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Rafael Porzecanski: “El primer intento de renovación en el Frente Amplio fue fallido”

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Rafael Porzecanski. Foto: Marcelo Bonjour

LA ENTREVISTA DEL DOMINGO

El Frente Amplio perdió pie en sectores del interior en los que, a juicio del sociólogo Rafael Porzecanski, la izquierda “no cultivó el voto”

Después de 15 meses de ciclo electoral, queda claro que “el gran ganador” fue el Partido Nacional, dice el sociólogo Rafael Porzecanski: “Es el partido más votado dentro del bloque, es el que clasificó al balotaje, es el que preside el gobierno y el que recuperó intendencias”. En contraposición, el Frente Amplio perdió pie en sectores del interior en los que, a su juicio, la izquierda “no cultivó el voto”. Lo que sigue es un resumen de la charla con El País.

-Terminó el ciclo electoral. ¿Quién ganó y quién perdió?

-En términos de bloques fue un ciclo que favoreció a la coalición multicolor. Gana el gobierno nacional luego de 15 años de gobierno del Frente Amplio. Luego ya es más discutible decir si en las elecciones departamentales quien triunfa es el bloque multicolor o el Partido Nacional. El Frente, por obviedad, es el gran perdedor. A nivel partidario, sin dudas el gran ganador es el Partido Nacional: es el partido más votado dentro del bloque, es el que clasificó al balotaje, el que preside el gobierno y el que recuperó intendencias. Reconquistó Rocha, Río Negro y Paysandú, y quedó cerca en Salto que es un departamento “débil” para los blancos. Queda con una buena distribución de ediles en Montevideo y obtiene nuevos municipios. Es decir: si lo nacional había sido bueno para el Partido Nacional, lo departamental y municipal lo termina de beneficiar. No así a los socios menores. El Partido Colorado retiene Rivera, pero pierde caudal en Salto. Y Cabildo Abierto tiene una votación muy mala.

-¿Cabildo es Manini-dependiente?

-Reposa muy fuertemente en la figura del líder, pero creo, también, que tuvo dificultades internas en el ensamble de liderazgos y a la hora de fijar alianzas. Hay un cuestionamiento a las maneras en que se eligieron los candidatos en la escala más regional.

-¿Al sartorismo le pasó lo mismo que a Cabildo Abierto?

-Hay un sartorismo de internas y hay otro sartorismo postinternas. En las internas pusieron toda la carne en el asador, apostando a un resultado más parejo que el que se dio, y luego hicieron una campaña de más bajo perfil. Aun así, contraviniendo algunas especulaciones que se habían tejido, (Juan) Sartori no abandonó la política uruguaya, está presente. No es el Sartori que se presentó y se tomó un avión.

-¿Cómo se posiciona Cabildo Abierto para lo que viene?

-Nuestras mediciones preliminares muestran que Cabildo Abierto no está en su apogeo como el año pasado, sino más bien en una fase de retaguardia.

-¿De cuántos puntos?

-No estamos midiendo intención de voto aún. Más bien surge de la cercanía partidaria, la simpatía que despiertan sus líderes. Cabildo Abierto tiene dos líneas dirigenciales: una de corte más civil y otra más militar. Eso tiene su desafío de articulación.

-¿Puede complicar a la coalición?

-En el balance del año, los objetivos que se había trazado la coalición multicolor se han cumplido: la LUC se aprobó sin mayores problemas, el presupuesto se encamina a ser aprobado, nadie puso en duda la gestión que el gobierno hizo de la pandemia. Es más, esto último sirvió para reforzar liderazgos como el de Salinas en Salud, el de Talvi como canciller, el presidente de la República y el secretario Álvaro Delgado. La negociación de cargos tuvo rispideces, pero se cumplió. Las diferencias van a seguir surgiendo.

-Ahora quedó a la vista con el Partido Colorado en Salto...

-Hay enojos con la competencia y Salto dejó heridas. Están las diferencias valorativas como las posturas del Partido Independiente y Ciudadanos sobre la agenda de derechos versus Cabildo Abierto. Está la tensión del desafuero de Manini, en el que aparece un sector como Ciudadanos que vota alineado al Frente Amplio. Diferencias hay. ¿Han puesto en jaque a la coalición multicolor? No. ¿Qué puede ponerla en jaque? La competencia electoral, cuando los socios menores evalúen que es más rentable irse que quedarse. O los líderes: las sintonías que tengan entre ellos o no.

