Redacción El País
La picazón vaginal es una molestia que afecta a muchas mujeres en algún momento de su vida. Aunque suele asociarse rápidamente con candidiasis, no siempre es la causa, y la automedicación puede empeorar los síntomas o retrasar un diagnóstico correcto.
La candidiasis vaginal se produce por un crecimiento excesivo del hongo Candida albicans, que normalmente convive en equilibrio con la flora vaginal. Cuando este balance se altera, aparecen irritación, ardor, flujo blanco y grumoso, dolor al orinar y molestias durante las relaciones sexuales.
Diversos factores aumentan el riesgo: uso de antibióticos, diabetes no controlada, embarazo, inmunosupresión, anticonceptivos hormonales, ropa ajustada o sintética, humedad prolongada y productos que alteran el pH vaginal. Es importante recordar que la candidiasis no es una infección de transmisión sexual (ITS) ni está relacionada con la falta de higiene.
Pero no toda picazón vaginal indica candidiasis. La vaginosis bacteriana y algunas ITS presentan síntomas distintos, como flujo grisáceo con olor fuerte o amarillento y espumoso, que requieren un enfoque diferente. Solo un examen médico puede confirmar la causa y evitar complicaciones o tratamientos inadecuados.
Algunas medidas simples ayudan a reducir el riesgo de infección:
- Usar ropa interior de algodón y prendas holgadas.
- Mantener la zona seca y evitar ropa húmeda por largos períodos.
- Limpiar solo la parte externa de la vagina con agua o jabón neutro, evitando duchas vaginales y productos perfumados.
- Mantener una dieta equilibrada, reduciendo azúcares simples y aumentando fibra, frutas, verduras y alimentos con probióticos.
Más allá de los síntomas físicos, la picazón vaginal puede afectar la vida íntima y la autoestima, generando incomodidad durante las relaciones sexuales y ansiedad frente a episodios recurrentes. La prevención, el diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado son claves para mantener la salud vaginal y el bienestar general.
En base a El Comercio/GDA
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