Enviado / Maldonado
Puño apretado, festejo con la hinchada y rápidamente rumbo al centro del campo porque el gol de Maximiliano Silvera valía el empate, pero a Peñarol le faltaba un tanto más para darlo vuelta en el Domingo Burgueño Miguel.
Así como lo festejó él junto a sus compañeros dentro del campo, también lo hicieron en el banco de suplentes y no solo el resto del plantel, sobre todo Diego Aguirre.
Un festejo literal y un festejo significativo porque siempre es importante que el “9” esté con la pólvora seca. El esfuerzo del exdelantero de Cerrito es innegable porque además genera mucho al salir del área, pero la falta de gol empezaba a hacer ruido.
El gol llegó y en el momento justo porque además fue un tanto muy importante porque valió el empate parcial del mirasol cuando hacía méritos por el gol, pero no podía encontrarlo y los minutos pasaban.
Jugada colectiva y pelota que quedó suelta al borde del área. El delantero puso el empeine y la pelota se metió junto al palo izquierdo de Guillermo Reyes desatando la locura dentro y fuera de la cancha.
Para Silvera, fue el segundo gol oficial desde que está en Peñarol porque el anterior había sido ante Cerro en la victoria por 3-0 en el Campeón del Siglo.
Motivación más que suficiente pensando en el partido con Caracas del próximo miércoles y también de cara a lo que se viene tanto por el Torneo Apertura como por la Copa AUF Uruguay.
Desahogo de Silvera y festejo que se multiplicó en el Campus de Maldonado porque el “9” titular volvió al gol con todo lo que eso significa en un equipo como Peñarol que sigue siendo el único líder del certamen local.
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