-¿A qué le atribuye la caída del Frente?

-Más allá de la derrota electoral, el Frente tuvo otra derrota: fue fallido el primer intento de renovación de la figura de los tres popes frenteamplistas.

-¿Por qué?

-Porque Daniel Martínez no solo pierde la elección nacional, pierde la elección de intendente y no queda perfilado como una carta probable que pueda conducir al triunfo del Frente en 2024. Cuando el Frente puso a Tabaré Vázquez como opción, en la candidatura de 1994, pierde, pero se posiciona como líder que llegó para quedarse. Da la impresión de que Martínez no llega para quedarse.

-¿Cuáles son los perfilados?

-En Carolina Cosse y Yamandú Orsi hay dos cartas importantes. Siempre surgen “tapados”, como dicen en el fútbol, pero uno podría agregar a Mario Bergara como líder de un ala. Un ala que no queda claro si va a nuclear lo que antes era el Frente Líber Seregni, como si fuera Un Frente Líber Seregni renovado. El Partido Comunista tuvo un buen ciclo electoral. De hecho, el PCU encontró en Óscar Andrade su renovación, y una figura cercana como Cosse. Por el momento son figuras que han convivido bien. Pero si, como presumo, el Frente tendrá una fórmula paritaria en 2024, lo más probable es que no sea Andrade-Cosse.

Carolina Cosse y Yamandú Orsi se reunieron un día después de las elecciones departamentales. Foto: Estefanía Leal.
Carolina Cosse y Yamandú Orsi se reunieron un día después de las elecciones departamentales. Foto: Estefanía Leal.

-¿Los moderados perdieron peso?

-El astorismo es hoy un sector que está complicado. Hay que ver cómo se posiciona el MPP en un futuro, porque, al menos en términos discursivos, el liderazgo de Orsi es de tender puentes. No es un discurso combativo.

-¿Rinde más polarizar o ir al centro?

-Es una gran duda. En 2004 al Frente le dio éxito hacer una moderación de su prédica. Es evidente que, en el electorado de hoy, el Frente tiene menos para conquistar por izquierda que por el centro. Pero en Uruguay no todos los electores piensan en términos de izquierda y derecha. Hay un sector que votó a Manini Ríos, que no pertenece a la familia militar, un sector de más bajos ingresos, muchos de ellos trabajadores informales a los que Manini refiere como “los más débiles”, que establecen otros criterios para votar que no son “izquierda” o “derecha”. Por ejemplo, la cercanía con el líder, la visualización de que el líder pueda cambiar sus problemas específicos, en especial seguridad y empleo.

-¿Cómo debe competir ahora el Frente Amplio para las próximas elecciones?

-El foco debe estar en el interior. Sobre todo está débil fuera del área metropolitana, con caídas fuertes en el noreste del país, una zona con menos desarrollo y culturalmente más conservador. Es un sector que tuvo un voto de confianza para el Frente que no perduró y que al Frente le deja la enseñanza de que el voto tiene que ser cultivado. El Frente a veces critica a ese electorado, por votar caudillos o partidos que no les favorecen, cuando le fue clave para la victoria del Frente en su momento.

-¿Falla la prédica de los líderes?

-Los liderazgos importan, pero hay cuestiones estructurales. La economía en el último tramo del gobierno del Frente es muy distinta a período anteriores.

-¿El Frente accedió al poder por una crisis económica y se va por una crisis?

-Es evidente que el crecimiento de cerca de 11 puntos del Frente Amplio en 2004 tiene mucho de explicación en la crisis de 2002. Es verdad que el Frente venía creciendo elección tras elección, pero tal vez no le daba para ganar así, en primera vuelta. Y ahora cae nueve puntos. La economía en problemas es un aliciente para que haya rotación del poder, de hecho en América Latina se está dando alternancia. Para el Frente, en ese sentido, era inevitable la pérdida de votos.

-En la coalición, ¿cuáles serían figuras para 2024?

