La gran pregunta es qué tan preocupado está realmente Brasil, el país más afectado del mundo por los aranceles impuestos por la administración Donald Trump. A primer golpe de vista, el 50% de aranceles es un porcentaje altísimo en la comparación internacional. Sin embargo, con el correr de los días, economistas brasileños han aplicado “paños fríos” a las alertas rojas sobre lo mal parado que quedará Brasil a partir de los mismos, al considerar que se trata de una economía bastante cerrada y que no depende tanto de las exportaciones a EE.UU. como se suele afirmar. Esta posición es la que mantiene, por ejemplo, el economista jefe del Banco Itaú Unibanco, el brasileño Mario Mesquita, quien en entrevista con El País,afirmó precisamente que el comercio exterior no es tan importante para Brasil y que “Estados Unidos tampoco es el principal destino de sus exportaciones, sino China”, fundamentó.
Lo cierto es que en determinados rubros comienza a aplicar un 40% de aranceles (café y carne), que se sumará al 10% de hasta ahora, pero esa tarifa del 50% excluye el 44,6% —es decir casi la mitad— del valor de las exportaciones brasileñas a Estados Unidos, según cálculos del Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios (MDIC) de Brasil.
Para el ministerio, el 64,1% de las exportaciones brasileñas seguirán compitiendo en igualdad de condiciones con productos de otros países en el mercado estadounidense (ese porcentaje es la suma del 44,6% mencionado y el 19,5% de las exportaciones sujetas a aranceles específicos).
De hecho, el impacto de la sobretasa excluye a alrededor de 700 excepciones. Por lo tanto, se podría concluir que el impacto económico general en la economía brasilera podría llegar a ser moderado, aunque la afectación sí será más evidente a nivel sectorial, especialmente en el café y la carne.
Entonces, ¿cómo se ve la situación de Brasil desde Uruguay, y cuál será el coletazo en este país? Esas fueron las preguntas que El País realizó a economistas locales.
Por lo pronto, Mesquita no dudó en afirmar que el Producto Interno Bruto (PIB) de Brasil será afectado en 0,2 puntos porcentuales, por las sobretasas —lo que calificó como “poco impacto general”—, y agregó que el proteccionismo (una tendencia que va más allá de los aranceles) perjudicará sobre todo a los países que necesitan de las exportaciones, como Uruguay.
The Economist realizó un análisis similar en un artículo publicado el pasado 9 de agosto, bajo el título “Los aranceles de Donald Trump a Brasil son más amenaza que realidad”.
En entrevista con El País, Sofía Harguindeguy, gerente de Consultoría Económica de Grant Thronton, también observó que, “si bien algunos analistas han revisado a la baja sus proyecciones de crecimiento para Brasil tras el anuncio de los aranceles de EE.UU., la mediana de las expectativas de mercado no refleja un cambio significativo”.
Harguindeguy notó que, según la última encuesta del Banco Central de Brasil, publicada el 8 de agosto, el crecimiento esperado del PIB de ese país se mantiene en 2,2% para 2025 y 1,8% para 2026, niveles que se han estado relativamente estables en los últimos cuatro meses y que, incluso, son superiores a los previstos a comienzos de año.
Un patrón similar se observa en las proyecciones de crecimiento del FMI, que entre abril y julio, no solo no las disminuyó en el caso de Brasil, sino que las revisó al alza. En mayo, el ente proyectaba que la economía brasileña crecería 2,3% en 2025 y 2% en 2026, mientras que en julio las subió a 2,3% y 2,1%, respectivamente, como si los aranceles no afectaran.
Pero a nivel sectorial, la historia es otra. El gobierno brasileño de alguna forma lo reconocer al haber anunciado medidas para mitigar el impacto sectorial, como por ejemplo, líneas de crédito para afectados.
Por su parte, Alejandro Vallcorba, economista de Exante, dijo a El País que, aunque todavía las medidas arancelarias son bastante recientes como para conocer su efecto definitivo, las primeras estimaciones apuntan a un impacto acotado sobre la actividad económica brasileña. “Algunos bancos y analistas locales han ajustado a la baja sus proyecciones de crecimiento del PIB entre 0,2% y 0,4%”, afirmó.
