Redacción El País
"No hay ninguna posibilidad de ir a algo distinto que la reconstitución del Mercosur con el aggiornamento adecuado a la uruguaya”, indicó el economista Carlos Melconian, quien Patricia Bullrich eligió para ser su ministro de Economía en caso de resultar electa presidenta de Argentina. El experto argentino cree necesario permitir “grados de libertad” para que se puedan realizar acuerdos uno a uno con países que no integran el bloque regional, así como “alguna firma” con el mercado europeo.

Durante un evento organizado por el Partido Colorado, denominado Hablemos de lo que importa, el economista aclaró que no se pretende que se instale un sistema dentro del Mercosur donde se pueda pasar de un país a otro sin la revisión de documentos o donde existe una moneda común. Pero sí entiende necesario haya cambios: “No podemos más venir los argentinos a Uruguay y que controlen si traemos dos botellas de vino en el baúl. Y viceversa”.

También entiende que es una “condición sine qua non que Argentina se estabilice porque no hay ninguna chance de tener un mercado” como el que se pretende en el Mercosur “cuando un (país) tiene 8% de inflación anual y el otro 150%” o con las diferencias de tipo de cambio que existen entre ambos países. Y también realizó una mirada crítica de la postura que tomó su país sobre el Mercosur al marcar que hoy tiene una “participación en las importaciones brasileras inferior a cuando no existía Mercosur”.

Además de destacar los intentos del presidente Luis Lacalle Pou en avanzar en acuerdos comerciales por fuera del bloque regional de manera unilateral, que le han traído problemas con los otros socios, el economista comentó: “Lo he visto demandado que lo dejen ir a tomar aire (…) y por supuesto Brasil y Argentina han sido muy exigentes en el cumplimiento de lo que está escrito”.

En el evento Melconian compartió escenario con el secretario general de la fuerza política, Julio María Sanguinetti, y el abogado Andrés Ojeda.

Por su parte, el expresidente habló sobre la política a nivel regional y mundial: “Ahí viene esa palabra mágica que recorre América Latina. La desilusión. Y uno les dice ‘señores, no será que la desilusión viene de una falsa ilusión anterior’. Sucede que nos encantan las ilusiones, y de allí las desilusiones que se viven. Pero hay que reconstruir la esperanza, y no se hace con la demagogia de arrancar de la nada sociedades que tienen dos siglos de existencia”.

Sanguinetti, a su vez, hizo foco en Argentina. El dos veces mandatario destacó que es un país con “individualidades brillantes, (y) del brío, del buen gusto, del diseño”. No obstante, tiene un “divorcio con esa inestabilidad política de larga historia”, que “ha lastrado a Argentina”. A su entender, el vecino país, por “su calidad de personal y los recursos materiales, debería estar en un plano muy superior al que está”. Pero resaltó que, por esos dos factores, “nunca termina de caer a donde caería cualquier otro país en medio de ese bochinche que desgraciadamente se vive y adolece ahí”.

Ojeda se centró en la seguridad en Uruguay. “El gobierno anterior dejó el país prendido fuego con números realmente alarmantes”, indicó el penalista, y continuó diciendo que el gobierno “ha ido revirtiendo” las cifras de “forma clara y constante”. En ese sentido, destacó que se debe “profundizar” en los caminos correctos que se llevan adelante (ver aparte).

“Quienes más sufren la inseguridad son los más humildes, que menos dinero tienen para poner alarma y seguridad”, y a esa “gente es a la que hay que darle respuesta”, señaló ayer el abogado Ojeda.

El colorado marcó que la “gente tiene que percibir que la seguridad está mejor, y tiene derecho a sentirse tranquila”.

Antes de estas declaraciones, destacó el trabajo de la mesa interpartidaria -donde representó al Partido Colorado- que creó el Ministerio del Interior para elaborar un plan de prevención del delito. De las medidas que prometió implementar el gobierno, ocho las presentó su fuerza política.

Por otra parte, Ojeda está “convencido” de que habrá, “no tan a largo plazo”, que empezar a “pensarse como un país de primer mundo”.