La Nación/GDA
El laurel, cuyo nombre científico es laurus nobilis, es una planta que proviene de la región del mar Mediterráneo. Desde su descubrimiento, su producción se expandió hacia la zona de Asia Menor, el resto de los países de Europa y hasta a América. Su árbol tiene un tamaño considerable, entre cinco y 10 metros de altura, lo que le brinda una estructura frondosa con un tronco gris.

Se le dan múltiples usos a esta hoja, que en la cocina se utiliza como hierba natural en recetas, remedios e infusiones. Asimismo, algunas personas sostienen los beneficios que el laurel posee al utilizarlo en el esoterismo.

Gracias a su sabor balsámico y frescura, el laurel puede ser utilizado en múltiples preparaciones culinarias. Su olor tiene notas a madera y un leve aroma similar al de la menta. Generalmente, se realiza un secado natural de sus ramas, proceso el cual ayuda a eliminar ciertos tonos amargos de su composición.

Muchas personas lo introducen en guisos o en recetas de cocción lenta, como salsas, paella y salteados. En muchas ocasiones se usa para marinar carnes, una técnica mediante la cual se deja por horas una proteína en contacto a diferentes elementos como hierbas, líquidos, especias, cítricos y aderezos, los cuales potenciarán su sabor.

Es muy común encontrar laurel en conservas como berenjenas al escabeche, morrones, pickles, sardinas, atún, tomate, anchoas y alcaucil, entre otras. Sin embargo, no es recomendable masticar e ingerir la hoja de laurel, ya que resultará dura y amarga para el paladar. Se aconseja introducirlo al comienzo de una preparación, en el fondo de cocción.

El laurel posee múltiples beneficios para el bienestar general, ya que permite aliviar ciertas dolencias. Una de las maneras más tradicionales de consumirlo para la salud en forma de infusión. Para esta se deberá calentar agua y cuando se encuentre en su punto de ebullición, colocar hojas de laurel, las cuales pueden estar secas o frescas. La preparación deberá cocinarse durante tres minutos y dejar reposar antes de beber.

• Fortalece el sistema inmunológico gracias a su cualidad antibacteriana.
• Puede ayudar a controlar la diabetes tipo dos porque mejora el funcionamiento de la insulina en el organismo.
• Posee un efecto expectorante, ideal para eliminar mucosa y flemas de las vías respiratorias.
• Ayuda a la digestión.
• Ayuda a calmar dolores, gracias a sus propiedades antioxidantes y antinflamatorias. Eso se debe a que sus hojas poseen taninos, linalol, eugenol y alcaloides.
• Los taninos le dan la propiedad astringente, que se puede utilizar muchas veces para controlar casos de diarrea.
• Posee cineol, un aceite esencial que disminuye el colesterol en la sangre. Es por esto mismo que contribuye con la prevención de problemas cardiovasculares.

En la Antigua Grecia y Roma, esta planta ha sido utilizado como símbolo de inmortalidad y poder. Es por ello que las coronas de laurel se han popularizado a lo largo de los años, ya que se creía que sus hojas podían proteger a las personas de las energías negativas y las maldiciones.

A su vez, los romanos consideraban que el laurel atraía a la fortuna, creencia que se mantiene vigente con el paso de los siglos. De esta manera, es posible encontrar sus hojas en algún ritual esotérico.

Algunos de los usos del laurel pueden ser:

• Colocar hojas en la billetera para atraer el dinero.
• Ubicar un ramo de laurel arriba de la puerta del hogar, con el fin de ahuyentar las malas energías.
• Dormir con tres hojas bajo la almohada para eliminar el estrés y las preocupaciones.
• Realizar una limpieza del hogar al quemar sus hojas para sahumar los ambientes.
• Prender una vela verde por encima de esta hierba puede ayudar a atraer la abundancia.