“De todas formas, sí vale advertir que en algunos sectores podrían registrarse efectos significativos, especialmente en aquellos cuyas exportaciones se concentran en Estados Unidos”, agregó Vallcorba en alusión a la industria cafetera, dado que EE.UU. es el principal mercado de destino del producto brasileño, lo que podría afectar además el precio internacional del grano.
“Otro sector que puede verse muy afectado, y que desde Uruguay es más relevante, es el frigorífico, que con estas tasas de aranceles, Brasil queda prácticamente excluido del mercado estadounidense”, señaló.
Los beneficiados de todo éstos serán, por ejemplo, Embraer que quedó fuera de los sobre aranceles, los jugos de naranja también por la misma razón, entre otros que están abarcados por las exenciones.
Impacto en Uruguay
En 2024, EE.UU. importó desde Brasil unas 200.000 toneladas de carne bovina, lo que representó cerca del 15% del total y más del doble de las exportaciones uruguayas hacia ese mercado (alrededor de 90.000 toneladas).
“Esto abre un espacio potencialmente importante para Uruguay, sobre todo considerando que EE.UU. es un mercado que paga buenos precios. La oportunidad puede ser muy atractiva para nuestro país, aunque otros también querrán aprovecharla, como Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Argentina”, señaló Vallcorba.
No obstante, el economista considera que, si bien a nivel a nivel sectorial puede existir alguna oportunidad para Uruguay, “no hay que perder de vista que la escalada proteccionista tiene efectos negativos; los aranceles encarecen insumos, interfiere en cadenas globales de valor y reducen eficiencias”.
“Y un mundo que crece menos es, sin duda, una muy mala noticia para una economía pequeña y dependiente del resto del mundo como Uruguay”, concluyó.
Harguindeguy proyectó que las nuevas tarifas pueden obligar a Brasil a redirigir parte de su producción de la carne y el café a otros mercados, con posibles efectos sobre el precio internacional de estos productos, lo que tampoco le convendría a Uruguay.
En caso de darse una desaceleración de la economía brasileña, la gerente de Grant Thornton proyecta que podría reducirse la demanda de exportaciones uruguayas a Brasil, o generar volatilidad cambiaria en la región.
Sobre la coyuntura de que Uruguay podría mejorar su posicionamiento en el nicho específico de la carne en EE.UU., comentó que habría que actuar “con rapidez y estrategia comercial”.
Consecuencias políticas
Ignacio Bartesaghi, director del Departamento de Negocios Internacionales e Integración de la Universidad Católica del Uruguay (UCU), opinó que es probable que algunos economistas tratan de quitarle importancia al peso de la aranceles en Brasil, buscando defender la posición del presidente Lula da Silva respecto a cómo manejó esta situación tan compleja con EE.UU.
A su entender, la imposición del 40% de las tarifas a Brasil deja políticamente mal parado al gobierno de Lula, al no haber logrado nada sustantivo a su favor en las negociaciones y quedar como el país con aranceles más altos del mundo.
Es cierto que hay impactos que se mitigan con las excepciones, pero Bartesaghi insiste que, aun así, existe un caudal importante de dinero involucrado con los aranceles en áreas importantes, que no habría que dejar de desconocer o subestimar.
“Decir que no va a haber impacto, no es correcto. Es verdad que éste podría no ser tan importante porque Brasil se ha focalizado principalmente en China, pero hay que reconocer que es un golpe igual”, afirmó.
“Aranceles de China sobre Brasil sí serían definitivos en la economía de ese país”, apuntó.
De todas formas, “hay que esperar a ver cómo termina el partido, porque Brasil va a salir a competir fuerte en otros mercados y podría ocurrir una devaluación del real brasileño, lo que cambiará la competitividad internacional. Los efectos del comercio demoran en llegar, por eso tampoco es fácil de medir las consecuencias”, atajó Bartesaghi al concluir.