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"La guerra de las columnas" en la campaña electoral

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Se multiplicaron las columneras y pasacalles en las últimas semanas, como lo muestran estas imágenes tomadas en Pocitos. Foto: Leonardo Mainé

SU EFECTIVIDAD ES MOTIVO DE DEBATE

Si bien hay agrupaciones que han optado por no usar más esta vieja herramienta de propaganda, ¿cuántos carteles han sido colocados y cuánto se piensa gastar?

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Bastante roto, un pasacalle del precandidato nacionalista Jorge Larrañaga cuelga de una columna y apenas se llegan a leer las palabras “sin miedo”. A unos metros de allí, otro deteriorado cartel -pero del colorado Ernesto Talvi, convocando a un acto en el Expreso Pocitos- se enredó en una columna. Un cartel de esos de cartonplast de la lista 22.000 de Julio María Sanguinetti se dio vuelta y uno del nacionalista Enrique Antía se dobló pero aún se llega a ver su sonrisa y su camisa azul a cuadros. El viento de esta semana hizo estragos con la cartelería electoral en la esquina pocitense de 26 de Marzo y Manuel Pagola, que -como casi todas las de Montevideo y buena parte del país- está plagada de números, nombres y caras.

En Montevideo está en marcha la guerra por las columnas entre agrupaciones blancas y coloradas, con el Frente Amplio como un testigo pasivo.

La efectividad de la cartelería callejera se encuentra en discusión e incluso hay agrupaciones que han optado por no usar más esta vieja herramienta de propaganda, con el argumento de que contribuye a la contaminación visual y ambiental. En esa postura está la mayoría de los sectores grandes del Frente Amplio y algunas agrupaciones pequeñas del Partido Nacional, como la 4040 de Santiago Caramés y la candidata a intendenta de Treinta y Tres, Luisa Rodríguez, quien propone una campaña sin carteles y con murales.

El tema preocupa en la Intendencia de Montevideo. El intendente Christian Di Candia prepara un anuncio de cara al Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra el 5 de junio. Desde su secretaría no quisieron dar detalles de la medida, pero sí dijeron a El País que está vinculada a “profundizar el cuidado de la ciudad y su equipamiento”.

¿Cuántos gastan las listas? Para empezar, un cartel de tamaño estándar -de 66 por 50 centímetros- cuesta 0,80 dólares, mientras que un pasacalle de tres metros por 70 centímetros sale entre 700 y 800 pesos.

Un empresario del sector contó que en esta campaña las listas se encargan de contratar en forma directa y antes lo hacían los candidatos en gran escala: “Hay muchas listas chicas que piden de a 1.000 carteles y no se sienten tan apoyadas. Antes venía el candidato, compraba 15.000 o 20.000 y él mismo repartía para todos”.

Sartori no sabía si invertir en carteles: al final encargó unas 20.000 columneras. Foto: Leonardo Mainé
Sartori no sabía si invertir en carteles: al final encargó unas 20.000 columneras. Foto: Leonardo Mainé

El nacionalista Juan Sartori, por ejemplo, compró 20.000 columneras hace dos semanas y gastó unos 15.000 dólares. En su comando las opiniones estaban divididas. Algunos integrantes decían que esta cartelería “es una porquería y contamina todo” y otros sostenían que estaban perdiendo la batalla de la presencia en la calle. Al final primó ese segundo criterio, contó a El País el jefe de campaña Pablo Viana, quien se encontraba en la primera posición y fue de los que perdió.

Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga no han encargado columneras, pero sí lo hicieron sus listas. La histórica 71 imprimió 4.000 carteles de cartonplast, a un costo cercano a los 3.000 dólares. Son redondos, tienen el número de la lista y el nombre Luis. A eso hay que agregarle el costo de contratar brigadas y materiales.

La 71 fue la primera lista en colocar carteles en la madrugada del 1° de marzo, cuando se levantó la prohibición. “Fue efectivo. Ahora ya es intrascendente, hay gran saturación”, opinó el diputado herrerista Gustavo Penadés. Tras la campaña, la 71 procederá al retiro de sus carteles. De hecho, el único fabricante de cartonplast en Uruguay -la empresa Dafelir- recibirá todo lo que queda en las columnas y lo reciclará en una planta, reveló Leonardo García, el director de la firma.

