tomó estado público.
Sin los votos requeridos para proceder, el compromiso de la Cancillería con las autoridades de Vietnam quedó en una situación incómoda.
Lo del monolito había sido entonces un plan b para aplacar la polémica a poquísimos días de la visita de la vicepresidenta de Vietnam, cuenta el frenteamplista Gonzalo Sánchez, presidente de la Junta Departamental de Montevideo. Una alternativa a la propuesta de la Embajada de Vietnam en Argentina de que en Montevideo se colocara un busto del líder comunista engalanando el espacio que un año atrás el legislativo departamental le había asignado de forma simbólica a este país, como un gesto de diplomacia cultural.
Un agasajo para profundizar el vínculo con una nación señalada como estratégica para Uruguay.
Tanta ida y vuelta lo tiene confundido al jefe de la obra. “El Nuevo” no sabe quién era ni qué hizo “la persona” del homenaje, pero en los últimos dos días es la tercera vez que le cambian los planes. Primero, que el espacio debía quedar listo para el fin de semana. Después, que se adelantaba para el viernes. Y el jueves de tarde, finalmente, que no se hace nada.
—Así que no lo vamos a poner —dice.
—¿Y usted qué piensa?
—Y yo estoy contento porque voy a tener libre el fin de semana.
Unos minutos antes de esa llamada, en medio del ruidoso cuestionamiento público al prócer asiático, la bancada oficialista intentó una vez más negociar con los ediles blancos. Pero ni la opción del monolito, ni la de poner una placa en el Puerto de Montevideo —que décadas atrás había pisado Ho Chi Minh cuando trabajó como “pinche” de cocina de un barco de carga— terminaron por convencer al gobierno vietnamita, que en cambio había ofrecido obsequiar un busto en bronce de 250 kilos, tasado en 38.000 dólares y también costear una base de granito —otros 30.0000 dólares— para que en la visita prevista para el próximo 27 de noviembre lo inaugurara la vicepresidenta Vo Thi Anh Xuan, descubriendo la escultura, en una celebración que iba a incluir un espectáculo de baile típico y una ceremonia del café.
Según supo El País, la embajada ya había enviado las invitaciones al evento cuando decidió dar marcha atrás.
El viernes por la mañana, unas horas después de que el gobierno anunciara el ingreso de Uruguay al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico—y que desde la oposición se celebrara el hito como una política de Estado, gestada por dirigentes colorados, iniciado durante el gobierno de Luis Lacalle Pou y logrado por la administración de Yamandú Orsi—, la vicepresidenta comunicó que postergaba su visita a Montevideo.
Fue un trago amargo para el gobierno.
“Lo del busto era muy importante para ellos y a la vicepresidenta no le agradó la discusión que generó. Quedó ofendida”, dice el edil Sánchez con la voz cansada. Y agrega: “Quisiera decir que lo que generó mucha molestia y lo que trancó todo fue cómo ocurrió el procedimiento, cómo llegó la solicitud a la junta y el pedido de que se tratara de un día para el otro. De otra manera, esto se hubiera podido conversar mejor”.
Tal vez, se habría podido prever la demora que conllevaría la votación, plantea. Después de todo, el busto de Ho Chi Minh está lejos de ser la primera donación de un monumento que se enreda en una extensa polémica.
La historia chica
Casi todos los monumentos que luce Montevideo fueron una donación, que es como decir que la presencia internacional tiene una tradición muy fuerte en la principal ciudad del país. Detrás de esos obsequios se puede rastrear algún acuerdo, algún simbolismo. El origen de estos agasajos ha ido cambiando como un reflejo de las épocas y del interés por los vínculos. Si a principios del siglo XX las ofrendas venían principalmente de Italia y de España, en los últimos años llegan de Asia.
La escultura del David que se expone en la explanada de la IMM fue un lujoso regalo de un cónsul italiano en 1929 para el gobierno de Juan Campisteguy. Hecha con el molde de la obra original de Miguel Ángel, es una de las pocas que se exhiben en el mundo. También fue un obsequio de Italia la valiosa reproducción de La Puerta del Paraíso de Lorenzo Ghiberti, colocada en el Palacio Municipal. Y la Loba Capitolina, un regalo de Roma para Montevideo inaugurado en 1938 y que ahora está frente al Tres Cruces. Y la reproducción de la escultura ecuestre del Gattamelata, de Donatello, inaugurada en 1963 en Avenida Italia y Ricaldoni.
