Caso Penadés: las cuatro tramas armadas por el exsenador al descubierto

El exdirector del Comcar, Carlos Taroco, realizó una pericia paralela.

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Gustavo Penadés
Gustavo Penades llegando al Juzgado de la calle Juan Carlos Gomez.
Foto: Estefania Leal

¿Por qué a mí?”, acostumbraba decir el entonces senador del Partido Nacional Gustavo Penadés a sus colegas más cercanos del Palacio Legislativo en abril de este año.

A partir de esa pregunta, Penadés justificaba la “tormenta perfecta” desatada por la militante blanca Romina Papasso el 28 de marzo de este año cuando denunció en el programa Hacemos lo que podemos que el exlegislador había abusado de ella cuando era un adolescente y aún no había realizado su transición de género.

A partir de ahí sucedieron una serie de hechos que obligaron a Penadés a crear tramas con el único objetivo de ocultar su culpabilidad.

Meses atrás, luego de que se divulgara la denuncia, Penadés llamó a una conferencia de prensa donde negó las acusaciones de Papasso señalando que “todos conocen” su orientación sexual. “Nunca la oculté ni reniego de ella”, dijo. “Lo que no admito es que por esa orientación sexual alguien me acuse de pedófilo”, lanzó. Poco después, advirtió que iba a denunciar a Romina Papasso por difamación. Con el pasar de las semanas, la denuncia nunca llegó y la inocencia de Penadés comenzó a resquebrajarse.

Trama 1

El primer rumor que comenzaron a desparramar allegados de Penadés en el Senado era que Papasso hizo “un mandado” al secretario de la Presidencia de la República, Álvaro Delgado, porque el exsenador hoy encarcelado apoyaba la candidatura de Laura Raffo.

Así se instaló en el Parlamento y en sectores de la sociedad la existencia de un probable “fuego amigo” hacia una todavía lejana puja electoral.

Penadés logró engañar hasta el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, basándose en sus 30 años de militancia dentro del Partido Nacional donde ocupó los cargos de edil, diputado y senador.

Su pasaje por la Junta Departamental es recordado por correligionarios y desde otras tiendas políticas. Por su oratorio le denominaban “pico de oro”. Pero su punto más alto fue en el Senado donde con el correr de los años se transformó en el principal articulador del Partido Nacional con el Frente Amplio.

En una reunión que se hizo el 30 de mayo de este año, el presidente escuchó las explicaciones del entonces senador herrerista. “Le creo a él”, dijo en ese entonces Lacalle Pou.

Trama 2

Corrían los primeros días del pasado abril. Además de la denuncia pública de Romina Papasso, dos jóvenes se presentaron en la Fiscalía de Delitos Sexuales de 6° Turno, que lidera Alicia Ghione, señalando que habían sufrido abusos sexuales por parte de Penadés cuando eran menores de edad.

Según fuentes parlamentarias consultadas por El País, la bancada de senadores blancos quedó dividida tras esas denuncias: algunos le creían a Penadés y otros mostraban escepticismo.

En una reunión de bancada, Penadés señaló que “los narcos del Cerro” estaban detrás de una operación mediática y política con el objetivo de “enviarle un mensaje al ministro (Luis Alberto) Heber”.

Trama 3

Semanas más tarde, la reunión de la bancada del Partido Nacional se realizó en el despacho de la vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón. Allí Penadés señaló: “poderosas fuerzas que voy a dar a conocer más adelante, con vínculos políticos, están detrás de esta operación de desprestigio”.

En otro encuentro, dijo a sus colegas que “era un hombre de partido” y que “no iba a perjudicar” al Partido Nacional.

A mediados de mayo, cuando se discutía el proyecto de Ley de Corresponsabilidad en la Crianza (Tenencia Compartida), el Frente Amplio comenzó a subir el tono del debate político con dardos hacia Penadés.

En otra reunión de la bancada de senadores nacionalista, Penadés tuvo un entredicho con su par Sebastián Da Silva, quien le espetó que un padre no lleva a un hijo a una fiscalía a denunciar un caso de abuso sexual porque sí. “No conozco a nadie que tenga la vocación de ir a un juez con su hijo por un delito de ese tipo”, agregó Da Silva.

