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El Frente Amplio se acomoda en su nuevo rol de oposición

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Frente Amplio. Foto: Francisco Flores.
Francisco Flores

EL FUTURO DE LA IZQUIERDA

Luego de haber sido el piloto de los destinos del país, la fuerza de izquierda está recalculando para ejercer la oposición al gobierno. Analistas marcan cierta desorientación tras 15 años de gobierno.

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Como perro en cancha de bochas. Así parecería andar el Frente Amplio en el papel de oposición. Curioso para una fuerza política con tanta experiencia histórica en ese menester. Al menos, esa es la percepción de una parte de sus adherentes y militantes, que en diferentes foros expresan quejas y lamentos. Pero no solo es una sensación de esa parte de la población. Algunos analistas políticos también ven cierta desorientación.

En parte, es una reacción natural. Cuesta aterrizar luego de haber sido el piloto del avión durante 15 años y con mayorías parlamentarias.

El sociólogo Agustín Canzani es director de la Fundación Líber Seregni y uno de los principales expertos en opinión pública. Para él, el FA se está “reacomodando” para ejercer el rol que históricamente conoce. “Y lo está haciendo en el marco de un gobierno que una de sus principales características fue intentar sacar al FA del gobierno. En ese contexto ha tenido dificultades, pero han sido razonables a mi juicio”, expone y añade que el FA no se durmió en los laureles de las mayorías parlamentarias. “No, porque tuvo muchos debates internos. Los problemas cuando un partido tiene mayorías se trasladan a la interna. Y hemos visto períodos donde esa discusión fue muy intensa: la reforma tributaria, la ley de educación, la reforma del sistema integral de salud, todas tuvieron fuertes discusiones”.

Otra analista, la directora de la consultora Cifra Mariana Pomiés, aporta que el partido de izquierda no está ejerciendo la tradicional oposición como hacía antes de ser gobierno por primera vez. “Se suman varios factores para explicar esto. El primero es la coyuntura social. Es muy difícil oponerse a un gobierno en una crisis sanitaria, donde el espíritu es tratar de sobrevivir como país. El oficialismo ha logrado, con una buena estrategia, generar el sentimiento de ‘tenemos que tirar todos para adelante’. En esa situación, es muy complicado pegarle”. Y eso que, como también señala, la coalición de gobierno tiene flancos débiles. La “frutilla de la torta”, al decir de Pomiés, fue la renuncia de Ernesto Talvi como canciller pero la coalición gobernante “ha tenido un montón de cambios. En parte por inexperiencia, por nombramientos equivocados. Y la oposición ha estado silenciosa. Un FA más armado hubiese hecho más ruido. Es como que se olvidó de cómo era ser oposición”, reflexiona y retoma un concepto que también manejó Canzani: “La mejor oposición que tuvo el FA en el gobierno fue el propio FA”.

Tabaré Vázquez junto a José Mujica en acto homenaje. Foto: EFE
Tabaré Vázquez junto a José Mujica. Foto: EFE

Por su lado, el director de Opción Consultores Rafael Porzecanski se explaya sobre la situación del Frente Amplio centrándose en la cuestión del liderazgo. Todavía no hay una o un par de figuras que sean los referentes indudables del Frente, como lo siguen siendo Tabaré Vázquez, José Mujica o, en menor medida, Danilo Astori. “Más allá de la candidatura de Daniel Martínez, los referentes centrales del FA siguen siendo ellos. Las probabilidades de que Vázquez o Mujica sean candidatos para las próximas elecciones son muy bajas. Pero siguen siendo muy activos. Marcan agenda y son recursos muy valiosos para sus partidos. Si se retiran, el FA pierde dos referentes comunicativos muy importantes. El tema es cómo jugar en esa dualidad: que los referentes no hagan una sombra tan grande que dificulten el surgimiento de nuevos liderazgos. Por eso es tan delicado el equilibrio que hay que mantener. Se nota más lo heterogéneo, pero ojo: el Frente siempre lo fue. No hay que olvidarse de la historia”.

Pomiés también ve otro logro del gobierno que le complicó la vida a la oposición: la LUC. “En parte, desarmó al FA porque es una ley con muchísimos temas, muchos de los cuales el FA está en contra, pero ¿por cuál tema peleás? El gobierno hizo una buena jugada al presentar esa ley y, si no hubiese estado la pandemia, la lucha en torno a la LUC hubiese sido mucho más intensa”.

