Redacción El País
El estudio, publicado en el Journal of Agricultural and Food Chemistry, reveló que tanto el vino tinto como el blanco pueden frenar la propagación de estreptococos, bacterias asociadas a la placa dental y a diversas enfermedades periodontales.
Los científicos comprobaron que los ácidos orgánicos de la uva actúan contra estas bacterias, logrando que muchas de ellas mueran tras pocas horas de exposición. De hecho, el vino tinto resultó levemente más eficaz que el blanco.
Aunque el cepillado de dientes y el enjuague bucal siguen siendo esenciales, pequeñas dosis de vino podrían funcionar como complemento natural para la higiene bucal y la salud dental.
La investigadora Maria Daglia subrayó que el vino puede actuar como un “agente antimicrobiano eficaz”.
Sin embargo, los expertos recomiendan consultar al médico antes de incluir bebidas alcohólicas en la rutina diaria, y sugieren alternativas naturales como el té verde y el agua de coco, también beneficiosas para la prevención de bacterias orales.