Penadés replicó afirmando que Da Silva tenía un problema con él por su orientación sexual. En esa reunión, la bancada decidió adelantar la licencia a Penadés. “El tema no daba para más”, dijo una fuente del Directorio del Partido Nacional a El País.

Penadés no se daba por vencido. El entonces senador señaló que demostraría que era una conspiración en su contra. Sin embargo, nadie ya le creía.

Las denuncias que le llegaban a Ghione y a su equipo -las fiscales adjuntas María José Brisco, Fulvia Favretto y Mariana Bentancor- eran cada vez más graves. Y, según la fuente, no había relación entre lo que Penadés decía y la realidad. “Si los narcos del Cerro querían mandar un mensaje a Heber, lo harían en forma directa”, agregó la fuente.

Trama 4

El 23 de julio Penadés dijo a El País que había una “causa armada” y apuntó al estafador Jonathan Mastropierro como ideólogo de un plan para tumbarlo.

En ese entonces el Parlamento votó el desafuero de Penadés y la fiscal lo citó a declarar ya con una decena de denunciantes que habían narrado sus experiencias. Allí insistió en que era inocente.

En los tres meses siguientes, comenzó a llevarse a cabo una investigación paralela a la realizada por la fiscal Ghione que buscaba exculpar a Penadés.

El exdirector del ex Comcar, Carlos Taroco, elaboró un croquis o flujograma con la foto en el centro de Mastropierro y luego de ahí salían flechitas hacia distintas personas, entre ellas Papasso.

Ese flujograma terminó en el celular de Penadés, según narró Ghione. Y agregó: “Hubo amenazas y seguimientos a las víctimas. Y entendemos que hubo un estafa procesal porque el plan que hablaba el senador desde un inicio, fue uno que armó el propio legislador con información pública, con colaboración de asesores y de policías”.

Además

Taroco, un hombre con formación y experiencia

Las razones que llevaron al exdirector del ex Comcar, Carlos Taroco, a participar en una investigación paralela a la de la Fiscalía aún son desconocidas. Dentro del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), Taroco era considerado como un policía capaz, experiente y con valentía suficiente como para entreverarse y hablar mano a mano con presos pesados.

Según señalaron dos fuentes a El País, Taroco se formó en la Gendarmería chilena en materia penitenciaria. Su cargo al frente del ex Comcar le permitió también desplegar sus dotes de investigador. Conocía al detalle las diferentes bandas distribuidas dentro en los módulos del principal complejo carcelario del país. “Taroco hacia tareas de inteligencia dentro del Comcar. Tenía un trato correcto con los reclusos. En una ocasión rescató a un preso quemado”, dijo una fuente penitenciaria a El País.

Taroco acostumbraba a armar croquis de las bandas que se encontraban detrás de los muros del ex Comcar. Como en las películas, elaboraba el flujograma con el cabecilla de la banda en el centro y luego sacaba flechitas con nombres de otros presos y sus roles dentro de la gavilla. Apenas se supo que Taroco había sido detenido por orden judicial a pedido de la fiscal Alicia Ghione, el Ministerio del Interior lo cesó de su cargo.

¿Cómo supo el Ministerio del Interior que Taroco estaba realizando una investigación paralela a la de la fiscal Ghione? A través del historial del Sistema de Gestión de Seguridad Pública (SGSP), un policía detectó que el funcionario Federico Rodríguez, subalterno de Taroco, había ingresado en las fichas de Romina Papasso y Jonathan Mastropierro. Eso fue lo que desató la investigación a Taroco por parte de la Policía y Fiscalía y luego una investigación administrativa de urgencia dentro de la cartera. En dicha investigación surgieron tres nombres: Taroco, Rodríguez y un operador penitenciario (no es policía). Poco después, un policía comenzó a analizar la información extraída del celular de Penadés y encontró un croquis con los nombres de Mastropierro y Papasso y flechitas a supuestas víctimas. Concluyó que el croquis solo pudo haber sido hecho por un policía. Según la fuente, las denuncias contra Penadés fueron calificadas como “secretas” en el Sistema de Gestión de Seguridad Pública, lo que determinaba que, en la Policía, solo los tres investigadores que trabajan con Ghione conocían identidades de las víctimas. La propia fiscal Ghione señaló que el nombre de las víctimas las conocía su Fiscalía, la Unidad de Víctimas y el Consultorio Jurídico de la Universidad que defiende a algunas de ellas.

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