El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, urgió a su par estadounidense, Donald Trump, a eliminar los aranceles punitivos contra Brasil durante la primera llamada telefónica entre ambos desde que el multimillonario volviera a la Casa Blanca.
Después de meses de confrontación, Trump llamó a Lula y conversaron durante 30 minutos en un "tono amistoso", indicó la presidencia brasileña en un comunicado.
Lula pidió "la eliminación de los aranceles a los productos brasileños y las medidas restrictivas contra autoridades brasileñas".
Una parte importante de las exportaciones brasileñas a Estados Unidos son objeto desde el 6 de agosto de un arancel de 50%, en represalia a una supuesta "caza de brujas" contra el expresidente Jair Bolsonaro, aliado de Trump.
Según la presidencia brasileña, Lula y Trump acordaron reunirse personalmente "en breve". El mandatario brasileño sugirió la posibilidad de una cita al margen de la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), en Malasia, este mes.
El mandatario brasileño también se dijo "dispuesto a viajar a Estados Unidos" para un encuentro.
También reiteró su invitación a Trump a la COP30, la conferencia climática de la ONU, que se celebrará en noviembre en la ciudad de Belém, en la Amazonía brasileña.
"Los dos presidentes intercambiaron teléfonos para establecer una vía de comunicación directa", indicó la nota de Brasilia, que subrayó que los ministros de Exteriores, Finanzas y el vicepresidente de Lula participaron en la llamada.
Por su parte, el presidente Trump designó al secretario de Estado de Estado, Marco Rubio, para seguir las negociaciones con esos tres integrantes del gobierno del país suramericano.
"Fue una reunión extremadamente positiva y creo que va a traer próximos pasos importantes", declaró a periodistas el vicepresidente brasileño, Geraldo Alckmin.
Trump evocó una "excelente química" con Lula
Es la primera vez que Lula y Trump conversan tras el regreso al poder del republicano en enero, y especialmente luego de la crisis diplomática y comercial desatada por la imposición de aranceles a los productos brasileños.
"Queremos negociar (...) y no hay nadie para conversar" al otro lado del teléfono, se había quejado Lula en agosto.
Un primer acercamiento se dio hace dos semanas, cuando Trump evocó una "excelente química" entre ambos durante un cruce al margen de la Asamblea General de la ONU.
Sin embargo, Estados Unidos mantuvo en las últimas semanas la presión sobre Brasil. Además de los aranceles, Washington impuso sanciones consulares y financieras a altos funcionarios, en especial al juez Alexandre de Moraes, a cargo del juicio contra Bolsonaro.
Las medidas restrictivas no impidieron que la corte suprema condenara el mes pasado al expresidente (2019-2022) a 27 años de cárcel por intento de golpe de Estado.
Al día siguiente de su fugaz encuentro con Trump, Lula expresó optimismo de resolver la crisis bilateral.
"Cuando nos reunamos, creo que todo se resolverá, y que Brasil y Estados Unidos volverán a vivir en armonía", declaró en rueda de prensa en la ONU.
Según Lula, que en otras ocasiones ha llamado "emperador" a Trump, el líder estadounidense tiene "informaciones equivocadas" sobre Brasil.
Los aranceles punitivos de 50% que impuso Estados Unidos golpean fuertemente productos de los que Brasil es el primer productor y exportador mundial, como el café o la carne.
La administración Lula quiere sumar productos a la lista de exenciones, como es el caso del jugo de naranja y los aviones.
"El gobierno brasileño ha tenido dificultades para encontrar canales de diálogo con la administración estadounidense", dijo a la AFP un diplomático europeo bajo condición de anonimato.
"Más que los diplomáticos, fueron grandes empresas brasileñas como Embraer (el tercer mayor fabricante de aeronaves del mundo) y JBS (el mayor productor mundial de carne) las que presionaron a las autoridades estadounidenses para que cambiaran su postura hacia Brasil", añadió.
AFP
Cómo sigue
Según la nota de la presidencia brasileña, Lula subrayó el superávit que Estados Unidos mantiene en su intercambio comercial con Brasil desde hace al menos 15 años y “describió el contacto como una oportunidad para la restauración de las relaciones amigables de 201 años entre las dos mayores democracias de Occidente”.
En la reunión virtual, Lula estuvo acompañado por el vicepresidente y ministro de Comercio e Industria, Geraldo Alckmin, y los titulares de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, y de Hacienda, Fernando Haddad. Esos tres ministros serán responsables de darle continuidad al diálogo entre Lula y Trump, quien por su parte designó para esa labor de coordinación al secretario de Estado, Marco Rubio, dice el comunicado.
El vicepresidente insistió en la predisposición de Lula para negociar sobre la agenda comercial y subrayó que “no hay razones” para gravar los productos brasileños con aranceles adicionales, ni para sancionar a autoridades del país por el juicio a Bolsonaro.
La conversación entre Lula y Trump se dio el mismo día en que se conoció el dato de superávit de la balanza comercial de Brasil de 45.500 millones de dólares entre enero y septiembre, un 22,5% menos con respecto al mismo periodo de 2024. Las exportaciones aumentaron un 1,1% en los nueve primeros meses de 2025, hasta los 257.800 millones de dólares, impactadas por la caída del 20,3% de las exportaciones a Estados Unidos, por los fuertes aranceles impuestos a Brasil. En cambio, las importaciones subieron un 8,2% y totalizaron 212.300 millones de dólares, según los datos del Ministerio de Comercio e Industria.
Solo en septiembre pasado, el saldo comercial registró un superávit de 3.000 millones de dólares, un 41,1% menos frente al mismo mes del año pasado.
Brasil aumentó en septiembre sus exportaciones a destinos como China (14,7%), que es el mayor socio comercial del país sudamericano; la Unión Europea (2,0%); Mercosur (27,6%), Canadá (5,3%) y México (9,1%).
Por el contrario, los embarques se redujeron de forma drástica hacia Japón (-38,8%) y Estados Unidos (-20,3%).
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