La fruta que alivia la acidez y aporta vitamina C: recetas sencillas con membrillo fresco

Aunque siempre se aconseja consumir frutas en su forma natural, un buen punto medio para consumir el membrillo es en compota sin azúcares agregados o asado con especias.

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Membrillos.
Foto: Freepik.

Con una textura dura y un sabor astringente, el membrillo fresco tiene un perfil nutricional potente y múltiples estudios le atribuyen propiedades beneficiosas para el organismo. “Es una fruta rica en fibra dietética, con un aporte interesante de vitamina C, antioxidantes como flavonoides y polifenoles y, en menor medida, minerales como potasio, magnesio y cobre", explica Milagros Sympson, nutricionista.

Originaria de Asia y el Mediterráneo, el cultivo del membrillo (Cydonia oblonga) se remonta a la antigua Grecia y Roma, donde se lo consideraba un símbolo de amor y fertilidad. Durante décadas se lo utilizó en la medicina tradicional por sus propiedades farmacológicas. Investigaciones publicadas en los National Institutes of Health (NIH) han estudiado su efecto antioxidante, antibacteriano, antifúngico, antiinflamatorio, diurético e hipoglucemiante, entre otros.

Entre los principales beneficios de incorporarlo en la dieta, Sympson destaca los siguientes:

  1. Aliado digestivo. En su formato fresco, el membrillo es rico en fibra natural, especialmente pectina, que es soluble y beneficiosa para la digestión, explica Sympson. Este tipo de fibra ayuda a regular el tránsito intestinal y puede contribuir a controlar los niveles de colesterol y azúcar en sangre.
  2. Bomba antioxidante. Con compuestos fenólicos y flavonoides, el fruto adquiere propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, ayudando a combatir el estrés oxidativo en el cuerpo, señala la nutricionista. Además, es buena fuente de vitamina C, también antioxidante, que actúa como protector contra el daño de los radicales libres, fortaleciendo el sistema inmunológico y la salud de la piel.
  3. Alivia los síntomas del reflujo. Varios estudios publicados en los NIH encontraron que el jarabe de membrillo puede ayudar a aliviar los síntomas de la enfermedad por reflujo gastroesofágico (conocido popularmente como acidez o reflujo), con una eficacia similar a la medicación.
Plato con membrillo
Plato con membrillo
Foto: Grok

¿Membrillo fresco o cocido?

Las diferencias entre el membrillo fresco y el membrillo cocido o en dulce (como el popular “dulce de membrillo”) se dan tanto en su composición nutricional como en sus características organolépticas (textura y sabor), observa Sympson. “Si bien en su formato cocido o dulce la fibra se mantiene, su efecto puede diluirse por la mayor proporción de azúcares agregados”, comenta la nutricionista, que recomienda limitar su consumo en este formato, especialmente en cuadros de diabetes, sobrepeso o problemas dentales.

Otra de las desventajas de cocerlo es que la cocción degrada parte de la vitamina C, reduciendo su contenido significativamente.

En materia calórica, 100 gramos de membrillo fresco contienen azúcares naturales (fructosa) en cantidades moderadas y aportan alrededor 57 calorías. Mientras que su versión cocida con azúcar puede superar las 300 calorías cada 100 gramos, dependiendo de la receta.

Aunque siempre se recomienda consumir las frutas en su forma natural, en la medida de posible, debido a sus características poco paliativas, Sympson identifica que un buen punto medio para consumirlo es en compota sin azúcares agregados o asado con especias.

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Compota de membrillo.
Foto: Commons.

Ingredientes y pasos para hacer compota de membrillo casera:

  1. Cortar en trozos dos membrillos grandes, pelados, sin el corazón, y ponerlos en una olla con una taza de agua, una rama de canela (opcional) y jugo de medio limón.
  2. Cocinar a fuego medio-bajo durante 25-30 minutos, hasta que el membrillo esté blando.
  3. Retirar la canela y triturar el membrillo con un tenedor o licuadora para obtener una textura suave.
  4. Servir tibio o frío. Es ideal para acompañar con yogur natural o avena.

Ingredientes y pasos para hacer membrillo asado con especias:

  1. Precalentar el horno a 180°C y poner dos membrillos cortados en mitades sin semillas.
  2. Condimentar con canela y jengibre y rociarlos con jugo de naranja o miel (opcional).
  3. Hornear durante 20 minutos o hasta que estén tiernos.
  4. Servir con un poco de queso fresco.

Sol Valls, La Nación/GDA

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