El País en Brasil
Luis Lacalle Pou asistió ayer a una nueva Cumbre del Mercosur sabiendo que en su discurso haría mención a dos grandes temas -el TLC con China y las negociaciones del bloque con la Unión Europea- y que volvería a criticar el funcionamiento de la alianza sudamericana. Pero había además una serie de buenas noticias sobre las que estuvo pensando en las horas antes al encuentro, y que terminó mencionándolas para usarlas de ejemplo positivo.
Esas novedades vinieron a cuento porque para el gobierno uruguayo constituyen el resultado de un cambio en la relación bilateral con Brasil desde que asumió Luiz Inácio Lula da Silva y a los pocos días visitó Uruguay para quedar con el compromiso de llevar adelante tres obras de infraestructura en la frontera entre ambos países, cuya etapa inicial ha avanzado a una velocidad más rápida de la esperada por el gobierno uruguayo.
Este lunes 11 de diciembre, de hecho, fecha en la que se inaugurará el aeropuerto binacional de Rivera, está marcada en el calendario en la Torre Ejecutiva desde hace días, no solamente porque congregará a casi todo el gabinete de Luis Lacalle Pou -incluyéndolo a él mismo- y a cuatro ministros del gobierno de Lula, sino porque además se espera que se firme la licitación para la construcción de un nuevo puente sobre el río Yaguarón, y las obras del dragado del canal San Gonzalo -hidrovía de las lagunas-, algo que tiene particularmente entusiasmado a Lacalle Pou, indicaron a El País fuentes de Presidencia.
Y en su discurso ante el resto de los presidentes del bloque ayer al mediodía, en el Museo de Amanhã (Río de Janeiro), dejó en claro que sentía “satisfacción” con esto. Y detalló que este lunes habrá un mojón “importante” en la relación bilateral con Brasil -y que no dudó en reconocer que ello estaba dando cuenta de un “proceso de modernización” en la relación entre los Estados- ya que Lula terminaría de confirmar que cumplió “con la palabra”, algo que “debería ser la norma”.
“Es un avance en lo que hace a las relaciones bilaterales”, remarcó Lacalle Pou.
Ese cumplimiento del mandatario brasileño se enmarca en el giro que buscó imprimir en su política exterior, que tiene, entre otros rasgos identificados por la Cancillería que hoy conduce Omar Paganini, una apuesta a liderar un proceso de mayor integración regional, integración directamente “física”, como dijo el propio Lula en su discurso de apertura, en donde llamó a ese objetivo un “sueño”.
La impresión con la que se quedó la delegación uruguaya presente esta semana en la cumbre, según comentaron allegados al ministro Paganini, es que Brasil volvió a ratificar una proactividad en temas económicos y de desarrollo de infraestuctura. O sea, al decir de una fuente diplomática uruguaya, que “quiere hacer cosas”, incluso con una determinación que en algunos casos puede implicar discusiones técnicas que Itamaraty busca pasar por alto, indicaron las fuentes consultadas.
“Fueron a los bifes económicos”, resumió uno de los jerarcas uruguayos desde la calurosa ciudad de Río de Janeiro.
Sincericidio
En lo medular, y casi que con un aire de resignación por la insistencia que ha mantenido a lo largo de los meses, Lacalle Pou reiteró ante sus pares la necesidad que tiene Uruguay en avanzar todo lo posible en dirección a Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, algo que le ha valido reproches en casi todas las cumbres de las que participó, especialmente de Argentina y Brasil.
Pero ayer, con un escenario diferente al de otras instancias -dado por el hasta ahora óptimo relacionamiento con Lula y la transición de gobierno en Argentina, que tendrá a Javier Milei al frente de una política exterior que la Torre Ejecutiva espera abierta y liberal- el presidente decidió dar algún paso más allá. Y exigió entonces a los socios del bloque que asuman qué posición van a tener con la definición uruguaya de buscar ese TLC.
“Lo que quiero es que nos digan la verdad no porque se nos engañe, sino que nos digan cuál es la voluntad de los países” en este tema, dijo Lacalle Pou, que entonces denunció ciertas prácticas diplomáticas de sus vecinos a las que ya había hecho referencia en otras oportunidades, y que han perjudicado a Uruguay porque el chino Xi Jinping no quiere tener un problema con la región sudamericana: “Todos sabemos que los respectivos servicios exteriores han hablado con China para alertar que no sería bien visto que Uruguay avance bilateralmente. No estoy diciendo nada nuevo”, dijo, y generó el reproche en la sala al que Lacalle Pou reaccionó enseguida diciendo que si estaba equivocado que lo dijeran así se quedaba “tranquilo.”
Eso motivó que, más tarde, Alberto Fernández hiciera una confesión: según pudo saber El País, el argentino señaló a su turno -en el marco de un discurso que a ojos del gobierno uruguayo fue “muy extenso” e innecesario dado el contexto político del propio Fernández- que tenía la necesidad de ser “transparente” y admitir que él en persona había llamado a China para comunicar que no le parecía correcto que Uruguay avanzara con la potencia asiática hacia el mentado TLC.
De acuerdo a la percepción de la delegación uruguaya, la acotación de Fernández, inesperada, fue en un “muy buen tono”, y no alteró el “clima distendido” que hasta el momento había tenido la cumbre.
Críticas y UE
Lacalle Pou volvió a dejar sentada su tesis de que el Mercosur está estancado y que incluso le parecía “medio ilógico que una asociación de países gobernados por distintas personas y partidos políticos no quieran modernizarse, y que quieran anclarse en el pasado”.
Y luego cuestionó el mal funcionamiento en aspectos fundamentales del bloque. “Tengo balanza comercial deficitaria con los tres países del Mercosur, pero además, en su totalidad, ha descendido la participación del bloque en nuestro comercio exterior y ha crecido China y otros países”, dijo.
Y a continuación criticó a Argentina por las dificultades que ha impuesto el gobierno de Fernández al comercio fronterizo. Los productos uruguayos, dijo, tienen “serias complicaciones” a la hora de ingresar al país vecino. “Productos que son de consumo en Argentina. No estamos hablando de economía artificial”, afirmó.
El Mercosur, volvió a definirlo, es una “zona de libre comercio imperfecta”, que Uruguay ya propuso cambiar durante la Presidencia Pro Témpore en 2022. “(Pero) la verdad es que no ha habido ninguna voluntad porque no se ha trabajado seriamente en este tema”.
Sobre la Unión Europea, ratificó su escepticismo, pero aquí también habló en términos positivos sobre la gestión realizada en esta materia por Lula, quien lideró durante este semestre las conversaciones con los europeos. Así, celebró “el gran esfuerzo” del brasileño, pese a que de momento no condujeron a resultados concretos que no sea una declaración en la que se estima que “prontamente” podría cerrarse ese acuerdo
Mercosur destacó los “avances” con la UE
En un comunicado firmado ayer por todos los presidentes del bloque se reconocieron “avances considerables” en las negociaciones con la Unión Europea con miras a la concreción del acuerdo de libre comercio.
“Las negociaciones continúan con la ambición de concluir el proceso y alcanzar un Acuerdo que sea mutuamente beneficioso para ambas regiones y que responda a las demandas y aspiraciones de sus respectivas sociedades”, indicó el comunicado, que por último señaló que “ambas partes esperan alcanzar prontamente un acuerdo”.