Publicidad

Uruguay y la tasa de letalidad del COVID-19, ¿cómo está respecto a los países de la región?

Compartir esta noticia
Coronavirus. Foto: AFP

EL AVANCE DE LA PANDEMIA

Uruguay tiene la segunda tasa de letalidad más baja en América del Sur por coronavirus, según un relevamiento de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas al que accedió El País.

Este contenido es exclusivo para nuestros suscriptores.

Uruguay

se acerca a los dos primeros meses de emergencia sanitaria y desde el gobierno hay optimismo por las cifras alentadoras, que muestran que las medidas de distanciamiento dieron resultado y el país hoy está lejos del pico que causó desbordes en los sistemas de salud de varios países europeos y de Estados Unidos. ¿Pero como está parado Uruguay en relación a sus vecinos de la región? Dos indicadores que sirven para comparar son la tasa de letalidad -es decir, el porcentaje de fallecidos del universo de casos confirmados- y la cantidad de test realizados para encontrar un caso positivo de COVID-19.

La Cátedra de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina recopila en forma periódica los datos de cada país de América del Sur y El País accedió a su último informe. Conocer estos indicadores permite tener una idea aproximada del lugar en el que está posicionado Uruguay, aunque siempre hay que tomar con pinzas estas comparaciones debido a las diferencias entre los países a la hora de hacer pruebas diagnósticas y por lo tanto en conocer el número real de infectados. Algunos realizan más pruebas y otros menos y eso, por ejemplo, incide en forma notoria en la tasa de letalidad. O sea, si un país solo testea a los posibles casos que llegan a los hospitales, la tasa será más alta. Si hace test masivos, es posible que sea más baja.

Aún así, es un dato relevante. Con cifras cerradas al 29 de abril, Uruguay tenía 17 muertes en 643 casos positivos, lo que da una tasa de 2,6%. En América del Sur solo Chile tiene una tasa mejor con 1,4%: 227 muertes en 16.023 casos positivos. El peor indicador es el de Brasil (7% con 5.901 muertes en 85.380 casos positivos). Eso sin contar Surinam y Guyana que tienen ambos 10%, pero con muy pocos test realizados (una muerte en 10 casos en el primer país y ocho en 78 en el segundo). En el medio están Perú (2,8%), Venezuela (3%), Paraguay (3,6%), Ecuador (3,6%), Colombia (4,5%), Argentina (5%) y Bolivia (5,3%).

Test diagnóstico.

En promedio Uruguay ha tenido que hacer 29,2 test para diagnosticar un caso positivo desde el 13 de marzo, según la Cátedra de Enfermedades Infecciosas.

Y en las últimas semanas (salvo los casos puntuales de brotes) ha realizado “hasta 50 y 100 test diarios” para encontrar un positivo, dijo a El País el profesor Julio Medina, director de la cátedra.

¿Es posible que el testeo esté mal enfocado, en poblaciones no jerarquizadas y que, por lo tanto, exista un subregistro muy importante? Medina lo descartó porque eso se traduciría en los ingresos a los hospitales y a los CTI y hoy eso no sucede: los ingresos a cuidados intensivos han sido del 4,8% y la cantidad de personas fallecidas no se ha disparado.

Medina puso como ejemplo datos de Estados Unidos (cada cinco test diagnostica uno positivo) y de Reino Unido (cada tres test, uno positivo). “Uruguay está testeando mucho para encontrar y rastrear sus casos y eso significa que el virus está con baja intensidad en la comunidad”, explicó Medina.

Test para identificar si se tiene coronavirus COVID-19. Foto: AFP - Archivo
Test para identificar si se tiene coronavirus COVID-19. Foto: AFP - Archivo

Veamos otros ejemplos en la región. Ecuador hace 2,6 test por cada caso positivo, México 4,3, Panamá 4,8, Bolivia 6,3, Perú 8,3, Chile 12, Argentina 13,4, Colombia 15,3, Paraguay 37, Brasil 43,44 y Venezuela 1.340 (según su gobierno tiene 329 positivos en 440.966 test).

Un tema en debate es si debería realizarse un testeo aleatorio y masivo en el país. Según el director de la cátedra, el testeo en Uruguay por técnicas de biología molecular es adecuado y ha sido eficiente para cumplir los objetivos más importantes: identificar los pacientes sintomáticos y aislarlos, identificar los contactos de esos pacientes sintomáticos y ponerlos en cuarentena y seguir la cadena de transmisión para que “se escapen” los menos posibles.

El testeo masivo por técnicas de biología molecular “es inviable”, opinó Medina, y dijo que no sustituye la estrategia “más importante”, que son los test con los objetivos mencionados y el distanciamiento.

El experto mencionó el caso de Corea del Sur, que hizo testeo “muy intenso” pero no fue masivo al azar sino que identificaba a través de los celulares y uso de tarjetas de crédito o débito las personas que hubieran coincidido en el mismo espacio y tiempo con alguien con infección confirmada. “Y ahí se les avisaba para que se hicieran un test, o sea que se dirigía según riesgo”, indicó el grado cinco en infectología.

Eso sí, hay dos poblaciones que se pueden beneficiar de un testeo sistematizado pero no en forma masiva. Son, según Medina, los trabajadores de la salud y los residentes en los establecimientos de larga estadía para personas mayores. Aún así, “no se trata tampoco de testear a todos en forma masiva y reiterada”, explicó Medina.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad