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Las listas más votadas en las elecciones departamentales: la lista 1 y la 609

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Elecciones departamentales y muncipales. Foto: Fernando Ponzetto.
FERNANDO PONZETTO

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Fracciones menos históricas ganan espacio gracias a alianzas, aunque los “aparatos pesan”.

La listas del Movimiento de Participación Popular (la 609 y sus semejantes) fueron las más votadas del Frente Amplio a escala nacional: consiguieron 145.798 votos. El sector Todos, del Partido Nacional, fue quien obtuvo más intendencias (cinco y podría hacerse de una sexta en Treinta y Tres). Y Ciudadanos volvió a consolidarse como la principal agrupación colorada en Montevideo (obtuvo 64% más apoyos que el sanguinettismo).

Hasta ahí, la elección del domingo no arrojó sorpresas. En todo caso dejó entrever que las fracciones importan y los “aparatos” -como gustan llamar los cientistas políticos- terminan pesando. El ejemplo más claro fue la derrota del frenteamplista Daniel Martínez en la capital.

Las listas más votadas del Frente Amplio en Montevideo fueron tres “históricas” (MPP, Partido Comunista y Partido Socialista, en ese orden), y ninguna de ellas apoyaba la candidatura del exintendente.

Ni siquiera lo hicieron la cuarta y quinta listas más votadas (la 106 del “bergarismo” y la 6009 que había sido fundada por el “rebelde” Víctor Semproni y que tanto molesta a los emepepistas porque sostienen que la confunden con la 609.

En el ranking electoral, la conjunción de las listas 2121 del astorismo y la 99000 del Nuevo Espacio, la 212199, fue la que cosechó más votos para Martínez (19.010).

Dicho de otro modo: la hoja que más aportó adhesiones para el exintendente tuvo la cuarta parte de los votos de la lista que más le colaboró a Villar (el MPP), la tercera parte de la que más le ayudó a Cosse (PCU), y la mitad que la lista del Partido Socialista (la fracción en la que militó Martínez pero que orgánicamente apoyó a Cosse).

El sublema “Sumemos”, una especie de cooperativa de votos que se gestó a la interna de la izquierda en este ciclo electoral y que tuvo como ideólogo a Humberto Castro, alcanzó tanto sufragios como la 609.

Ocurre que el actual sistema electoral heredó la lógica de los sublemas que primaba previo a la reforma. Si bien el sublema no cuenta en la elección de los diputados, sí es clave en el Senado, la Junta Departamental y el Municipio. Tanto es así que “Sumemos” tendrá más ediles que la mayoría de listas históricas del Frente Amplio.

A los partidos fundacionales les pasó lo mismo. Las alianzas departamentales, en buena medida motivadas por la lógica de dos bloques (coalición multicolor versus Frente Amplio) desdibujaron el poderío de las fracciones, aunque los sectores fueron la base de algunas candidaturas.

Montevideo, otra vez, ilustra esa lógica. La coalición multicolor no solo fue con lema único (Partido Independiente), sino que el Partido Nacional optó por ir con lista única, la 1. Eso le valió a esta hoja 200.271 votos, lo que significa que acaparó seis de cada diez apoyos para Laura Raffo.

En el tercer nivel de gobierno, las fracciones empezaron a tener un mayor protagonismo, aunque hubo acuerdos en casi todos los municipios. El caso más evidente fue el Municipio F, uno de los protagonistas de la elección porque le fue arrebatado al Frente Amplio. Allí el alcalde electo es de la 71, pero la lista 40 fue la agrupación más votada.

En el Partido Colorado, tras Ciudadanos y el sanguinettismo, ingresó la “tercera vía” de Gustavo Zubía. El exfiscal consiguió en la capital unos 5.000 votos más que Cabildo Abierto, y duplicó a la histórica lista 15.

Según el cientista político Ernesto Nieto, esto demuestra que “salvo sectores muy establecidos en los tres partidos tradicionales, hay un electorado que es móvil y parece ser objeto de constantes formaciones electorales nuevas”.

Eso a veces es aprovechado por quienes entienden esa artesanía electoral y despliegan una estrategia de coordinación (mucha pequeñas listas que van bajo un mismo sublema). “Es como un conjunto de ahorristas que por separado tienen una baja rentabilidad pero que juntos logran un mejor resultado”. La figura de un caudillo puede facilitar esa unión (es el caso de Carmelo Vidalín en Durazno).

Tal vez ahí, dice Nieto, es donde estuvo la falencia de la coalición multicolor en el resultado electoral de Salto, donde ganó el Frente Amplio. “No creo que el ‘episodio Salto’ vaya a quedar impune. El hecho de que los colorados sientan una especie de traición, va a generar desavenencias en la coalición de gobierno”.

Sucede, señala Nieto, que en los gobiernos el que manda es uno de los partidos y los demás socios de la coalición, a lo sumo, reciben cargos. Por eso “las coaliciones en los regímenes presidencialistas son un híbrido frágil (el poder está muy centrado en el mandatario), mientras que en los sistemas parlamentaristas duran más”.

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