Su celular está dañando su piel: por qué estar siempre disponibles es el nuevo detonante de eczema y rosácea

Especialistas exponen cuál es el verdadero efecto de los dispositivos electrónicos en el rostro (no es la luz azul) y la clave para un sueño reparador.

Jóvenes usan el celular
Joven usa redes sociales en su celular.
Foto: Freepik.

Redacción El País
La vida cotidiana transcurre con el celular en la mano: mensajes de WhatsApp que no paran, correos laborales fuera de horario, redes sociales abiertas “de fondo” y una avalancha constante de notificaciones. Esta dinámica, tan normalizada como agotadora, no solo incrementa los niveles de ansiedad, sino que también empieza a reflejarse en el espejo. Psicólogos y dermatólogos advierten que la hiperconexión —y el estrés que genera— puede desencadenar cambios visibles en el rostro.

La psicóloga Beatriz Sancovschi, profesora asociada del Instituto de Psicología de la UFRJ, explica que los dispositivos digitales funcionan como una falsa vía de escape para las personas ansiosas. “Buscan alivio, pero terminan reforzando la lógica algorítmica”, señala. Esa sensación de disponibilidad eterna —responder todo, estar siempre conectados, no perderse nada— termina empujando al cuerpo a un modo de alerta continuo.

Según Sancovschi, esa “reactividad permanente” es prácticamente una definición de ansiedad y, cuando se sostiene en el tiempo, repercute en funciones biológicas que incluyen la salud de la piel.

El rol del cortisol y los trastornos dermatológicos asociados

La dermatóloga Lilia Guadanhim detalla que el estrés prolongado activa el eje hipotálamo–hipófisis–suprarrenal, lo que dispara la liberación de cortisol. Esa hormona, cuando se mantiene elevada, altera la inmunidad, dificulta el sueño, modifica el metabolismo y favorece la aparición o el empeoramiento de problemas cutáneos.

Entre los cuadros más frecuentes menciona rosácea, dermatitis seborreica, dermatitis atópica y caída de cabello. Para equilibrar el impacto, recomienda incorporar hábitos saludables: ejercicio regular, técnicas de relajación y alimentación variada. En casos donde ya hay signos marcados, pueden considerarse tratamientos como bioestimuladores de colágeno, radiofrecuencia o ultrasonido microfocalizado, siempre con control profesional.

Mujer con acné
Mujer con acné mirándose al espejo.
Foto: Freepik.

Durante años se especuló con que la luz azul de los dispositivos podía empeorar imperfecciones o manchas. Sin embargo, Guadanhim aclara que ese temor ya fue desmentido: la intensidad de luz azul que emiten los celulares y computadoras es cientos de veces menor a la del sol.

El verdadero problema está en otro lado: la interferencia con la producción de melatonina. La exposición nocturna a pantallas dificulta el inicio del sueño profundo, altera los ciclos de reparación celular y termina generando sequedad, irritación y mayor sensibilidad. En personas propensas, esto puede intensificar eczema y rosácea.

Cómo cortar el círculo de estrés, mala calidad de sueño y piel irritada

Los especialistas coinciden en que la salida es integral. Reducir el uso de dispositivos antes de dormir, bajar las luces de la casa, crear rutinas relajantes y mantener horarios estables para acostarse puede marcar una diferencia concreta en el estado de la piel.

También existen protectores solares formulados con pigmentos minerales —como óxido de hierro, titanio o zinc— que actúan como barrera física frente a la luz visible y ayudan a reducir el estrés oxidativo.

Espejo, pelo, hombre, canas
Hombre observa la aparición de canas en el espejo.
Foto: Freepik.

En base a OGlobo/GDA

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