El cierre de la Biblioteca Nacional, resuelto por su directora Rocío Schiappapietra en acuerdo con las autoridades del Ministerio de Educación y Cultura, tuvo efectos más allá de la suspensión del acceso del público a las salas de lectura.
Entre ellos, también implicó la cancelación de las últimas dos funciones de la obra Ronquillo, el funcionario de la patria, que se venía realizando en el edificio y que homenajea a uno de los exdirectores más icónicos de la biblioteca: el poeta Francisco Acuña de Figueroa, también conocido entre otras cosas por la autoría de la letra del Himno Nacional.
La obra —un unipersonal protagonizado por Jorge Esmoris, con textos del fallecido dramaturgo Luis Manuel Leites y dirección de Luis Vidal Giorgi— tenía previsto cerrar este fin de semana su largo ciclo de presentaciones en el edificio de 18 de Julio.
Pero según informaron a El País desde la producción de la obra, las últimas dos funciones (una el sábado 31 de mayo a las 21 horas y otra el domingo 1 de junio a las 19) fueron suspendidas debido al cierre decretado por las autoridades.
Esmoris dijo a El País que la noticia los “agarró de sorpresa” y que recibieron la confirmación el miércoles, unos días después del anuncio del cierre que tuvo lugar el pasado 26 de mayo. “Algo intuíamos, pero no nos supieron contestar en un primer momento (si las funciones estaban suspendidas). O no se sabía o terminaron de definir qué alcance tenía el cierre”, afirmó.
Según contó el actor, este sábado 31 de mayo hubo gente que fue hasta la biblioteca y se enteró allí de la suspensión. “Porque por redes se promocionaba. Nos escribieron diciendo ‘éramos unos cuantos y nos enteramos ahí’”.
Ronquillo llevaba realizadas más de veinte funciones en la sala Julio Castro de la biblioteca desde su estreno en setiembre de 2024, con buena recepción del público y la crítica, y con comentarios positivos por parte de las autoridades de la institución, tanto de la pasada como la actual.
“Sabíamos que era el último mes en la biblioteca. Después de una primera tanda, habíamos arreglado con (el anterior director) Valentín Trujillo para hacer la obra durante febrero y marzo. Luego cuando asumió Julia Demasi como interina (en el inicio del actual gobierno) nos dieron un mes más. Venía mucha gente y la verdad que se agotaba. En abril nos dijo que siguiéramos un mes más, porque venía bien y a la biblioteca le servía. Pero esto de las últimas dos funciones, el no poder despedirte como se debe, para mí por lo menos fue bastante chocante”, dijo Esmoris, que pasó los últimos días desarmando el camarín que había instalado allí y los elementos que hacían de escenografía. “Pero bueno, son cosas que pasan. De repente no terminó como hubiéramos querido, pero lo hicimos y que nos quiten lo bailado”.
El actor destacó la "sensibilidad" tanto de Trujillo, que les "abrió las puertas" el año pasado y al que le estará "eternamente agradecido", así como la de Demasi, en la actual gestión, que les permitió continuar la obra en los últimos meses. "Cuando hablé me dijo que la había visto y le encantaba. Nos agradeció también que en las notas de prensa habláramos tanto de la Biblioteca y el apoyo que recibíamos".
El director de la obra, Luis Vidal Giorgi, también consultado por El País, destacó el apoyo que recibieron de las administraciones en los dos gobiernos.
"Igual teníamos conversado hasta mayo y el domingo ya era junio. Lo que sucedió es que hay entradas que se vendieron una semana con anticipación. Nosotros estuvimos y empezamos con la gestión que terminó y que nos abrió las puertas con total apoyo y seguimos con funciones los tres primeros meses con la nueva administración manteniendo el apoyo", sostuvo Vidal.
Ya antes de la suspensión de las últimas dos funciones, los responsables de la obra habían empezado a gestionar su presentación en otros lugares, sobre todo con la idea de llevarla a bibliotecas del interior.
El País contactó también a la actual directora de la Biblioteca Nacional, Rocío Schiappapietra, quien señaló que de momento delegó la vocería sobre estos temas al Ministerio de Educación y Cultura.
"Ahora sí me siento Figueroa"
En el inicio de la obra, el Acuña de Figueroa interpretado por Esmoris aparece como una presencia fantasmagórica ante el público, al que acusa de haberse equivocado de sala. A lo largo del monólogo, Acuña reivindica su trayectoria como poeta —el erudito, el solemne y el bufón—, funcionario público, e incluso como patriota, más allá de las críticas que han recaído sobre su figura por haberse mantenido al margen de la gesta independentista, o por haberle cantado loas a todos los gobiernos “desde Carlos IV hasta Berro”.
Además de repasar algunos de sus epigramas, enigmas y poemas más destacados, la obra se detiene también en su rol como primer director rentado de la Biblioteca Nacional (1840-1847), y su insistente reivindicación de la importancia de la remuneración en la cultura.
Por ejemplo, se cita una carta del ministro José Longinos Ellauri en 1839, cuestionando la consideración de Acuña como funcionario, dado que existían otras personas dispuestas a hacer la misma tarea de forma gratuita.
Según Esmoris, algo de esa polémica se traslada hasta nuestros días. "Hay momentos y reflexiones de Figueroa —y también del autor de la obra, Leites— respecto a la relación de la política y de la cultura que parecen escritas hace dos semanas. Hay cosas que vos decís: ahora sí me siento Figueroa, porque es cómo que le hubiera pasado a él en la defensa que él hacía de la biblioteca.
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