DE VOLEA

Peñarol juega bien de la mano de Mauricio Larriera y ha conseguido buenos resultados, más allá de que el último fue una derrota por la Sudamericana. Nacional ha mejorado una vez que Alejandro Cappuccio se dio cuenta que la línea de tres no funcionaba, pasó a los tradicionales cuatro en el fondo y así mantuvo el arco en cero en los dos últimos juegos.

Está claro que ambos entrenadores están cumpliendo con su proceso de maduración al frente de los equipos grandes, porque no es lo mismo haber sido asistente (como Larriera) o haber entrenado en juveniles (Cappuccio) a tener que tomar las decisiones al más alto nivel.

El aurinegro tiene la ventaja de que hace más tiempo que está, pues asumió en enero y por allí se explique el fútbol más fluido del mirasol. Sin embargo, algo en lo que los dos entrenadores todavía están en deuda es en los cambios que realizan durante el partido.

Larriera volvió a fallar en Asunción, hizo más lento e impreciso al equipo y lo pagó con la caída 2-1 frente a River Plate. Cappuccio lo hizo al sacar a Leandro Fernández ante la Católica. Nacional ganó, pero sin que nada le sobrara. Enseñanzas que ambos DT van sacando.