-El Partido Colorado está muy complicado. Está claro que Sanguinetti no va a correr para 2024. Hay que ver si Batllistas busca un nuevo líder o se apoya en el deseo de Sanguinetti de que Pedro Bordaberry regrese a la política. Ciudadanos tiene el tema del talvismo después de Talvi. En Cabildo Abierto sigue siendo sobresaliente la figura de Manini Ríos. En el Partido Nacional podría sumarse Álvaro Delgado. Hay que ver qué pasa con la vicepresidente. Parecería que Laura Raffo apuesta a otros objetivos. Javier García, para liderar un ministerio como el de Defensa, está teniendo mucha visibilidad.

-¿Larrañaga?

-Más incógnita que esa...

-¿El Partido de la Gente bajó la cortina?

-No se nota de parte de Novick intenciones de retomar su actividad política. Tampoco está claro qué hará su eventual sucesor Daniel Peña, aunque conformó un operativo logístico que le dio mejor votación en Montevideo que al propio Cabildo Abierto.

-¿Cómo votaron los jóvenes?

-La variable generacional es una de las más importantes para entender la política uruguaya. El Frente Amplio sigue siendo más potente entre los jóvenes y el bloque multicolor es más potente entre los más adultos. Algo así como que si solo votaban los mayores de 50, la coalición ganaba con comodidad. Y, a la inversa, si solo votaban los menores de 50, ganaba cómodo el FA.

-¿En las departamentales también?

-Parecería ser que sí. Carolina Cosse y Daniel Martínez votaron particularmente bien entre los jóvenes. La generación joven ha sintonizado más con la agenda de derechos, en especial en Montevideo, y más especial aún en el ámbito universitario. El nivel educativo juega, pero el tema generacional es un fenómeno global. Pippa Norris dice que la edad es la nueva clase.

-Los jóvenes de izquierda, ¿siguen siendo de izquierda cuando dejan de ser jóvenes?

-Cerca de la mitad de la población tiene identidades partidarias bastante claras, y esas identidades no se cambian tan fácilmente. El gran crecimiento demográfico en el Frente Amplio estuvo vinculado a que ingresaban votantes jóvenes que eran del Frente y morían personas más adultas que eran de los partidos tradicionales.

-En una escala del 1 al 10, en que 1 es pésimo y 10 excelente, ¿cómo evalúa el desempeño de las encuestas en el ciclo?

-Un ocho. Una interrogante es qué pasó en el balotaje. La medición de Equipos en la veda sugiere cierto corrimiento a último momento. Por lo demás, las encuestas cumplieron con un diagnóstico adecuado de las internas: vieron el crecimiento de Talvi, vieron a Sartori pasando a Larrañaga, captaron la solidez de Martínez y el crecimiento de Andrade. En octubre la proyección estuvo muy cerca del resultado final. En la departamental, las tendencias se ajustan muy bien al resultado.

Jóvenes poco formados: el peor combo
Rafael Porzecanski. Foto: Darwin Borrelli

-Más allá de la oferta electoral, ¿qué sabemos de la demanda?

-Hay signos positivos en el involucramiento de la ciudadanía en las internas, que no son obligatorias. Mejoró la participación en elección de junio y pese a la pandemia no bajó la participación en la departamental. Por el otro lado, sí hay ciertas luces de alarma en que mucha gente no se puso el chip de las elecciones departamentales. Hay niveles muy altos de desconocimiento de candidatos, partidos, y, sobre todo, de ideas. Ese fenómeno se acentúa entre los jóvenes y los menos formados. Cuando se juntan ambos fenómenos (jóvenes poco formados) es explosivo. Lo otro es lo imprevisible del comportamiento de cierto electorado. Lo que sucedió en el balotaje es la muestra de que parece haber un segmento de Cabildo Abierto que se corrió y votó a favor de Daniel Martínez.

-¿Está habiendo autocrítica a nivel de partidos?

-(Silencio) El Frente ha empezado a esbozar una autocrítica. Recuerdo que el lunes postelectoral, Gonzalo Civila reconoció las dificultades del Frente en el interior. El Partido Colorado ha hecho algo también. Veremos si Cabildo Abierto reconoce su derrota departamental en Montevideo.

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