De la mano de Lula, Orsi asiste a una cumbre con países alineados con Rusia, China e Irán: sus objetivos

Mientras el gobierno analiza si adherirse al banco de los BRICS, una opción rechazada por la administración de Lacalle Pou, Uruguay participará de una reunión internacional en Brasil, en donde buscará tener reuniones bilaterales con varios jefes de Estado.

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Yamandú Orsi
Yamandú Orsi.
Foto: Estefanía Leal.

El grupo de los BRICS, una alianza de países que se define como un foro de coordinación política y diplomática que busca “aumentar la influencia de los países del sur global en la gobernanza internacional”, se acercó realmente a Uruguay luego de las elecciones del 24 de noviembre pasado, cuando se supo que el próximo presidente sería el frenteamplista Yamandú Orsi.

Durante el gobierno de Luis Lacalle Pou no se había casi tenido contacto con este conjunto de países —integrado originalmente por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, pero al que luego se fueron sumando Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Etiopía, Indonesia e Irán, entre otros—, que tuvo su primera reunión de cancilleres en el año 2006. Y nunca recibió una invitación como la que aceptó la administración de Orsi de parte del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva —con quien el frenteamplista ya ha mantenido varios encuentros, al comienzo propiciados por el fallecido José Mujica—, y que lo tendrá en Río de Janeiro este fin de semana, para participar de una nueva cumbre de este bloque que se hará entre el domingo y el lunes.

El grupo ya se había acercado al gobierno cuando todavía no había asumido, a través de la presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) —Dilma Rousseff—, la institución financiera del BRICS. La exmandataria brasileña visitó Montevideo el 27 de diciembre del año pasado para reunirse con Orsi con un objetivo simple: pedirle que Uruguay se adhiriera al NBD, ya que era “el país que está mejor posicionado para esto”, y que además representaba una “presencia que es muy estratégica para el banco”.

Esta posibilidad, según señalaron a El País fuente políticas, fue tema de intercambio durante las reuniones de transición en el Palacio Santos entre el actual canciller Mario Lubetkin y quien todavía era titular del Ministerio de Relaciones Exteriores, Omar Paganini.

La administración de Lacalle Pou transmitió que hasta 2022 el Poder Ejecutivo había analizado la conveniencia de adherirse a esa entidad bancaria, e incluso se formuló un estudio por parte del Ministerio de Economía y Finanzas que conducía Azucena Arbeleche. Pero ante la invasión de Rusia a Ucrania en febrero de 2022, el tema “se congeló” porque la nueva situación geopolítica con la guerra iniciada por Vladimir Putin hizo que el gobierno de entonces “no viera con buenos ojos ingresar al” NBD, señaló a El País un integrante de aquel Poder Ejecutivo.

Esta opinión fue trasladada a Lubetkin, a quien también le comentaron que, a criterio del gobierno saliente, Uruguay tampoco tenía “un problema de financiación” ni de “líneas de crédito”, sino de “deuda”, y que sumar una nueva entidad a quien pedir dinero prestado —y con el peso geopolítico que podía contraer— podía no ser conveniente.

Pero, por el momento, el gobierno de Orsi “sigue analizando” el ingreso al NBD, señalaron fuentes de la Cancillería a El País.

“El ingreso depende solo de Uruguay, porque por parte del banco está aprobadísimo”, fue otro de los mensajes de Rousseff, tras su visita a Montevideo.

Los objetivos en la cumbre: reuniones bilaterales

Participar de una cumbre de los BRICS, que alinea a países que se autodenominan parte de ese “sur global”, acarrea implicancias políticas que son comentadas en el ámbito diplomático. Es un bloque que tienen la determinación clara de plantear un polo de poder en contraposición a los Estados de occidente, y en forma particular a Estados Unidos (ver recuadro).

Tal vez por todo esto, señaló a El País un jerarca del Ejecutivo, el gobierno de Orsi “no tiene planteado” solicitar el ingreso a este grupo, más allá de continuar analizando la adherencia al programa del banco como una fuente de financiación más, ni está en la agenda de esta administración pedir entrar a esta alianza en el futuro.

El objetivo de asistir a este encuentro es tener todas las reuniones bilaterales que sean posibles —ya está confirmada al menos una con el primer ministro de la India, Narendra Modi—, declaró a la prensa en las últimas horas el propio Lubetkin. Desde Buenos Aires, mientras se desarrollaba la cumbre del Mercosur de esta semana, Lubetkin aseguró que la cumbre generaba una oportunidad única de dialogar con jefes de países desperdigados por el globo, con los que de otro modo es “difícil” poder dialogar. “Habrá muchos presidentes y jefes de Estado”, remarcó en este sentido el canciller, que también declaró que la presencia de Uruguay no significaba que es “miembro” de este bloque, ni que iba a “solicitar” serlo.

La voluntad del gobierno es, sí, “empezar a abrir diálogos” que posibiliten a Uruguay “un cambio de calidad” en sus relaciones, “ya no (solo) con América Latina o con la Unión Europea, sino con otros grandes actores que están empujando la realidad internacional. “Lo que tienen que tener claro —afirmó Lubetkin— es que no hay contradicción entre el EFTA, la UE, el BRICS y probablemente lo que vayamos a hacer dentro de dos semanas, que es firmar el acuerdo entre Uruguay y los países del sudeste asiático”. Con esto último se refirió al acuerdo que, el próximo 9 de julio, en Singapur, el gobierno suscribirá con la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental, y que significará “un antes y un después en el relacionamiento con el sudeste asiático”, afirmó el canciller.

Con cuidado

La alianza analiza mostrar un tono cauteloso con Donald Trump y Estados Unidos

Sin el presidente de China, Xi Jinping, y con el líder del gobierno de Rusia, Vladimir Putin, participando en forma virtual, la cumbre de los BRICS que comenzará este domingo y seguirá el lunes intentará hacer valor su peso ante las políticas de Donald Trump y las acciones norteamericanas de los últimos meses, aunque en la alianza entienden que lo mejor será manejar la cautela en los pronunciamientos para no degradar las relaciones con Estados Unidos, que a algunos de sus integrantes les interesa preservar.

“La tendencia es que el tono de la cumbre sea cuidadoso: va a ser difícil que se nombre directamente a Estados Unidos en la declaración final”, declaró a la AFP Marta Fernández, directora del BRICS Policy Center de la Pontificia Universidad Católica de Río.

China, puso de ejemplo, “viene intentando una postura contenida sobre Oriente Medio, y una cumbre tomada por ese conflicto tal vez no interese a Pekín”.

Tras el bombardeo ordenado en junio por el presidente Trump contra tres instalaciones nucleares en Irán —en un rápido ataque con el que buscó ayudar a Israel en el objetivo central de la Guerra de los 12 días, desbaratar el programa nuclear de este país—, los BRICS emitieron “una declaración totalmente vaga” sobre el conflicto, afirmó por su parte Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getúlio Vargas.

Esto se debió a “las divergencias entre los miembros”, con países como India que negocian acuerdos comerciales con Washington y “no quieren problemas con Estados Unidos”, agregó.

Pese a todo, Brasil aspira a obtener una posición común en Rio de Janeiro.

“Los BRICS, a lo largo de su historia, han construido consensos para hablar con una sola voz sobre los grandes temas de la realidad internacional y no será diferente esta vez sobre Oriente Medio”, aseguró a la AFP el canciller brasileño Mauro Vieira.

Con información de AFP.

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