Dietas ricas en proteínas: beneficios para la saciedad y riesgos de desequilibrio si se exceden

Seguir planes hiperproteicos puede ayudar a perder peso, pero abusar de ellos, sobre todo con carnes rojas y pocos carbohidratos, aumenta riesgos digestivos, renales y cardiovasculares.

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Alimentos ricos en proteínas.
Foto: CCNull.

Redacción El País
Las dietas ricas en proteínas suelen ser populares porque ayudan a perder peso con rapidez. Esto ocurre debido a que los alimentos proteicos generan mayor sensación de saciedad y, en consecuencia, disminuyen la ingesta calórica. Sin embargo, no todo es tan positivo.

Según la Clínica Mayo, seguir un plan de alimentación con exceso de proteínas durante largos periodos puede provocar efectos adversos en el organismo, especialmente cuando se reducen drásticamente los carbohidratos.

Un ejemplo de este tipo de tendencias extremas es la llamada dieta carnívora, que está basada casi por completo en alimentos de origen animal y con una exclusión casi total de los carbohidratos.

El gran problema de este enfoque es que la persona deja de consumir nutrientes esenciales y fibra, indispensables para el buen funcionamiento del cuerpo. Como consecuencia, pueden llegar a aparecer síntomas molestos como dolor de cabeza, estreñimiento y mal aliento.

A todo esto se suma que muchas dietas hiperproteicas incluyen un consumo elevado de carnes rojas, embutidos y otros alimentos con altos niveles de grasas saturadas. Estos productos están relacionados con un aumento del colesterol LDL, conocido como “colesterol malo”, lo que eleva el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares a mediano y largo plazo.

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Foto: Freerange.

Otro de los órganos que puede resentirse es el riñón. En personas que ya sufren enfermedad renal, una dieta demasiado rica en proteínas puede agravar su condición, ya que el organismo se ve obligado a procesar una gran cantidad de productos de desecho derivados de las proteínas, lo que dificulta su eliminación. Por eso, los especialistas aconsejan evitar este tipo de planes sin supervisión médica.

Vegetal y animal.

Lo mencionado no significa que una dieta proteica sea negativa en sí misma. De hecho, puede ser saludable siempre que se diseñe de forma equilibrada e incluya fuentes variadas y de calidad. Los expertos recomiendan priorizar las proteínas de origen vegetal, como la soja, los frijoles y las lentejas, así como los frutos secos y las semillas. En el caso de las proteínas animales, lo ideal es optar por pescado, pollo magro sin piel, carne magra de cerdo, productos lácteos bajos en grasa y claras de huevo.

Estas alternativas aportan nutrientes esenciales sin los riesgos asociados a la carne procesada o a los cortes con exceso de grasa.

Antes de comenzar una dieta de adelgazamiento basada en proteínas, los especialistas insisten en la importancia de consultar con un profesional de la salud. Esto resulta fundamental en personas con diabetes, enfermedad renal u otras patologías crónicas, ya que cada organismo tiene necesidades distintas y puede reaccionar de manera diferente frente a un plan restrictivo.

La clave está en la moderación y en la variedad. Una dieta con un buen aporte de proteínas puede ser beneficiosa, pero debe combinarse con carbohidratos saludables, frutas, verduras y fibra.

Evitar los extremos es esencial para que la alimentación cumpla su objetivo de aportar energía y bienestar, sin convertirse en un riesgo para la salud a largo plazo.

En base a El Tiempo/GDA

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