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Sube la presión por el caso Astesiano tras nuevos chats que generaron más críticas del Frente Amplio

En el gobierno entienden que el pedido del excustodio a jerarca policial sobre datos de Lorena Ponce de León se enmarcó dentro de los cometidos funcionales de la seguridad presidencial.

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Alejandro Astesiano

La filtración casi diaria de los chats que mantenía el exjefe de la custodia presidencial Alejandro Astesiano con jerarcas de la Policía a los que le pedía favores —situación que investiga la Fiscalía como presunto tráfico de influencia— es uno de los frentes abierto más importantes que hay entre el gobierno de Luis Lacalle Pou y la oposición comandada por el Frente Amplio.

En las últimas horas, la presión ejercida por la coalición de izquierda en función de nuevas conversaciones que se hicieron públicas entre Astesiano y el subdirector ejecutivo de la Policía Nacional ha subido a un tono que preocupa al oficialismo.

Incluso el presidente Luis Lacalle Pou se expresó sobre el asunto al comienzo de esta semana, en un Consejo de Ministros que convocó el lunes al mediodía para hacer con su gabinete un balance del año. Allí señaló que era consciente del impacto negativo que el caso Astesiano estaba suponiendo, pero que a su criterio se trata de golpes que “absorbe” él como persona.

La última novedad sobre este caso vino con la filtración de un intercambio por chat ayer martes en el que quedó en evidencia que Astesiano le solicitó a Berriel —que hoy declaró por esta causa ante la fiscal Gabriela Fossati— información personal sobre Lorena Ponce de León. En el diálogo vía WhatsApp, ocurrido a principios de julio de este año, el entonces custodia le pidió a al número tres de la Policía conocer detalles sobre un viaje al exterior que estaba por realizar quien es formalmente la primera dama—separada desde hace meses de Lacalle Pou—, tal como surge de un chat difundido por Montevideo Noticias, La Diaria y periodistas de El Observador en sus redes sociales.

Berriel, en ese chat, accedió al pedido de Astesiano —que se encontraba en Colombia junto al presidente— que el custodia había tramitado en “modo reservado”, y el jerarca policial le respondió detalles sobre el vuelo que estaba a punto de tomar la primera dama.

“Por Seguridad"

En el gobierno lamentan la filtración del chat porque entienden que hay de fondo un tema “delicado” que atañe a la privacidad del primer mandatario, pero que en lo fundamental este caso se enmarca en los cometidos funcionales de la seguridad presidencial. Algo que, a su vez, está regulado en el reglamento del servicio en un decreto del año 2006.

“Lo que ocurrió está todo dentro del alcance de la seguridad del presidente y del núcleo familiar directo”, señalaron a El País fuentes del Presidencia, que insistieron: “Lo que la custodia hizo fue encargarse de su función”, en el entendido de que la seguridad de la primera dama es también la seguridad de la madre de los hijos del presidente.

En el Poder Ejecutivo quien se ha pronunciado públicamente al respecto —en relación específica al último chat entre Astesiano y Berriel— ha sido el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, quien cuestionó a la prensa que se divulgara precisamente esta información.

“Estamos viendo si el presidente preguntó si la mujer se fue de viaje o no. Me parece que estamos muy lejos del objetivo. Me da la sensación de que ha virado el tema a un tema que es de la vida privada del presidente, ¿qué tiene que ver eso con los pasaportes rusos?", se preguntó en relación a una de las líneas de investigación de Fossati: la participación de Astesiano en una red que falsificaba partidas de nacimiento para dar pasaportes uruguayos a ciudadanos rusos.

En paralelo, el abogado Andrés Ojeda, declaró a la salida de Fiscalía —a donde fue como defensor de Berriel— que el subdirector ejecutivo de la Policía había recibido ”una orden directa, concreta, específica, al inicio de este gobierno de parte del entonces ministro Jorge Larrañaga, en la cual le presenta a Alejandro Astesiano y le dice que todo lo que éste pida es (sic) como que lo pida el propio ministro, invocando en esa conversación al presidente de la República".

Las críticas del Frente Amplio no demoraron.

“¿Qué está pasando en Uruguay? —escribió en Twitter el senador Alejandro Sánchez—. El presidente usando al Estado para espiar a su expareja. Espionaje a senadores opositores. Periodistas comprometidos con su tarea, rompieron la censura y la información salió a la luz desde sus cuentas personales. Ayer no fue un día más”.

Algo similar manifestó en esta red el senador Mario Bergara: “El ejercicio libre del periodismo es uno de los pilares de la democracia. En nuestro país ya ha habido episodios de censura que son recordados como acontecimientos tristes de nuestra historia”.

“A no enojarse —dijo también en Twitter el intendente Yamandú Orsi— cuando Uruguay siga bajando de ciertos estándares en materia de libertad de expresión. Espero (que) sea un desgraciado y coyuntural episodio que impidió a los periodistas publicar su trabajo”.

Esta situación es también por estas horas preocupación de legisladores del oficialismo, según supo El País en base a fuentes nacionalistas.

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