FIN DE LA ODISEA JUDICIAL

En 2009, cuando tenía tres años, Blanquita Filippini ingresó al Hospital de Salto con un estado febril y vómitos. En dos ocasiones consecutivas la enviaron a la casa tras un diagnóstico de una supuesta gripe que también sufrían sus hermanos. En realidad, tenía apendicitis.

La mala praxis derivó en una sepsis generalizada que obligó a que le amputaran las dos piernas, el antebrazo izquierdo y dos dedos. Se salvó de milagro. Después de casi 11 años, la odisea judicial de Blanquita llega a su fin.

Su abogado, Pablo Perna, presentó ayer en el Tribunal de Apelaciones de 7° Turno el acuerdo indemnizatorio que alcanzó con ASSE.

El organismo se comprometió a pagar la reparación económica dispuesta por un fallo de dicho tribunal dentro de un plazo de 30 días, según señaló Perna a El País. “Primero nos comunicamos con autoridades de ASSE y pudimos llegar a un acuerdo para que se dejara sin efecto la casación. Y, en segundo lugar, ASSE nos informó que liquidaba el pago según lo establecido en la sentencia del Tribunal de Apelaciones”, explicó el profesional.

ASSE sabía que, en dos ocasiones, la Justicia había fallado a favor de Blanquita. El 12 de febrero de 2020, la Justicia en una sentencia señaló que existió mala praxis en la atención médica de Blanquita. Y condenó a la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) al pago de una indemnización de US$ 157.200 por daño moral y daño emergente futuro.

La administración frenteamplista de ASSE apeló el fallo.

Tras confirmar la sentencia en primera instancia, el Tribunal de Apelaciones de 7° Turno decidió aumentar los montos de todos los conceptos indemnizatorios en un 70%.

Perna explicó que el Tribunal tomó en cuenta las pérdidas económicas que sufrirá Blanquita en el correr de su vida, ya que estará imposibilitada de realizar varias actividades.

“Por eso es el monto dispuesto por el Tribunal, que advirtió esos aspectos en el fallo. En primera instancia, el monto por lucro cesante era muy reducido. No lo contemplaba in totum”, explicó.

El abogado no deseó hacer pública la cifra que percibirá Blanquita dentro en un plazo de 30 días argumentando que en el acuerdo firmado con ASSE había una cláusula de confidencialidad y de respeto de la privacidad. “Los montos que se indemnizan son para que Blanquita no tenga problemas económicos durante mucho tiempo”, sostuvo Perna.

Tras advertir que la suma acordada con ASSE conformó y dejó feliz a la familia Filippini, el abogado explicó que “gran parte” de ese dinero será destinado a los recambios de prótesis que necesitará la adolescente hasta que fallezca.

Con 15 años, Blanquita lleva con entereza su padecimiento. Es de sonrisa fácil y no oculta sus muñones a nadie. Va al liceo y se relaciona con sus pares como cualquier adolescente más.

Su padre, Omar Filippini, dijo a El País que su hija está acostumbrada al dolor porque sufrió más de una operación por año.

En una nota concedida a El País el 7 de febrero de 2020, Blanquita dijo que cada tanto piensa en la mala praxis, en la infección generalizada y en las amputaciones.

Enseguida agregó: “Pienso también sobre la injusticia que sufrí. Y que mi vida podría haber sido distinta”.