Óscar Javier Morales es el Nacionalde antes y el de ahora. Es el que estuvo en las concentraciones de las mesas con pascualinas, cartas, cigarrillos, algunas copas de vino y charlas, muchas charlas. Pero es también el que hoy, a sus 47 años, se choca de frente con una era en la que ganaron terrenos los celulares, los videojuegos y el PlayStation.

Fue un caudillo de los de antes. Un capitán que lideró a un equipo y salió cinco veces campeón uruguayo. Un número cinco clásico, de medias bajas, que alternó entre zapatos negros y blancos.

Se retiró mucho antes de que el entretenimiento digital se adueñara de los futbolistas. Sin embargo, hoy aparece en un rol en el que está cerca de los jugadores y percibe que todo es distinto a su época.

"Antes, como no habían redes sociales, éramos mucho más de la charla, de compartir un mate. No era todo vino y cerveza. Merendando, almorzando o lo que sea, siempre estaban las ruedas de charlas con todos juntos o en un grupo grande. Hablábamos de fútbol, de la vida, y empezabas a tener más amistad con alguno en especial. Hoy, si bien las charlas existen, si te ponés a mirar en una reunión de cuatro o cinco personas, cada uno está con los celulares. Es el mundo en el que estamos viviendo, no solo en el fútbol, sino en la vida", reflexionó.

El futbolista con más partidos oficiales en la historia de Nacional camufla toda su grandeza en el papel de secretario técnico, que tiene actualmente. Lo hace desde 2021, cuando lo llamaron con la idea de que acompañara a Pablo Repetto si José Fuentes ganaba las elecciones tricolores. Así fue, y en ese lugar es donde volverá a estar durante todo el 2023, esta vez al lado del argentino Ricardo Zielinski.

"En nueve años que estuve en Nacional, cambiaron mucho las concentraciones. Los planteles compartían más tiempo. Si bien alguno se iba, no era cada seis meses. Era más fácil, te conocías más. La alimentación, en ese momento, estaba bien, pero ahora sería impensado que no recurras a una nutricionista. Peso y medidas siempre hubo, pero ahora se profesionalizó mucho más todo. Ahora tenés psicólogo. Antes en el cuerpo técnico eran tres personas y ahora son de cinco para arriba. Se profesionalizó todo y uno tiene que estar al día de lo que va sucediendo, porque si no te adaptás, es muy difícil seguir", dijo a Ovación.

Foto: Juan Manuel Ramos.

Ojota Morales hoy es el que aconseja. El que escucha. El que guía. Y también el que observa en silencio. La idea es que a lo largo de este año, además de mostrarse como un “apoyo” más para el cuerpo técnico, sume desde su experiencia como exprofesional y siga más de cerca a los jugadores, especialmente a aquellos que se desempeñan como volantes.

Él mismo se encargó de explicar en qué se diferenciará su nueva función en diálogo con Ovación: “Me propusieron si quería ser parte del cuerpo técnico, ayudando en algunos trabajos, explicando cosas. No varía mucho de lo que estaba haciendo, pero capaz que tengo un poco más de participación en cancha, ayudando a los volantes con algún ejercicio, pero siempre aportando desde mi lugar. Siempre sabiendo que uno, desde la base del respeto, tiene que tratar de ayudar, pero las decisiones siempre las toma el director técnico”.

Sobre su rol, justamente, habló en el inicio de la pretemporada con el cuerpo técnico y los dirigentes: “En el primer día en Los Céspedes me manifestaron si yo me sentía cómodo participando más en cancha y yo les dije que estaba para ayudar de lo que sea”.

Foto: Juan Manuel Ramos.

Durante el semestre trabajará a la par de Zielinski, a quien ve con la experiencia necesaria para dirigir a Nacional. En ese sentido, comparte la visión de la dirigencia sobre que fue una apuesta para ir más allá del Uruguayo y apuntar fuerte en lo internacional. “Con Alejandro Lembo (asistente técnico) somos amigos y con Leonardo Romay (entrenador de arqueros) ya nos conocemos también. Tenemos que tratar de ayudarlo (a Zielinski), porque si bien tiene una visión de lo que es Nacional, podemos hacérsela más fácil y explicarle sobre el funcionamiento del club, las características de los jugadores y todo lo que es un cuadro grande. Es muy trabajador, muy humilde, sabe al fútbol difícil que viene, pero tiene la expectativa de hacer un buen año y también de dar un salto en lo internacional”, opinó sobre el director técnico.

Pero eso sí: también tiene claro que para ser competitivo en la Libertadores o Sudamericana no solo dependerá del desempeño del entrenador, sino también de los jugadores, la diferencia que saquen los equipos con poderío económico y la cuota de suerte. “La suerte viene en consecuencia de algo. Pero a veces, sacando lo económico, que estamos en desventaja, es por detalles. Si hacés un buen partido y no lo liquidás en el momento justo, podés cometer errores y que se te vaya el resultado. Estamos arrastrando muchos años sin lograr nada y con equipos que por momentos han sido buenos y no tan buenos. Desde lo económico no competimos. Pero no hay que poner excusas: desde lo futbolístico parecería que estamos lejos para algunas cosas y para otras no. Cuando uno sueña con lograr algo el camino a veces se abre y las cosas se dan. No es una cuestión de discurso, sino de saber que nos falta mucho para estar en las definiciones. Pero, haciendo las cosas bien y ligando un poco, puede darse”.

Ojota Morales trata de demostrar un papel ejemplar para los más jóvenes del club, aunque no le gusta sacar pecho con su trayectoria. Opta, más bien, por anticipar con ejemplos y vivencias propias determinadas situaciones que puedan ser de ayuda en un futuro para quienes lo escuchan. Tiene claro que el jugador de hoy no es el mismo de su época y no se sorprende si alguno no lo reconoce: “Por mi manera de ser, nunca puse primero el yo antes que el colectivo. No está bueno que uno, por su carrera futbolística, tenga que presumir sus logros. El protagonista siempre va a ser el jugador de fútbol”.

“El año pasado participé en un selectivo de Nacional con jugadores de Quinta, Cuarta y algunos de Tercera, y en las primeras charlas o presentaciones que tuve, que compartía con Fernando Curutchet, Juan Pablo Balbi y Juan Papa -que era el técnico de Séptima- algunos gurises no me conocían. Se fueron dando cuenta o algún familiar les habrá mostrado a través de videos en YouTube, pero yo no tenía por qué contarles cómo fui yo. Lo que siempre inculco es el valor que uno le tiene que dar al hecho de estar en Nacional. Lo que a uno le costó y todo lo que uno vive dentro del club. Fueron muchos años, pero no todos de alegrías”, dijo al rememorar su regreso al club en diciembre de 2021.

El País

Consultado por los insultos que recibió el ex Peñarol Maximiliano Perg en su primer entrenamiento en Los Céspedes el martes, Ojota señaló: “Escuché que habían unos murmullos de tres o cuatro atrás de un muro (y gritaban) sobre algo de Peñarol. Sé que los jugadores se reunieron en un momento y el vocero fue el Puma (José Luis) Rodríguez. Era para darle tranquilidad a Maxi, sabiendo que lo que está arrastrando es de una etapa anterior. Lo importante es que Nacional lo fue a buscar, él tomó la decisión de venir y después lo juzgarán si jugó bien o mal, pero hay que tener respeto”. Acerca del caso de Leonardo Coelho prefirió no profundizar, aunque deslizó: “Es un tema personal. Buscó lo mejor por su carrera. Me sorprendió, porque nadie lo esperaba, pero las cosas suceden”.