En época de cooperación intensa, también destacó España, que entre distintas obras donó el monumento de la Plaza Isabel de Castilla, en Avenida del Libertador y La Paz, inaugurado en 1954.
—Todos estos monumentos entraron a la ciudad de diferentes formas y reflejan a una época porque, ¿quién gobernaba Italia cuando se regaló el David? Benito Mussolini. Y en 1954, en España, ¿quién estaba en el poder? Francisco Franco —plantea Daiana Ferraro, directora de la División de Relaciones Internacionales y Cooperación de la Intendencia de Montevideo.
Esta oficina municipal, ubicada en el edificio Mercosur, es la que se encarga de tejer una relación entre Montevideo y otras ciudades del mundo, concentrándose en “acercar culturas” y “trabajando en intercambios de experiencias de políticas públicas”. Afianzando los vínculos a través de gestos diplomáticos como los hermanamientos: un contrato de amistad entre ciudades, “proponiendo o recibiendo propuestas” en un intercambio que puede ser de lo más variado, y que tras un análisis de esta dirección, sigue un largo proceso que empieza en la comisión de nomenclatura y termina votándose en el plenario de la junta.
Intercambios los hay de todo tipo.
Son la historia chica detrás del nombre de una plaza, un espacio, un callejón, una calle. Puede implicar colocar una placa en una acera o una fachada. La declaración de ciudadano ilustre. La creación de un premio. La actuación de un grupo de baile, de una murga. O plantar vegetación extranjera, como las semillas de sakura que regaló el embajador de Japón, uno de los socios diplomático más activos que tiene la IMM. O enviar un busto de Artigas, como lo están esperando en Erevan, Armenia. O reconocer a un país usando su nombre para una escuela.
China, por ejemplo, financió la construcción de una escuela en Casavalle, en 2004, y así la nombraron como agradecimiento. China, que inauguró el año pasado en Parque Batlle una escultura que representa un diálogo entre los filósofos Confucio y Lao Tse, pieza donada por el Museo de Arte de China. China, que en 1985 envió la escultura de Confucio del Parque Rodó, como un regalo al país que, tres años después, durante el primer gobierno de Julio María Sanguinetti, cortó relaciones con Taiwán. La misma escultura que unos meses atrás visitó una delegación de la provincia de Shandong que vino al país a armar unos laboratorios especializados en medicina animal.
Las propuestas llegan por distintos caminos, en distintos momentos. A veces por el Ejecutivo, otras por el gobierno departamental, otras por las embajadas que acercan las solicitudes a esta oficina. Ahora mismo, parece haber una zafra.
La cancillería de República Dominicana propuso nombrar a una calle como el prócer nacional a cambio de llamar Artigas a una calle de Santo Domingo; solicitó una plaza y allí colocar un busto de las Hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, activistas que se opusieron a la dictadura de Rafael Trujillo y fueron asesinadas el 25 de noviembre de 1960.
La embajadora de Canadá, por su parte, organizó un evento con tres universidades y el arquitecto Carlos Ott para planificar proyectos que resignifiquen a la Plaza Canadá, ubicada en la finalización de Bulevar Artigas en la Rambla.
Francia propuso construir una rampa con un mirador en la zona del Templo Inglés, en la Rambla de Ciudad Vieja, en homenaje al Conde de Lautréamont, que vivía por ahí y escribía mirando hacía el río. El plan fue rechazado por la dirección de Desarrollo Urbano, ya que afectaba “el rol de la rambla”.
Imposible decirles a todos que sí.
La lista es larguísima en la costa.
—Y tenemos que agradecer que ya no existe el regalo de animales —lanza Daniel Ituarte, funcionario de la dirección—. Antes era muy común el intercambio entre zoológicos. Tenemos un compañero que todavía nos cuenta el dolor de cabeza que fue recibir a una jirafa y llevarla hasta el Villa Dolores, porque en el camino había que hacer malabares para que la cabeza no arrastrara todos los cables.
