En política, y esto se aplica tanto en el plano local como en el internacional, cuando uno critica a los adversarios sabe que vendrán las respuestas. Dentro de fronteras suelen ser inmediatas; fuera de ellas pueden tardar un poco más, pero si hay una oportunidad propicia se sabe que llegarán, certeras.
Este razonamiento se hace en los corrillos de la Cancillería por estas horas en que el presidente Luis Lacalle Pou respondió públicamente (en un tono que en el Palacio Santos se valoró como preciso) a su par Alberto Fernández, quien este fin de semana hizo unas declaraciones respecto a la emergencia hídrica que atraviesa el sur de Uruguay que ya habían caído espesas en el oficialismo: “En Montevideo -dijo el argentino- abren las canillas y no sale el agua”.
Los dichos de Fernández tuvieron lugar a horas de la última cumbre del Mercosur en la que Lacalle Pou volvió a pararse con un discurso confrontativo, enfrentándose a las posturas de los socios -especialmente a la de Argentina y la del Brasil de Lula da Silva- contrarias a las negociaciones bilaterales que intenta Uruguay con terceros países, reclamando mayor flexibilización y modernización del bloque, y torciendo además una decisión de Fernández a último momento: que el intercambio de todos los jefes de Estado se transmitiera en vivo porque si no difundiría sus palabras a través de sus redes sociales.
Por eso hay quienes hacen la lectura directa de que las declaraciones de Fernández fueron una represalia contra el uruguayo, aunque en el Ejecutivo entienden que a Fernández “no le salió bien la jugada”, porque se trató de una “mentira” fácilmente comprobable, señalaron a El País fuentes del gobierno.
Lo que Lacalle Pou dijo ayer fue que tenía dos interpretaciones para explicar la frase desafortunada de su colega. “Puede ser por dos razones -declaró en rueda de prensa desde Durazno-. Mala intención, que la descarto, o por ignorancia, simplemente”. Como se afilia a esta segunda hipótesis, agregó que lo natural sería que Fernández leyera “en internet” para así despejar toda duda, “si quiere obtener información correcta”.
Lacalle Pou dijo también que se comunicó por este tema con el embajador argentino en Montevideo, Alberto Iribarne, con quien tiene “una muy buena relación”, y que el canciller Francisco Bustillo había tenido una comunicación con el presidente argentino.
“No me voy a quedar esperando que llueva”
La intendenta Carolina Cosse fue consultada ayer por la iniciativa que tomó estos días de solicitar ayuda a distintas embajadas por la emergencia hídrica y respondió que lo hizo porque “cuando uno está en crisis, hay que dejarse ayudar”.
“Nosotros lo que hicimos fue en el marco de un trabajo natural para Montevideo que es un trabajo de colaboración internacional”, señaló la frenteamplista y muy probable precandidata de la oposición.
“Yo no me voy a quedar esperando que llueva”, sostuvo también la jefa comunal.
Las ayudas
El episodio tiene un trasfondo: el ofrecimiento de ayuda del gobierno de Fernández a Uruguay, como devolución a una solicitud que la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, hizo a la embajada argentina -así como a otras- con el objetivo de obtener insumos y herramientas que puedan paliar los efectos de la sequía en los habitantes de la capital.
La respuesta que dio la Cancillería a Argentina -que en concreto ofrecía un buque cisterna con la capacidad de trasladar 300 toneladas de agua, y una máquina potabilizadora móvil con una producción de 1.700 sachet de medio litro por hora- fue que se aceptaba este ofrecimiento, aclaró ayer el jefe de Estado, pero que no se haría uso de la ayuda hasta que fuera realmente necesaria. “Todo suma, todo sirve, la agradecemos, la reconocemos, la aceptamos y la respuesta fue justamente (que quede en) stand by por si en algún momento la necesitamos”, dijo Lacalle Pou.
Pero este no fue el único ofrecimiento en estos días.
El 30 de junio, por ejemplo, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, publicó en su cuenta de Twitter un mensaje de solidaridad con “el pueblo uruguayo que sufre la crisis climática agotando su agua” y que su gobierno se pondría “en comunicación” con Lacalle Pou para “ayudar” en lo que se solicite.
Y más reciente, casi concomitante con la respuesta de Argentina, el jefe del gobierno venezolano, Nicolás Maduro, ofreció su “ayuda humilde y modesta” y envió un “saludo solidario”, que en este caso, siguiendo una lógica similar con el caso argentino, en el Ejecutivo se lo leyó también como una respuesta a las contundentes críticas que ha hecho Lacalle Pou al régimen caribeño tanto en la última cumbre del Mercosur -en la que cuestionó la inhabilitación de la candidata opositora María Corina Machado- como en el encuentro presidencial que hubo en Brasilia a fines de mayo. “Las cobraron todas juntas”, admitió uno de los informantes.
Al momento, el Poder Ejecutivo no tienen ninguna notificación formal ingresada que no sea la de Fernández. Ante aquel tuit de Petro, Lacalle Pou había averiguado con Cancillería si se había recibido algo, con resultado negativo, y hasta el cierre de esta edición Venezuela no envió nada a Montevideo.
“Dar manija afuera puede traer este tipo de respuestas”
Fue sin mencionar a nadie, pero el presidente también cargó ayer contra algunos actores políticos -y aquí caben pocas opciones además de Carolina Cosse, que ha hecho varias declaraciones públicas en la región y en Europa- por cuestionar fuera de fronteras las decisiones del gobierno en esta emergencia hídrica, lo que a su entender puede luego dar lugar a situaciones como la que se vivió ahora con el argentino Alberto Fernández.
“Cuando nosotros salíamos afuera, cuando éramos oposición y ahora, hay preguntas que ingresan en lo que puede ser una división de opiniones”, dijo ayer el mandatario en la rueda de prensa que dio desde Durazno.
“Entonces hay que ser muy cuidadosos -agregó- de tener todas las discusiones, aceptar como gobierno todas las críticas, pero no dar manija afuera, porque dar manija afuera e informar de determinada manera” puede tener como efecto “este tipo de respuestas”. Y agregó: “Es el libre juego de la democracia (...) pero bueno, cada uno sabe cómo cuidar al país y en el lugar que lo tiene que cuidar”.
Por otro lado, y consultado por los contactos internacionales realizados por Cosse en el marco de esta crisis, Lacalle Pou dijo no sentir molestia alguna. “A ver, al revés -señaló-. Todo el mundo tiene que remar para ayudar”. Luego dijo considerar “muy menor” el “protestar” y “quejarse” del esfuerzo de quienes procuran “conseguir algo” para “el bien del país”.
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