Qué es el Día del Perdón y cómo podemos aprovechar esta energía para reparar nuestros errores

Este atardecer marcará el inicio de Yom Kippur o el Día del Perdón, una fecha con un significado profundo que nos invita a conectar con nuestra esencia.

Abrazo
Mujeres abrazándose.
Foto: Freepik.

Hoy comenzará el Día del PerdónYom Kippur, en hebreo—, la fecha más sagrada del calendario judío y una jornada marcada por la reflexión, la introspección y el crecimiento. Desde este atardecer hasta el anochecer de mañana, el pueblo judío se abstendrá de comer y beber, vestir zapatos de cuero, bañarse, tener relaciones sexuales y untarse aceites o lociones en la piel, pero, sobre todo, se dedicará a la teshuvá, es decir, al retorno al camino del bien a través del arrepentimiento, el perdón y el cambio.

De acuerdo a un estudio publicado en la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos (Forgiveness, Stress, and Health: a 5-Week Dynamic Parallel Process Study), el aumento del perdón está asociado a una disminución del estrés y una reducción de síntomas de salud mental. ¿Qué podemos aprender del Día del Perdón para nuestra vida diaria? ¿Cómo influye la capacidad de pedir perdón en nuestro bienestar? El País conversó al respecto con el rabino Mendel Shemtov, de Beit Jabad del Uruguay.

— ¿Qué significado tiene el perdón en el judaísmo?
— Se trata de una herramienta poderosa que no sólo permite borrar el pasado, sino también transformar el presente. Cuando hablamos del perdón con el prójimo, uno puede quedarse con el error y dejar que eso eche raíces y genere heridas más profundas, o disculparse y hacer que algo que podría volverse cada vez más grande, deje de existir. Además, cuando uno logra sacarle el jugo al perdón y usarlo de forma correcta, la relación con el otro no solamente queda igual que antes sino que incluso puede mejorar. Quizás, si uno no se hubiera equivocado, reconocido su error y arrepentido, no se hubiera dado cuenta de la importancia que tiene ese vínculo en su vida.

Toda caída debe aprovecharse para una subida mayor; todo error personal, interpersonal o de uno con Dios tiene que servir como trampolín para llegar más alto. De la misma forma, el perdón se presenta como una oportunidad para preguntarnos cómo podemos mejorar el vínculo; en el caso, por ejemplo, del creador, cómo podemos hacer para que la relación con Dios sea más presente, más profunda, más amplia.

Personas tomadas de la mano
Personas tomadas de la mano.
Foto: Freepik.

— ¿Por qué un día entero dedicado al perdón?
— En la Torá —la Biblia—, Dios define el décimo día del mes de Tishrei, que es el mes corriente, como el Día del Perdón. Esto se originó en el Monte Sinaí, donde, después de recibir los diez mandamientos y la Torá, Moises descubrió que el pueblo judío había pecado al adorar a un becerro de oro y negoció con Dios para que los perdonara. Fue el 10 de Tishrei cuando Dios dijo: “Los perdono, tal como pedís”. Lo interesante es que, según la tradición judía, las fechas no son solamente conmemorativas sino que contienen una energía especial. Cada 10 de Tishrei se revive lo que sucedió aquella vez y hay una energía palpable a la que uno puede acceder; una energía de reconciliación, de perdón, de retorno.

En Yom Kippur la esencia del alma está a flor de piel: uno puede ver más allá de las capas que acumula durante el año, no necesariamente positivas, y desde ese lugar buscar el perdón y la sanación. Si uno se juzga a sí mismo y a los demás por lo que hacen o no hacen, lo que tienen o no tienen, lo que dicen o no dicen, entonces siempre verá la parte externa. En su lugar, si uno es capaz de ir más allá del exterior, puede conectar con la esencia, lo que lo une con el prójimo y con Dios.

— ¿Cómo aplica esto en el perdón a uno mismo?
— Justamente, uno no puede perdonarse si se juzga por lo que hay en su exterior. Uno no es lo que hizo; es lo que es, e hizo lo que hizo. Si nos definimos por lo que hicimos, entonces nunca veremos lo que realmente somos.

Todos los días deberíamos conectar con esa parte interna nuestra. Vivir así a diario sería maravilloso. Pero al menos hay un día al año, llamado Yom Kippur, donde esa esencia brilla y es más accesible. Desde ese lugar uno puede perdonarse, perdonar al prójimo y pedir a Dios que lo perdone.

Hombre pensativo, reflexión
Hombre pensativo reflexiona sentado en el sofá.
Foto: Freepik.

— ¿Qué se hace en este día para promover la conexión con la esencia de cada uno?
— La Torá nos indica que en Yom Kippur debemos abstenernos de aquello que hacemos a diario; esas cosas que nos llevan a sentir más lo material y menos lo espiritual. Por eso, no comemos ni bebemos, no lavamos el cuerpo ni untamos aceites o lociones en la piel, no usamos calzado de cuero ni tenemos relaciones íntimas. Nos despojamos de estas actividades que sí, son necesarias y están permitidas los demás días del año, pero en el Día del Perdón nos apartamos de ellas para enfocarnos en lo esencial. Cuando uno no está ocupado haciendo lo que satisface su cuerpo, puede conectar con aquello para lo que quizás en el día a día no tiene el tiempo o la tranquilidad para hacer.

Más allá de que es una fecha que Dios le regaló al pueblo judío, Yom Kippur es un día que llama a todos a la reflexión y la introspección. Nos invita a preguntarnos dónde estamos parados; si vamos en la dirección que debemos o nos lleva la inercia, las modas, la sociedad. Cada uno tiene la libertad de darle un sentido y un propósito a su vida, pero ¿qué está haciendo para cumplir con ese propósito? Es una pregunta que nos lleva a hacer balances, corregirnos y tomar decisiones que nos ayudan a retornar a nuestro camino.

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