El lente occidental
Con Vietnam, el vínculo es completamente interesado. Por un lado la Cancillería y por el otro el gobierno departamental han enviado delegaciones en distintas misiones para un dedicado cortejo de sus autoridades.
Vietnam es: una economía de más de 100 millones de habitantes. Está en una región que crece a un ritmo de 6% por año. “O sea, está en la región más dinámica del planeta”, resume el analista internacional Ignacio Bartesaghi. Es un gran proveedor de tecnología —en especial de teléfonos— y es un gran comprador de alimentos. Pero además integra el Tratado Transpacífico (CPTPP) al que Uruguay acaba de ingresar colmado de entusiasmo. “Entonces, hoy o mañana, y mucho más en este contexto de Argentina moviéndose bilateralmente en el Mercosur, si querés hacer lobby con el CPTPP, tenés a Vietnam”, plantea el analista.
“La diplomacia adquiere relevancia en momentos donde los países necesitan signos de amistad porque vos estás en un contexto muy complicado de un comercio de acuerdos estratégicos basados en ideologías”, agrega el experto.
En su opinión, la polémica que frustró la colocación del busto de Ho Chi Minh “fue un acto sobreexagerado”. “Me parece simplificar la discusión del acuerdo de Argentina con Estados Unidos versus Ho Chi Minh, cuando era una forma de profundizar la relación con Vietnam y es un regalo de un líder que no está cuestionado en Vietnam. Al final el lente occidental nos impide entender. La amistad con los países asiáticos es un largo trayecto de coherencia en tus acciones y de respeto a los asuntos internos de ese país, para ellos esto es algo muy importante”, dice.
Lo del pedido del busto, tampoco era exclusivo para Uruguay. Ferraro, de la IMM, cuando recibió esta solicitud hizo un relevamiento. ¿Quién más tiene un busto de Ho Chi Minh en casa? Y lo halló en 22 países. Uno de ellos, Francia: es decir, su enemigo en la Guerra de Indochina. Otro es Chile. Otro es Argentina.
—Lo puso Mauricio Macri cuando era jefe de gobierno de Buenos Aires. No se me ocurre que sea un tema de socialismo sí o socialismo no, porque no me vas a decir que Macri es socialista —dice la directora. Es su héroe nacional, es como si nosotros regaláramos un busto de Artigas y nos salgan con la leyenda negra.
La polémica la tomó por sorpresa, reconoce. A pesar de que ya han habido otros casos de monumentos resistidos.
Hace poco: el cambio de lafuente en la plaza de los Fundadores en Atlántida, señalada por los vecinos por tener un diseño que según ellos aludiría a símbolos comunistas. Antes: el fracaso de la colocación de la estatua de la Virgen María en la Aduana de Oribe, en 2016. El proyecto de la Iglesia Católica había sido presentado en la junta por el intendente de aquel momento, el frenteamplista Daniel Martínez, pero no encontró apoyo entre los ediles oficialistas, aunque eran mayoría. La oposición, en cambió, sí votó a favor.
La discusión duró meses y fue tan áspera que recordó a otro episodio espinoso, el de la conservación de la cruz montada en Tres Cruces en 1987 en el punto donde el Papa Juan Pablo II ofició la misa en su primera visita al país. El presidente de la época, Sanguinetti, había dado su visto bueno dejando a un lado su agnosticismo. Debía quedar como un “recuerdo de esta circunstancia histórica que recordará no solo a la comunidad católica, sino a todos los hombres de buena voluntad”, dijo. Pero la decisión derivó en un debate político que quebró a tres bancadas parlamentarias.
Después, en 2005, Tabaré Vázquez propuso el traslado de la estatua de Juan Pablo II desde una capilla hasta ese punto, junto al predio donde está la cruz. La iniciativa generó una acalorada discusión que dejó para el recuerdo un mordaz comentario de Mariano Arana, exintendente y en ese momento edil: de hacerlo, iba a parecer que el Papa estaba dirigiendo el tránsito, disparó. Finalmente, la estatua se puso junto a la famosa cruz.
