Por Joaquín Silva
El presidente Luis Lacalle Pou terminó su discurso igual que los anteriores: con la promesa de volver al año siguiente a rendir cuentas nuevamente ante los legisladores, con el aplauso de los suyos y la gestualidad adusta de los otros, y con una conclusión conceptual que volvió a erigirse sobre la idea de que su gobierno busca, en esencia, que la población sea más libre -aunque en esta ocasión explicitó también la meta de la prosperidad, y la de lograr “una sociedad más justa y solidaria”.

El aplauso de quienes lo apoyan, que se hizo sentir en la voz de un pequeño grupo de militantes blancos que se aglutinó en la explanada del Palacio Legislativo y en el Salón de los Pasos Perdidos -que se abrió en esta oportunidad para albergar a un público que se estimaba mayor al de otras veces- tuvo también su contraste con las movilizaciones de otro pequeño grupo de manifestantes opositores en las afueras del edificio, así como en el rostro serio y duro del presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, enfocado por una de las cámaras del Parlamento cuando se paró al final del discurso de Lacalle Pou.

Vea el discurso completo:

Fue un año en que oficialismo y oposición tuvieron tal vez los intercambios más fuertes en lo que va de este período, lo que ha incluido acusaciones de corrupción cruzadas -sobre todo en los últimos días, cuando a los casos de Marset y Astesiano con los que machacó la coalición de izquierda se sumaron ahora, del otro lado, algunas revelaciones de la investigación sobre la fuga del mafioso italiano Rocco Morabito en 2019.

Pero nada de esto estuvo siquiera contemplado en el discurso del primer mandatario, quien solamente se refirió a la oposición al destacar el triunfo en las urnas de los 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración en el referéndum del 27 de marzo del año pasado. “Ya quedaron atrás, por suerte, las amenazas de abuso policial, de desalojo exprés, de privatización de la educación, del daño a las empresas públicas y podríamos seguir”, se limitó a comentar.

Foto: Leonardo Mainé

En lo medular, ante la Asamblea General Lacalle Pou se centró en cifras para respaldar lo que entiende como logros de gestión y en las “dos reformas impostergables” que están en curso actualmente y que su gobierno espera concretar este año: la educativa y la que apunta a cambiar la seguridad social.

Sobre la primera, volvió a referirse, como lo hizo en campaña electoral como causa de la transformación ahora en marcha, a las “estadísticas que todos conocemos” y que muestran deficiencias en las tasas de egreso y aprendizajes.

Aquí aprovechó a enviar un saludo a los docentes, a la “enorme mayoría de ellos” por el “compromiso y el esfuerzo”, cuando la reforma es intensamente resistida y a toda hora por los sindicatos de profesores.

Sobre la segunda, reiteró algo en lo que ha insistido varias veces: la “urgencia” de buscar una solución que todos han planteado pero nadie ejecutado, y que el resultado no será otro que un sistema jubilatorio “más justo y solidario”, atendiendo el retiro de los uruguayos “con la menor cantidad de complicaciones” posibles, y con un período de transición de 20 años, cuando en la última reforma ello fue de “nueve meses”.

Fue un mensaje que llega en momentos en que la coalición de gobierno no está precisamente alineada en este tema, en particular a causa de Cabildo Abierto, que ya ha transmitido que la propuesta debería aprobarse después de la Rendición de Cuentas.

Luego hubo anuncios como que en pocos días habrá “noticias formales” sobre la solución encontrada por el Ejecutivo a los deudores del Banco Hipotecario, lo cual generó sonrisas de satisfacción en algunos socios de la coalición, ya que se trata de reclamos que han nacido incluso a la interna del oficialismo.

Y también hubo alusiones a asuntos en los que el gobierno ha sido cuestionado -aunque sin mencionar esas críticas- como en la política de seguridad que lleva adelante el ministro del Interior Luis Alberto Heber.

Es cierto en este sentido que en comparación a 2019 la mayoría de los delitos han bajado -y así lo recordó el mandatario en porcentajes, como el 18% menos de hurtos, la disminución del 23,5% de las rapiñas o el 40,5% menos de denuncias de abigeato- y que eso incluso comprende a los homicidios. Pero también es verdad que en los asesinatos hay un problema, aunque hayan bajado un 2,8% respecto al último año del gobierno del Frente Amplio. Porque entre 2021 y 2022 subieron 25,2%, y esto merece el reconocimiento de que “el delito del homicidio ha sido el más complejo” y el que más “ha costado”, lo que se agrega a la realidad igualmente admitida por Lacalle Pou de que “la seguridad ciudadana sigue siendo un tema importante en la vida de los uruguayos”.

No olvidó referirse a las Fuerzas Armadas, y al “esfuerzo” que entiende hizo su gobierno para “mejorar los salarios del personal militar” e incorporar material, como “embarcaciones, carros blindados, piezas de artillería” y la adquisición, en proceso, de nuevas patrullas oceánicas.

Foto: Leonardo Mainé

También destacó la labor hecha por el Ministerio de Desarrollo Social, cartera que para el presidente ha profundizado las “políticas orientadas a una mayor presencia en los sectores más vulnerables y en el impulso a la autonomía de las personas”; y subrayó con igual énfasis la apuesta al Plan Avanzar, un buque insignia del gobierno por el que -mediante una inversión récord- busca erradicar los asentamientos y cambiar la realidad de 15.000 hogares y “cerca de 50.000 personas”.

Y también hizo referencia al camino abierto en política exterior, ese plano en el que Uruguay ha sido el protagonista en las cumbres del Mercosur al defender su postura aperturista y su voluntad inquebrantable de buscar acuerdos de libre comercio -como con China, pero no solo- por fuera del bloque regional, aunque haya abierta toda una discusión acerca de si no viola la normativa de la alianza, y aunque haya recibido cuestionamientos de la Argentina de Alberto Fernández. En este punto resumió la posición uruguaya, plasmada ya en varias oportunidades: “No podemos quedar rehenes de la inmovilidad”.

Pero la frutilla de la torta, la que todo el Parlamento estaba esperando porque sería el tema de conversación en las horas siguiente -hoy habrá, de hecho, una reunión convocada por el presidente en la residencia de Suárez para bajar a tierra la noticia a los legisladores oficialistas- eran los anuncios de rebaja del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y del Impuesto a la Asistencia de la Seguridad Social (IASS), y la confirmación acerca de si contemplaba o no otras exoneraciones impositivas.

Y así fue, porque aseguró que otorgará más beneficios a las “micro y pequeñas empresas”, en otro claro guiño a lo que él denominó “coalición de gobierno”, pero que en verdad se trata de un reclamo en el que ha insistido Cabildo Abierto en forma reiterada.

La rebaja del IRPF y del IASS, resumió Lacalle Pou va a beneficiar, en total, a unas 80.000 personas, y eso redundará en un “proceso virtuoso” que generará “mayor consumo”.

“Acá está el gobierno, aquí estoy yo, como el 1° de marzo de 2020, para hacer todo el esfuerzo posible para que los uruguayos sean cada vez más libres, sean más prósperos y (puedan) vivir en una sociedad más justa y solidaria”, concluyó el presidente.