Tres semanas atrás, aunque no gustaba, Peñarol ganaba su sexto partido al hilo (cinco por el Torneo Clausura más uno por Copa AUF Uruguay), y conseguía la mejor racha en mucho tiempo y su mejor versión del campeonato, que lo ubicaba previo a dos fechas decisivas (ante Liverpool y después Nacional) primero en las dos tablas.
Sin embargo, en noviembre todo se desmoronó: perdió el liderazgo del Clausura, a su DT, hipotecó la Tabla Anual y consiguió dos de 12 puntos posibles en cuatro partidos.
El Carbonero sigue arriba y dependiendo de sí mismo para ser campeón uruguayo, pero a cuatro fechas del final reaparece la imagen del Peñarol que no logró un solo punto en los seis partidos por Copa Sudamericana y el del final del Torneo Apertura, que le costaron el cargo al DT de entonces, Alfredo Arias. Como si la buena racha fuera mero maquillaje y el equipo nunca se hubiera recuperado.
Es que en los cuatro partidos de noviembre, Peñarol perdió con Liverpool -su rival directo-, rescató un punto en el clásico con Nacional mostrando un nivel bajíismo, empató con Cerro Largo de local en el Campeón Del Siglo, y ayer perdió ante Danubio y desaprovechó la chance de sacar ventaja en la Anual, cuando Liverpool ya había perdido.
Así, en cuestión de dos meses (10 partidos), el aurinegro pasó del cielo al infierno. Las victorias sobre Boston River 1-0, Defensor Sporting 2-1, Deportivo Maldonado 1-0, Montevideo City Torque 3-2, River Plate 3-0 y Sud América 3-0 marcaron el mejor momento del equipo, que además sumó 10 juegos sin perder (algo que no lograba desde 2021).
Sin embargo, en el debe estaba el funcionamiento, que Darío Rodríguez solo encontró a cuenta gotas. En 16 partidos en el banco aurinegro -aunque condicionado por las lesiones que no paran de golpear al plantel de Peñarol-, el DT no pudo encontrar el equipo titular. Y ante la pérdida de puntos vitales en tres partidos clave y la presión de una campaña electoral al rojo vivo, terminó dejando el cargo, que asumió de forma interina Juan Manuel Olivera, a la espera de lo que resuelva el nuevo Consejo Directivo y el presidente reelecto Ignacio Ruglio.
El DT de Tercera División ya había tenido que dirigir en el empate 0-0 con Wanderers por el Torneo Intermedio, tras la rescisión de Arias. Y en esta oportunidad tampoco pudo lavarle la cara a este Peñarol, que ha ganado mucho sin jugar bien, y que –en parte por la complicidad de los rivales que no aprovechan sus tropiezos– sigue con todo a favor para llevarse el título a fin de año.
Todo menos el juego colectivo, sobre lo que deberá trabajar el DT que llegue para no perder la ventaja y ganar las hipotéticas finales que vengan.
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