EFE, AFP, O Globo (GDA)
El nivel del río Guaíba, que ha inundado barrios enteros de la ciudad brasileña de Porto Alegre, comenzó a bajar después de varios días en máximos históricos por el fuerte temporal que ha causado más de 100 muertos en el sur de Brasil. Sin embargo, las lluvias volvieron a castigar Rio Grande do Sul, lo que obligó a suspender las labores de rescate de personas aisladas.

Según el último boletín divulgado anoche por la alcaldía, el nivel del Guaíba, que baña Porto Alegre, capital del estado, se redujo hasta los 5,12 metros de altura, unos quince centímetros menos con respecto al día anterior.

Pero también anunciaron que la llegada de un nuevo frente de tormentas, con vientos que, se calcula, pueden llegar a 90 kilómetros por hora. Esto llevó a decidir que se interrumpieran las tareas de los equipos que buscan rescatar a miles de personas que aún están en zonas de riesgo.

La alcaldía pidió “que los barcos en operaciones de rescate suspendan temporalmente sus actividades”. Citó además “posibles descargas eléctricas” para la noche de ayer, según publicó en X.

El sur del país afronta también una situación delicada en relación con su sistema sanitario. En entrevista con O Globo, la secretaria de Salud del estado, Arita Bermann, contabiliza al menos once hospitales completamente fuera de funcionamiento debido a la fuerza de las aguas.

“Pensándolo por etapas, se puede decir que inicialmente (la semana pasada) fueron evacuados ocho hospitales. En la segunda ola (al final de la semana), hubo dos grandes hospitales en evacuados, como el Pronto Socorro de Canoas. Evacuar a los pacientes fue una verdadera operación de guerra”, afirmó.

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Los temporales, que comenzaron hace más de una semana, ya han causado 100 muertes en Río Grande do Sul y otro fallecimiento en el vecino estado de Santa Catarina, también afectado por el fenómeno aunque con una intensidad menor.

El balance agrega que también hay 128 desaparecidos y 372 heridos en Rio Grande do Sul, donde el 80% de los municipios está total o parcialmente bajo el agua, y unas 230.500 personas han tenido que abandonar sus hogares.

Además, las lluvias dejaron sin suministro de agua a más de 884 mil hogares y alrededor de 435 mil puntos del estado se encuentran sin electricidad.

Casi 100.000 viviendas quedaron dañadas o destruidas por la fuerza de la naturaleza. Los daños económicos superan los 4.600 millones de reales (908 millones de dólares), según una estimación primaria de la Confederación Nacional de Municipios.

El total de damnificados por el desastre climático se sitúa en torno a 1,5 millones de personas, muchas de las cuales están a la espera de ser rescatadas de las zonas más afectadas.

Además de las viviendas, se destruyeron infraestructuras como puentes o carreteras, y el aeropuerto de Porto Alegre se convirtió en una inmensa laguna, lo que ha obligado a interrumpir totalmente sus operaciones hasta fines de este mes.

Asimismo, han sido perjudicadas la producción agropecuaria y toda la actividad económica de uno de los estados más prósperos de Brasil. De hecho, se importará un millón de toneladas de arroz para compensar los daños causados a la cosecha, anunció el martes el Gobierno. (Ver aparte)

La industria automotriz brasileña también está en riesgo. Según explicó el presidente del Sindicato de la Industria de Componentes Automovilísticos, Claudio Shad, una encuesta realizada a las fábricas de componentes de Rio Grande do Sul mostró que en la región de Porto Alegre, las plantas se vieron “afectadas por las inundaciones” y están “paralizadas”.

Shad afirmó que en el resto del estado la industria apenas ha sido golpeada por las lluvias y continúa en funcionamiento, aunque advirtió que los cortes en carreteras están causando problemas en la logística para transportar los componentes hasta las montadoras.

Foto: AFP

Más de una semana después de que comenzaran las lluvias, sin corrientes que desplacen las aguas, el olor es nauseabundo en una ciudad que tiene zonas convertidas en verdaderos basurales.

“Las aguas contaminadas pueden transmitir enfermedades”, dijo a periodistas Sabrina Ribas, portavoz de Defensa Civil.

En el sur del estado, las inundaciones deben alcanzar “graves proporciones” en los próximos días debido al “colosal” volumen de agua que ha caído en el Guaíba y otros ríos que alimentan la Laguna de los Patos, con salida al Atlántico, alertó MetSul Meteorología.

“El caudal récord equivale a (...) lo que podría esperarse en una recurrencia estimada una vez cada 10.000 años, por lo que la cantidad de agua que avanza por la Laguna de los Patos es extraordinaria y nunca antes vista”, señaló en una nota.

Las precipitaciones deben seguir, con “aguaceros” de viernes a domingo en la región de Porto Alegre, según el Instituto Nacional de Meteorología (Inmet). La emergencia en Brasil coincide con la publicación de un informe ayer miércoles de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que destaca un récord de peligros climáticos en Latinoamérica y el Caribe en 2023 producto del fenómeno de El Niño y los efectos del calentamiento global por influencia de la actividad humana.

Porto Alegre sufre inundaciones sin precedentes. Hay barrios enteros anegados, el principal aeropuerto de la ciudad es una gran laguna y se espera que no opere hasta finales de mayo, y los estadios de fútbol del Gremio e Internacional son un lodazal. Además, varias localidades del interior del estado brasileño de Rio Grande do Sul acumulan cuantiosos daños por las riadas e inundaciones que han afectado a gran parte del sur de Brasil, dejando cientos de miles de damnificados y cerca de un centenar de víctimas.

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