La 404 colocó 2.500 columneras en Montevideo, mientras que el Espacio 40 mandó hacer 3.000 en la capital y 2.000 en el interior. Ambas son listas de Lacalle Pou. En tanto, la lista 250 de Jorge Gandini va a poner 200 pasacalles y 1.000 columneras, una cifra que ellos consideran marginal. “Es lo poco que podemos hacer los pobres, los grupos chicos: publicidad militante”, dijo Gandini, quien de todos modos prefirió gastar “unos pesos” en unas 10 gigantografías en toda la ciudad. “Las columneras son un enchastre, no nos gustan”, agregó. Más austera, la lista 2004+66 de Pablo Abdala mandó hacer más de 150 pasacalles y pocas columneras.

Las agrupaciones del precandidato colorado Julio María Sanguinetti son de las que tienen más presencia en Montevideo. “Es publicidad de cercanía, más barata que la tele”, se defendió el diputado Conrado Rodríguez de la lista 2000 2000, quien no quiso revelar la cantidad de carteles que encargó. Pero sí dio una idea: “Si hacés entre 5.000 y 6.000 carteles, tenés gran presencia en todo Montevideo, hacés ruido”.

¿Alguien vota por un cartel? “La gente no vota por un cartelito, pero sí se va a enterar que tal persona tiene una lista con tal número”, respondió el diputado.

El otro precandidato colorado, Ernesto Talvi, mandó imprimir 5.000 columneras, la mayoría con la foto del candidato, que aún no es muy conocido en algunos sectores. “Lo que buscamos es que la mayor cantidad de gente conozca a Talvi. Para eso se necesita cobertura y repetición”, explicaron desde su comando.

Por último, José Amorín compró unas 5.000 columneras esparcidas en todo el país y dijo que es de los que invirtió menos. “Si mirás en la calle te digo que, si yo hice 5.000 carteles, otros mandaron hacer 50.000”, reflexionó, con un evidente dejo de ironía.

La Intendencia de Montevideo evalúa el tema con cierta preocupación y hará un anuncio en junio. Foto: Leonardo Mainé
La Intendencia de Montevideo evalúa el tema con cierta preocupación y hará un anuncio en junio. Foto: Leonardo Mainé

El Frente apuesta a las viejas pintadas

Cualquiera que recorra las calles de Montevideo se dará cuenta que casi no hay columneras del Frente Amplio en esta campaña. Eso sí, los muros y pintadas -casi una marca registrada de la izquierda- siguen presentes como siempre.

El Partido Socialista, por ejemplo, no colocó columneras. El secretario general, Gonzalo Civila, aseguró que eso fue “para no ensuciar la ciudad” durante la campaña. Volverán a evaluar la situación después de las internas, pero la idea es que esa sea la tónica para todo el año.

El Movimiento de Participación Popular (MPP) también definió como estrategia no colocar columneras ni pasacalles “para no aportar al grado de atomización en la propaganda” al menos en esta etapa, dijo a El País el encargado de comunicación, Camilo Cejas. A su juicio, el tema pasa por la contaminación visual y no tanto ambiental, ya que hoy existen materiales reciclables. Distinto es el panorama con los muros: una brigada del MPP sale por las noches, tres veces por semana, para mantenerlos y volver a pintar los que les tapan.

Un panorama casi idéntico se presenta en Asamblea Uruguay, el grupo del ministro de Economía Danilo Astori, que también definió no invertir en columneras en las elecciones internas. “Es un gasto absolutamente inútil y perjudicial: crea un impacto visual negativo, con las columneras una arriba de la otra”, afirmó el diputado Alfredo Asti. “Se afecta el buen criterio urbanístico”, indicó Asti, quien piensa que la intendencia debería prohibir la cartelería.

En cambio, Asamblea Uruguay considera “aceptable” colocar pasacalles en las veredas, pero se cuidan de no colgarlos de los árboles, lo cual está prohibido.

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