Redacción El País
El presidente del Comité Central Israelita, Roby Schindler, recibió con “sorpresa” la marcha atrás en el proyecto de transformar el águila con una esvástica que se recuperó del Graf Spee en una paloma de la paz, pero dijo a El País que está “admirado de vivir en un país donde un presidente escucha que tiene a toda la gente en contra y es capaz de parar y dar marcha atrás”. “Valoro eso, la grandeza”, añadió.

El presidente Luis Lacalle Pou anunció el proyecto, que llevaría adelante el artista Pablo Atchugarry, en conferencia de prensa este viernes. Tras recibir varias críticas, el mandatario indicó este domingo que la idea no se realizaría.

Al momento del anuncio inicial, Schindler se mostró a favor de la idea, la cual calificó de “maravillosa”. Ahora, tras su cancelación, sigue manteniéndose optimista. “Valoro la grandeza del presidente de saber escuchar y parar. Después veremos lo que se resuelve y en la medida en que no quede en manos de un privado, eso para nosotros es lo más importante”, aseguró.

Consultado respecto a las diversas críticas que se expresaron en contra del proyecto, Schindler indicó: “Me parece bien, el tema es que para el Comité Central (Israelita) la otra alternativa era la subasta pública. Eso era algo que a nosotros nos inquietaba (…) Ahora, he leído algunas de las otras opiniones de (la historiadora y subsecretaria de Educación y Cultura) Ana Riberio y declaraciones del (senador Jorge) Gandini, del (diputado Ope) Pasquet. Absolutamente válidas. Escuché siete opciones diferentes de qué hacer con eso, y es válido”.

En este sentido, Schindler resaltó que si el águila se destinara a un “museo, un centro recordatorio, si se transforma en rosas blancas o una paloma de la paz, todo puede ser válido”. “Acá opinan académicos, historiadores, gente que sufrió el terror del nazismo, no hay una verdad revelada, pueden ser diferentes opciones”, señaló, respecto al futuro del águila.

También puntualizó que “la transformación en una paloma no era una mala idea” porque incluso se podía poner al lado una placa con un código QR con información sobre el hundimiento del Graf Spee y todas las circunstancias históricas. “Hay muchas manera de educar y enseñar. Las cosas realmente mueren cuando no se las recuerda”, concluyó.