Siguió su plan al pie de la letra y terminó levantando los brazos como todos quieren hacerlo: al cruzar la última línea de meta, sin importarle demasiado el último embalaje y sabiéndose en lo más alto de la general individual de Rutas de América.

Minutos después de la llegada, entre lágrimas y abrazos con sus seres queridos en toldo del Club Ciclista Punta del Este, Ignacio Maldonado habló con Ovación sobre su gran sueño cumplido, la "madurez física y mental" que se lo permitieron, el entrenamiento de la siempre diferencia contrarreloj y las personas a quienes siempre llevará en su corazón.

Foto: Eduardo Schaucoski

—Muchos años como animador hasta que entraste a la historia grande del ciclismo uruguayo: ¿qué se siente?

—Mucha alegría. Es un sueño de muchos años ganar Rutas de América, porque he ganado muchas carreras, algunas muy lindas, pero nunca una de las más grandes de nuestro país y hoy estoy en la historia. Mi mensaje a la gente es soñar, luchar siempre y no darse por vencido, que la gloria y los resultados llegan más acá o más allá.

—¿Cuántos años de ciclismo y qué tuvo este de especial?

—Tengo una hija de seis años y creo que a su edad, yo ya estaba corriendo en Codecam, y fue prácticamente ininterrumpido. Hoy tengo 34 años, pero mi preparación año a año es al 100%, solo que la madurez física y mental te acercan a los resultados a lo largo del tiempo. No es solo el trabajo de un año, este era el año y por suerte lo pudimos concretar.

Foto: Eduardo Schaucoski

—La crono fue clave: ¿la has perfeccionado porque es la llave para ganar estas carreras?

—Sin dudas. Todos estos años he trabajado muchísimo en esa disciplina y también conocía muy bien el circuito. Entrené mucho por esa zona y corriendo para el Punta del Este tenía el apoyo de mucha gente. Había que dejarlo todo ahí y por suerte las piernas respondieron.

—¿Qué tan difícil fue defender la malla líder el último día?

—Fueron muchos ataques, pero cuando gané el último bonificado me di cuenta que los demás venían con las piernas justas y yo con buenas sensaciones. Así que de ahí en adelante empecé a saborear la gloria. Mis compañeros se brindaron al 100% y voy a estar agradecido de por vida con ellos.