Se vienen las elecciones departamentales, donde el FA tiene una oportunidad de rearmarse y retrucar con mejores jugadas en el ajedrez de la opinión pública, aunque también ese es un desafío grande (ver recuadro). Si, como dice Canzani, el FA se está poniendo más cómodo en su papel de oposición, puede que ese sea un primer paso hacia el eventual retorno al gobierno nacional.

Marcar perfil pero no tanto como para que queden heridas graves

A medida que se asoman las elecciones departamentales, gran parte de la atención se va a concentrar en la campaña en Montevideo. Ahí, coinciden todos los expertos consultados, el FA tiene una oferta electoral fuerte y competitiva. Pero también advierten que la campaña electoral municipal en la capital puede ser un detonante para futuros conflictos. Para el sociólogo Esteban Perroni, gane quien gane (en el caso de que el Frente Amplio retenga la intendencia capitalina, claro) deberá tener en cuenta que el MPP tiene un proyecto táctico ya definido: Yamandú Orsi 2024. Canzani, por su lado, también piensa que la campaña electoral municipal en la capital representa un serio riesgo. “Es el gran riesgo que el FA tiene que evitar: que la campaña electoral para las elecciones municipales en Montevideo se transforme en una interna. Porque en una interna se exacerban las confrontaciones hacia adentro”.

alternativas

Liderazgos, proyectos y discursos de izquierda

Catalina (no es su nombre real) ocupó un cargo técnico en uno de los ministerios durante el último año del segundo gobierno de Tabaré Vázquez. Para ella, parte de los problemas que actualmente tiene el FA en cuanto a ser una oposición más coordinada y filosa tienen su origen en lo que vio ahí. Cuenta que poco menos había que arrastrar a la máxima jerarquía ministerial a actos o inauguraciones cuando la asistencia a estos provenía principalmente de estratos de clase media: “Consideraban que la clase media ya tenía todo más o menos resuelto. Había como una desconexión con esa parte del electorado”. Además, para ella era evidente que también había una disociación entre lo que se decía y lo que se hacía en algunos temas. Como la educación pública, por ejemplo. “Varios colegios privados tenían muchos hijos o nietos de dirigentes frenteamplistas que hablaban loas de la educación pública. ¿Si era tan buena, por qué mandaban a sus hijos a instituciones de educación privada?”, se pregunta Catalina.

El sociólogo y analista político Esteban Perroni, sin saber del testimonio de Catalina, atribuye esa desconexión entre discurso y acción a una crisis del FA. Pero no tanto de liderazgo, como evalúan otros. “La crisis es de proyecto político. Eso es lo que está atrás del ‘desacostumbramiento’ del Frente al papel de oposición. Cuando no hay un proyecto claro no te sabés parar ni en el gobierno ni en la oposición. ¿Vas camino al socialismo? ¿Hacia un batllismo actualizado? ¿O a un populismo desinteresado en el déficit fiscal, como durante el gobierno de Mujica?”. De acuerdo a su visión, otro problema es que a veces da la impresión de que el partido de izquierda no ha asumido del todo la derrota. Eso se nota, agrega Perroni, cuando se comparan gestiones. “La gente ya votó. Si mañana baja un marciano y observa parecería que todavía falta una tercera instancia electoral. El FA con ese discurso evidencia que aún no ha logrado digerir la derrota. Entre otras cosas por falta de autocrítica”, afirma y concluye algo similar a lo que decía Catalina: las contradicciones tienen un costo. “Un día se pide cuarentena total, al otro se dice que en realidad se quiso decir otra cosa. ¿Qué piensa el votante? Que el partido está desnorteado. No todo suma ni es cierto que la noticia muere al otro día. La gente va viendo y evaluando. Las contradicciones se ven y se pagan”.

¿Hacia una coyuntura favorable para el FA?

El director de Opción Consultores, Rafael Porzecanski, piensa que los eventuales problemas internos que tenga el Frente Amplio pueden solucionarse con diálogo y zurcidos de acuerdos. Pero también puede que la gestión de la pandemia por parte del actual gobierno sea un elemento a tener en cuenta. Si hay un rebrote del coronavirus, la atención se va a concentrar una vez más en los temas sanitarios.

“Otra cosa es una pandemia relativamente mejor controlada y el comienzo de problemas de corte más socioeconómicos. Porque en esos temas el FA se siente más cómodo”, indica el analista.

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