Unos años más tarde, en 2012, se abriría otro capítulo en el anecdotario de la ciudad. Esta vez, la directora Ferraro lo vivió de cerca: el cuestionamiento a la escultura coreana, el Greetingman. El artista surcoreano Yoo Young-ho preparaba una escultura que se llama El ojo del milenio, de ocho pisos y en el medio una gran pantalla en la que pretendía proyectar el cielo de Montevideo, “porque nosotros somos su antípoda en el mapa”, explica la directora.
Donaron las cámaras a la intendencia, que hizo un acuerdo con Antel, “porque teníamos todavía el problema de la velocidad de transmisión”, cuenta Ferraro. Después vino una delegación que se instaló en el piso 25, en el panorámico y filmó a la ciudad.
La IMM, motivada, les presentó a los coreanos una idea: una instalación que consistiera en enviar mensajes de texto entre Montevideo y Seúl y que estos aparecieran en una pantalla colocada en el atrio, en tiempo real.
Pero ese proyecto no salió y el artista sintió que le debía algo a Uruguay por tanto esfuerzo. Hizo entonces la escultura de un hombre agradecido. Vendió decenas de minireproducciones del Greetingman y así reunió el dinero para construir el regalo que la IMM colocó en la rambla del Buceo.
Las crónicas de la época cuentan que la instalación provocó furor entre los montevideanos. Iban hasta el lugar a fotografiarse, a elogiar la obra pero sobre todo a criticarla, a burlarse del “coreano desnudo”.
Recogieron también que a los pies del gigante, observando todo esto, estaba su creador que, como su obra, dijo estar agradecido por ser testigo del rico intercambio.
La pregunta es para Ferraro.
—¿Cómo se tomó tanta polémica sabiendo toda esta historia de fondo que la gente desconocía?
—Y yo me imagino que en 1929 la gente también se debe haber quejado del David, horrorizados de tener a un hombre desnudo en el centro de la ciudad.
De Seregni a Alfonsín: votación a contrarreloj
El proceso de votación por el busto de Ho Chi Minh recibió diferentes críticas, pero hay una que generó consenso en el común de los legisladores departamentales: la celeridad y la poca información con la que se ingresó el trámite, sin prever el tiempo que una discusión por un homenaje de este calibre podría insumir. “Estuvo bastante mal trabajado”, reconoce el frenteamplista Gonzalo Sánchez, presidente de la Junta Departamental de Montevideo.
Pero también es cierto que la celeridad es una vieja conocida de este tipo de solicitudes. En algunos casos, como el monumento del general Líber Seregni, la obra estaba pronta para colocar y se votó con un par de días de antelación, recuerda el exedil nacionalista Javier Barrios. “Se trataba de una figura indiscutida, y el Frente Amplio consiguió los votos”.
“Es cierto que a veces la designación de una calle o la colocación de un busto se hace a contrarreloj, porque muchas veces los propios organizadores del homenaje no coadyuvan”, dice el exedil. Esto pasó con el reconocimiento al expresidente argentino Raúl Alfonsín aprovechando la visita de unos legisladores argentinos, en la zona del Dique Mauá. “Pero se trata de una figura en la otra punta de Ho Chi Minh, porque representa el restablecimiento de la democracia argentina”, dice Barrios.
Lo usual también es que la Junta Departamental de Montevideo trate más casos de homenajes de figuras nacionales que extranjeras. Sobre el fin del período pasado se cumplía fecha redonda del nacimiento de Raúl Sendic, la votación también fue con el tiempo en contra y no se lograron los votos. “Era la época electoral y se quería también hacer a las apuradas, entonces se dijo bueno una figura como Sendic muy controvertida por determinadas cosas, hay que dar una discusión más profunda, como por ejemplo se dio con la estatua de la Virgen María que nunca se aprobó”, dice el exedil.
“También es verdad que cada época refleja un momento de la vida. Hoy capaz que hay más personajes en espacios públicos, vinculados a la izquierda, porque la izquierda hace 40 años que gana en Montevideo y ha tenido muchos nombres que no estaban en el nomenclátor”, apunta Barrios.
Y en medio de esas negociaciones ocurren los “cambios de figuritas”: “Ponemos una persona vinculada históricamente a un partido y ponemos otra vinculada a otro partido”. En un acuerdo del estilo se votó la designación de un tramo de la calle Andes como Germán Araújo.
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