Sus apariciones en reality shows exitosos y en tapas de revistas sobre celebridades han catapultado a la fama mundial a la estadounidense Kim Kardashian. En una faceta quizás menos conocida para el público general, la socialité y modelo también es una importante empresaria. En una de sus últimas incursiones comerciales, oficializó en febrero su alianza con el gigante deportivo Nike para lanzar una nueva marca de indumentaria deportiva femenina.
NikeSkims, como se bautizó esta nueva línea deportiva, contará con una estructura propia de ejecutivos y diseñadores enfocados en el desarrollo de productos para fitness -como ropa, calzada y accesorios-, los cuales saldrían al mercado en el segundo trimestre de este año, según informó Bloomberg. Este lanzamiento será el puntapié inicial para su expansión global proyectada a partir de 2026.

La estrategia del gigante de Oregon y de Kardashian apunta a convertir a NikeSkims en una submarca dentro del portafolio de Nike, siguiendo los pasos de Jordan, la marca inspirada en la exestrella del básquetbol Michael Jordan, que actualmente representa un negocio valuado en casi US$ 7.000 millones.

Kardashian fundó Skims en 2019 con un catálogo basado en prendas moldeadoras, al que luego se sumaron ropa de estar, lencería, vestidos, pantalones cortos, pantalones deportivos, tops, sudaderas, buzos y accesorios. En 2023, la empresa recaudó US$ 270 millones en una ronda de financiación en la fue valuada en US$ 4.000 millones.

La asociación con Nike se concretó luego de que la empresa concluyera este año su acuerdo con la compañía de belleza Coty. Para ello, Kardashian recompró el 20% de las acciones que había vendido al gigante de los cosméticos.

La alianza con Skims llega en un momento delicado para Nike. Las acciones de la compañía han caído más de un 24% este año como consecuencia de las dificultades de la economía estadounidense, la creciente competencia y una serie de decisiones estratégicas que no rindieron los resultados esperados. Por ejemplo, la apuesta al comercio electrónico y al negocio directo al consumidor, en detrimento de las ventas a través de tiendas minoristas de terceros, no produjo el crecimiento anticipado.

Estos traspiés llevaron a la empresa a sufrir su mayor descalabro en la bolsa en más de 20 años y terminaron costándole el cargo de CEO a John Donahoe, quien fue reemplazado por Elliott Hill en octubre del año pasado.

En una llamada con accionistas, Hill comentó brevemente los planes que Nike tiene para Skims: «Hemos identificado una necesidad del consumidor y estamos creando un nuevo mercado para productos con estilo, ajustados y de alto rendimiento», afirmó.

Desde que asumió como CEO, Hill ha prometido una reestructuración que devuelva a Nike a sus raíces deportivas poniendo un mayor énfasis en los atletas que en la moda. A simple vista, la asociación con Skims podría parecer ajena a ese objetivo, pero la intención es convertirla en una baza para fortalecer el negocio del equipamiento para deporte femenino que desarrolla la compañía. Ese rubro le aporta US$ 8.600 millones en facturación, aunque está lejos de los 21.000 millones que ingresa por las ventas de productos masculinos.

Nike no compite sola en la carrera por conquistar a las mujeres que practican fitness, yoga y gimnasia. Empresas como Lululemon y Alo Yoga cuentan hoy con una cuota de mercado significativa.

Mientras, Nike y Skims avanzan en la conformación de su equipo exclusivo, con Kardashian a la cabeza. Así lo hizo saber en una publicación en redes sociales, donde mostró un gafete que la identifica como la primera empleada de NikeSkims.