Pautas salariales poco alentadoras

Si la inflación se mantiene en la meta durante el bienio próximo y se respetan las pautas, habría que ser muy optimista con la productividad y otras variables, para pensar que el empleo también pueda crecer sin que la actividad económica se resienta.

Autoridades del Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Economía dan conferencia tras reunión del Consejo Superior Tripartito.
Autoridades del Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Economía dan conferencia tras reunión del Consejo Superior Tripartito.
Foto: Leonardo Mainé/El País

Al inicio del nuevo gobierno ocupé mi columna en analizar las grandes líneas de acción que estaba proponiendo Gabriel Oddone desde el MEF, las que compartimos. Ahí señalamos los riesgos que enfrentaría para implementarlas. El principal de ellos, las discrepancias entre su diagnóstico y propuestas y los de los sectores mayoritarios de la fuerza política que integran el gobierno, encarnados en la dirección de varios ministerios clave (MIEM, MGAP, MTSS, entre otros). El otro, el apoyo político de Gabriel Oddone recae casi exclusivamente en el presidente Yamandú Orsi y su entorno.

Concluimos esa nota destacando tres hitos que debíamos esperar este año para valorar el éxito de las propuestas de Oddone: i) la necesaria continuidad y profundización de la política monetaria para consolidar la inflación en 4,5%; ii) las pautas salariales para encarar la ronda de Consejos de Salarios y iii) la ley de Presupuesto, que se aprobará hacia fin de año.

El primer hito avanzó favorablemente a mi criterio, cosa que abordé en mi columna de abril.

El segundo dio las principales señales a principios de este mes, cuando se conocieron las pautas salariales que regirán para julio 25- junio 27. Sobre éste voy a concentrar mi análisis de hoy.

Los lineamientos del Poder Ejecutivo

Se anunció que las pautas persiguen 2 objetivos:

a) aumentar los salarios reales con particular énfasis en los más sumergidos.

b) Propender al aumento del empleo.

Asimismo, se dijo que lo propuesto era consistente con otro objetivo importante que es el de cumplir con la meta de inflación de 4,5% durante los dos años (julio25-junio26 y julio26-junio27).

El BCU reforzó esa idea al afirmar en su última Minuta del Copom que “…la inflación se mantendría en torno a la meta de 4,5% anual durante los próximos 24 meses” y que “…las pautas salariales…guardan consistencia con las proyecciones del BCU y la meta de inflación”.

¿Cómo impactarán las pautas?

Nuestra preocupación radica en que el primero de los objetivos es voluntarista, sobre todo para bajos salarios. En efecto, existe un contingente relevante de trabajadores que recibe ingresos magros (aproximadamente 30%) pero eso está relacionado a puestos laborales que requieren baja capacitación, acorde con exigencias de escasa productividad.

Por lo tanto, cualquier intento por incrementarlos sin contrapartida en productividad solo puede afectar negativamente la rentabilidad empresarial (cuanto más intensivos en ese tipo de mano de obra, peor será el efecto). De lo anterior, es esperable que la economía responda con menor actividad económica y demanda de empleo, en particular para trabajadores de baja capacitación y en sectores más intensivos en esa mano de obra. Esto último no solo puede reducir los puestos de trabajo para este segmento. También puede empujar a algunas de esas actividades a abandonar la formalidad como mecanismo de subsistencia, como bien lo señalara Nicolás Cichevski en la semana anterior.

De cumplirse las proyecciones de inflación de 4,5%, los aumentos de salario real serían los que aparecen en el cuadro adjunto:

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Reforzando lo dicho antes, para que dichos aumentos reales no afecten la actividad y el nivel de empleo, las mejoras de productividad por franjas y global deberían acompañarlos.

Sin embargo, luce poco probable que así ocurra ya que la productividad en el último decenio ha estado prácticamente estancada. En efecto, según reportó Aldo Lema desde estas páginas la semana anterior, no hay razones para que eso mejore sustancialmente en el futuro inmediato, donde el PIB potencial crecería solo 1,6% en su análisis, usando las pautas del propio gobierno con el Comité de Expertos de la regla fiscal. Opinión que comparto.

Por lo tanto, si la inflación se mantiene en la meta durante el bienio próximo y se respetan las pautas, habría que ser muy optimista con la productividad y otras variables (como el aumento de la Inversión más cercano a 20% del PIB) para pensar que el empleo también pueda crecer sin que la actividad económica se resienta.

Si bien los riesgos anteriores han sido señalados por varios analistas, existe otro que no se ha mencionado. Si las pautas salariales terminan siendo “largas”, parte del ajuste puede venir por el lado de mayor inflación. En efecto, el hecho de que las expectativas en igual lapso estén aún por encima de la meta, en particular para los empresarios (formadores de precios), puede terminar presionando a que los precios crezcan más que lo que espera el BCU, a pesar de sus esfuerzos. La encuesta de Empresarios del INE no solo muestra que esperan una inflación de 6% en mediana para jul25-jun26 y jul26-jun27. También muestra que esperan que sus costos se incrementen 7% anual en ambos períodos, bastante más cerca de las pautas nominales del gobierno.

Entonces, la realidad puede terminar convalidando una combinación de ambos riesgos, mostrando un bienio con crecimiento anémico, caída de empleo, particularmente en los sectores más intensivos en mano de obra poco calificada, mayor informalidad e inflación por encima de la meta de 4,5%, como ya vimos en 2015-2019.

Este panorama poco alentador solo podría mejorarse si en la práctica las pautas generales terminan corrigiéndose hacia abajo en sectores y empresas con dificultades para alcanzar los exigentes supuestos de productividad, sea discriminando por sectores, tamaño y localización, etc.

Pero eso hoy es poco probable a la luz del voluntarismo del gobierno representado por el MTSS y del propio PIT-CNT.

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