Redacción El País
El terremoto que ha dejado más de 800 muertos en el este de Afganistán en la noche del domingo y madrugada de este lunes es una manifestación recurrente de la realidad de uno de los lugares más peligrosos del mundo para sufrir un seísmo.
La altísima mortalidad de sus terremotos se debe a una combinación letal de pobreza, decenios de guerra y un terreno implacable. Afganistán se asienta sobre el punto de colisión de dos gigantescas placas tectónicas, la placa índica, que se desplaza hacia el norte, choca y se desliza bajo la placa euroasiática.
Este choque es el que ha creado la cordillera del Hindu Kush, una de las zonas sísmicamente más activas del planeta. El país está atravesado por fallas y los terremotos, como este, suelen ser poco profundos, lo que significa que la energía se libera muy cerca de la superficie y multiplica la violencia de la sacudida.
La provincia de Kunar, la más afectada por el terremoto, es un laberinto de valles en la región del Hindu Kush: la complejidad de este terreno hace que el acceso para los equipos de rescate sea muy complicado, con aldeas enteras que pueden quedar aisladas durante días.
La principal causa de muerte en los terremotos afganos no es el temblor en sí, sino el colapso de las viviendas como consecuencia de la sacudida. En las zonas rurales, la inmensa mayoría de la población habita en casas de ladrillos de barro y paja o de piedra sin reforzar.
Estas construcciones son extremadamente frágiles ante los movimientos sísmicos, porque en lugar de doblarse con el movimiento estallan y se desploman, aplastando a sus ocupantes sin dejar espacios de supervivencia.
La pobreza endémica impide el uso de materiales más resistentes y la aplicación de códigos de construcción seguros.
Además, cuatro decenios de conflicto armado han destruido la capacidad de Afganistán para prepararse y responder a desastres.
La infraestructura básica, como carreteras, hospitales y redes de comunicación, es precaria o inexistente en muchas áreas. Esto convierte las operaciones de rescate en una pesadilla logística, porque los equipos de ayuda tardan días en llegar a aldeas remotas en valles montañosos que, a menudo, quedan completamente aisladas por los deslizamientos de tierra que provocan los propios seísmos.
A esto se suma el Estado afgano, tanto durante el régimen anterior como ahora bajo el talibán, que carece de los recursos necesarios para hacer frente a una catástrofe de esta magnitud.
No existen equipos de búsqueda y rescate urbanos bien equipados, ni una flota de helicópteros suficiente, ni un sistema sanitario capaz de gestionar miles de heridos simultáneamente.
El aislamiento internacional del gobierno talibán dificulta aún más la coordinación y la llegada rápida de la crucial ayuda humanitaria exterior.
Última tragedia
Más de 800 personas murieron y al menos 2.700 resultaron heridas en el este de Afganistán por el sismo de magnitud 6, seguido de cinco réplicas que se sintieron a cientos de kilómetros.
El temblor -con epicentro en una zona remota y montañosa a 27 km de Jalalabad, en la provincia de Nangarhar- se produjo en la noche del domingo y madrugada del lunes y la onda sísmica se sintió desde Kabul hasta Islamabad, la capital de Pakistán. Más de 1,2 millones de personas probablemente sintieron sacudidas fuertes o muy fuertes, informó el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS).
Cerca del epicentro, en la provincia de Kunar, el balance provisional es de 800 muertos, anunció el portavoz del gobierno, Zabihulá Mujahid, en una rueda de prensa en Kabul.
Algunas de las aldeas más afectadas en la provincia de Kunar “siguen siendo inaccesibles debido a los bloqueos en las carreteras”, advirtió la agencia de la ONU para las migraciones en un comunicado.
Los talibanes, que volvieron al poder en Afganistán en 2021, advirtieron que el balance de víctimas aumentará a medida que avance la búsqueda en las zonas remotas y dijeron que los daños son “muy importantes” en Kunar.
“Nunca habíamos vivido nada parecido”, contó a AFP Ijaz Ulhaq Yaad, un alto funcionario del distrito de Nurgal. “Fue terrorífico, los niños y las mujeres gritaban”, explicó por teléfono.
Muchas familias acababan de regresar a Afganistán tras haber sido expulsadas de su exilio en Pakistán e Irán. En total cerca de cuatro millones de afganos han vuelto al país.
“Había unas 2.000 familias de refugiados que habían regresado y planeaban reconstruir su hogar” en esta región agrícola fronteriza con Pakistán, explicó el responsable.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, expresó su “solidaridad” con Afganistán y el papa León XIV expresó que está “profundamente entristecido” por las muertes provocadas por el temblor.
También el papa León XIV expresó su pesar y su solidaridad a las personas que han perdido a sus seres queridos y al personal de rescate tras el terremoto en Afganistán. En un telegrama, el papa ofrece oraciones “por las almas de los fallecidos, por los heridos y por los que aún permanecen desaparecidos, y encomienda al Todopoderoso a todos los afectados en este desastre”.
EFE, AFP
Otra tragedias
En 2023 Afganistán vivió otro terremoto de gran magnitud en la ciudad de Herat, fronteriza con Irán, que dejó más de 1.500 muertos y 63.000 viviendas destruidas.
En 2015, más de 380 personas murieron en Pakistán y Afganistán cuando un potente sismo de magnitud 7,5 golpeó a los dos países, aunque Pakistán registró un número mayor de fallecidos. En junio de 2022, otro terremoto de magnitud 5,9 sacudió la provincia oriental de Paktika, donde más de mil personas murieron y decenas de miles se quedaron sin casa.
-
Tragedia en Chile: encontraron los cuerpos de cuatro de los mineros atrapados en El Teniente
Pasajeros de un crucero quedaron varados durante la alerta de tsunami en Hawai: “El barco se está yendo”
Chile evacúa a más de un millón de personas por alerta de tsunami y suspenden clases en la zona costera